"El día que me hice el by pass gástrico empezó una nueva vida", así lo confiesa María Carmen García, una pamplonesa que llegó a pesar 122 kilos y que ha logrado rebajar esa peligrosa cifra hasta los 57 kilos. Más que una cuestión de imagen, los problemas de salud que estaba sufriendo esta madre de familia afectaban ya a toda su vida diaria.
Como Mari Carmen, su marido Juan Antonio Vélez también le ha ganado la batalla a una obesidad mórbida que hacía cuesta arriba su día a día: "Andaba una hora y notaba que me ahogaba; ahora eso no me pasa". Juan Antonio ha pasado de 157 kilos, aunque llegó a pesar más, a quedarse alrededor de los 94 kilos.
Juntos han perdido 136 kilos después de someterse a sendas operaciones de by pass gástrico en la Clínica Universidad de Navarra. Primero se sometió a la prueba la madre, después de dos embarazos prácticamente seguidos y una constitución ya de por sí elevada de peso. Su mejoría fue notable y convenció al marido de pasar por el quirófano para desprenderse también de la 'mochila' que estaba dificultando sus vidas.
Mari Carmen y Juan Antonio tienen dos hijos pequeños, que son los que más han podido notar el cambio de sus padres: "Antes teníais la tripa como Peppa Pig y ahora no tenéis la tripa gorda, ahora sois guapos". Más allá del notorio cambio físico, este matrimonio ha experimentado una extraordinaria mejoría en su calidad de vida, como confiesa la madre de familia: "Caía en la tentación de pensar 'estaba un poco gordita, pero no es para tanto' y en realidad sí era para tanto".
