sábado. 20.04.2024

Este 15 de marzo se cumplen oficialmente cinco años de conflicto en Siria, un tiempo en el que más de 11,5 millones de personas han tenido que huir de su hogar para salvar sus vidas.

Otros muchos siguen en Siria, como desplazados, intentando buscar un lugar seguro dentro de su país, en el que prefieren seguir viviendo a pesar de la guerra. Otros, alrededor de 4,8 millones, viven como refugiados en los países limítrofes con Siria.

Por su parte, alrededor de medio millón de refugiados sirios ha alcanzado la costa europea, pero más de 10.300 personas han fallecido o han sido dadas por desaparecidas en su intento de llegar a Europa, según la cifras ofrecidas por Acnur coincidiendo con el triste quinto aniversario de la guerra civil en Siria, "uno de los conflictos más graves que vive el mundo actualmente".

Más de 10.300 personas han fallecido o han sido dadas por desaparecidas en su intento de llegar a Europa

Acnur denuncia que la destrucción y la desolación continúan ancladas en Siria, un país que entra este mes en su sexto año de conflicto. "60 meses de enfrentamientos, bombardeos, violencia, secuestros y terror han dejado una profunda huella no sólo en los edificios e infraestructuras del país, si no, sobre todo, en los civiles sirios", destaca la ONG.

También subraya que en cada nuevo aniversario del conflicto, la situación se ha ido volviendo más compleja. "En territorio sirio, la violencia generalizada y el terror han seguido vaciando pueblos y barrios enteros".

A día de hoy, 6,6 millones de civiles han tenido que abandonar sus hogares y desplazarse dentro de Siria de un lugar a otro a medida que la guerra ha ido llegando a la puerta de sus casas. Algunos han tenido que desplazarse incluso en varias ocasiones. Otros llevan meses atrapados en lugares que se encuentran asediados, señala Acnur.

La llegada de los convoys con ayuda humanitaria ha ayudado a aliviar un poco su situación, pero las condiciones en las que se encuentran muchas personas dentro de Siria son alarmantes, como se pudo comprobar hace unos meses en la localidad sitiada de Madaya, un pequeño pueblo de montaña a 40 kilómetros al noroeste de Damasco, donde más de 40.000 civiles estuvieron tres meses sin poder recibir ayuda hasta que el pasado 11 de enero un convoy de camiones pudo acceder y llevar ayuda de emergencia.

Desesperada situación

Acnur destaca que fuera de Siria, en los países limítrofes, la desesperanza empieza a hacer mella en los 4,8 millones de sirios que han huido del país y se han convertido en refugiados. Y más allá de la región, a las puertas de la propia Europa, la desesperación comienza a frustrar las últimas esperanzas de los miles de sirios que han llegado al viejo continente en busca de seguridad y que se encuentran atrapados en sus fronteras.

"La crisis siria ya no se circunscribe a un único territorio geográfico: se ha convertido en una crisis global", subraya Acnur

"La crisis siria ya no se circunscribe a un único territorio geográfico: se ha convertido en una crisis global que está dejando cifras de refugiados sin precedentes en Europa desde la Segunda Guerra Mundial y que está poniendo al límite los recursos de países como Turquía, Jordania o Líbano" subraya Acnur.

Millones de sirios llevan años viviendo en el exilio, han visto agotarse sus pocos ahorros y se están quedando sin recursos para sobrevivir. En Jordania, Acnur les asiste en los campos de refugiados, en Líbano sobreviven en asentamientos improvisados y en Turquía habitan en pisos precarios en las ciudades o en los campos que ha instalado el gobierno.

Historias del horror vivido

Cinco años después, en cualquiera de los puntos donde los sirios han huido en busca de refugio "hay miles de historias que relatan los horrores vividos en Siria y la falta de esperanza".

Historias como la de Yousef, de 113 años, el habitante más anciano del campo de refugiados de Za'atari (Jordania), el segundo más grande del mundo, donde viven más de 79.000 refugiados sirios que han huido de la guerra.

"La suya es una historia de amor y fe, de guerra y exilio, de cigarrillos y nostalgia por su hogar en Daraa", relata Acnur. Es la historia de un hombre que puede narrar décadas de una vida que, en su etapa final, se ha visto truncada por la guerra siria.

Postrado en una cama, este patriarca sirio se aferra a sus cigarrillos y a su rosario tanto como a la vida. Una vida de más de 100 años que podría acabar en un campo de refugiados, algo que él quiere evitar a toda costa. Su último deseo es que, el día que muera, le entierren en su Siria natal, un país devastado por cinco años de guerra.

Los dos años que lleva viviendo en el campo de refugiados de Za'atari han minado su salud y ahora Yousef apenas puede caminar y ha perdido capacidad auditiva. Su hija cuida de él, pero dice que se le parte el alma cuando le ve en esta situación.

Todas las personas que habitan el campo de Za'atari también han perdido todo a causa de la guerra. Como Yousef, son refugiados, pero él es el mayor de todos, y quizá también una de las personas más mayores del mundo.

O la historia de Hussam, un chico sirio de 16 años que vive en el campo de refugiados de Azraq, en Jordania. Su aspecto es el de cualquier chaval de su edad, sin embargo, su vida ha sido y es muy diferente.

Su colegio fue bombardeado mientras estaba en clase. Afortunadamente, salió ileso pero no todos tuvieron la misma suerte que él. "Mi mejor amigo murió", cuenta a los voluntarios de Acnu mientras comienza a llorar. Este episodio fue el detonante para que la familia de Hussam abandonara Siria.

Actualmente vive con su madre y un hermano en este campo de refugiados. Su hermano mayor está en Turquía intentando acceder a la universidad y sus otras dos hermanas continúan en Siria. Por otro lado, su padre y otro de sus hermanos están en Alemania.

Hace más de un año que se separaron y desde entonces no se han visto. En Azraq es habitual ver muchas familias sirias que han quedado separadas por el conflicto y que tienen a varios de sus miembros o parientes cercanos en otros países, cuenta la ONG.

Hussam es un adolescente muy inteligente y con muchas ganas de estudiar. En tan sólo tres meses, ha aprendido inglés en el campo y lo habla fluidamente. Además, a pesar de las dificultades, sigue estudiando, escribiendo y jugando al ajedrez, una de sus grandes pasiones.

"Quiero ir a la universidad para ser ingeniero", dice con una mezcla de esperanza y tristeza a la vez. Sabe que su situación es muy complicada y el futuro está a la vuelta de la esquina. No obstante, Hussam no pierde la ilusión de llegar a ser ingeniero porque, asegura, "necesitaremos muchos ingenieros para reconstruir Siria".

No es un caso aislado. Toda una generación de niños sirios está afectada por este conflicto. Se enfrentan al trauma de lo que han visto y vivido y al panorama de un futuro incierto.

Han perdido años de escuela y tienen ante sí múltiples retos: "una vida en condiciones precarias en los países de acogida, un día a día monótono y sin futuro en los campos de refugiados o la propia muerte en el Mediterráneo", señala Acnur, que destaca que dar protección a los menores y atender sus necesidades es uno de los principales focos del trabajo de la organización, tanto en Siria como en los países limítrofes y en Europa.

Las escalofriantes cifras que dejan cinco años de conflicto en Siria
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