sábado. 20.04.2024

Juan Ramón Carrancio (Miranda de Ebro, 1967) entraba en el Parlamento de Cantabria en 2015 de la mano de Ciudadanos. A mitad de legislatura decidió abandonar el partido de Albert Rivera junto a cientos de militantes en la comunidad por la deriva que estaba tomando la formación. Aunque dejó de pertenecer a un partido, conservó su acta de diputado, continuando en el Hemiciclo en el Grupo Mixto ejerciendo política, llegando a firmar un acuerdo con el Gobierno PRC-PSOE para apoyar los presupuestos anuales, y siendo el único diputado que votó en contra de la Ley de Igualdad aprobada en Cantabria en 2018. Ahora, ante la cita electoral del 26 de mayo, se presenta como cabeza de lista de una joven formación, OlaCantabria, creada por él mismo en colaboración con varios ex integrantes de Cs. 

OlaCantabria es una formación nueva y se presenta en 16 municipios, además de la autonómica. ¿Cree que tendrán la fuerza suficiente para lograr representación?

Cuando formamos OlaCantabria no nos planteamos si era el mejor momento o el peor. Nos hemos lanzado porque pensamos que era lo correcto

Nos presentamos en un momento muy agitado, y esto reduce las posibilidades de alguien nuevo. Pero cuando formamos OlaCantabria no nos planteamos si era el mejor momento o el peor. No hemos buscado apoyos. Nos hemos lanzado porque pensamos que era lo correcto. En municipios como Bareyo, donde la candidata es conocida y es pequeño, contamos con sacar representación. En otros más grandes también, como Astillero, Santoña o Reocín. Cuanto más grande es el lugar donde te presentas empieza a pesar más la marca, y ahí tenemos la incertidumbre, particularmente en Santander. No sabemos si la imagen de Cora Vielva o la mía propia tienen suficiente peso o han gustado. Es una incógnita, y no nos podemos fiar de los medios, porque las encuestas no nos contemplan. Tenemos una ventaja, y es que todos tenemos modo de ganarnos la vida. Ninguno ha llegado hasta aquí dependiendo de cargos políticos, como por desgracia ocurre en los partidos viejos y en los nuevos.

Muchos de sus candidatos no son conocidos. ¿Puede ser esto una ventaja?

Para nosotros sí. Pueden no ser conocidos a nivel político, pero son gente conocida en su municipio, que han tenido negocios durante años. Planteamos algo diferente a los demás. Me deja tranquilo porque pienso que estamos haciendo lo correcto. Si no son conocidos ya lo serán, y si no llegan a serlo será porque la sociedad ha decidido que no lo seamos.

Hay fuerzas políticas a las que se les llena la boca con que son todos unos corruptos, pero llegan al Parlamento y no hacen nada

Presentaba su lista haciendo hincapié en la lucha contra la corrupción y el despilfarro. ¿Va a ser este su caballo de batalla si llega al Parlamento?

Ya lo ha sido estos cuatro años. Hay fuerzas políticas a las que se les llena la boca con que son todos unos corruptos, pero llegan al Parlamento y no hacen nada. He tenido que estudiar los presupuestos de estos cuatro años, y de años anteriores, y estoy convencido que frenando esas cuestiones se equilibran las cuentas sin recortar servicios a la ciudadanía. Uno de los pocos sinsabores que me he llevado ha sido no poder seguir con el procedimiento contra el consejero de Economía. Teníamos pruebas de peso, el TSJC vio indicios pero se decidió archivarlo. Podíamos recurrir, pero no lo hicimos porque no teníamos dinero. Esta es la diferencia, porque esas mismas pruebas las tenían los demás partidos. Nadie hizo nada. Está muy bien quejarse, pero están muy cómodos con la situación como está. 

Por lo que dice, ¿cree que existe un pacto de no agresión entre partidos?

Estoy convencido de que sí, y solo se implican cuando el asunto es muy sangrante. Estoy pensando en el PP y las denuncias por los fraccionamientos de contratos en Sanidad. Esto se hace para luego dar los contratos menores a dedo a amigos. De hecho, uno de los beneficiarios de estos contratos es hijo de un alto cargo socialista. Pero claro, miras presupuestos anteriores y resulta que fraccionamiento de contratos ha habido toda la vida, lo que lleva a pensar que todos utilizan las mismas tretas. Puede que esto de los contratos no sea ilegal, pero sí inmoral. También tenemos interés en eliminar ese monstruo de parque de empresas públicas que tenemos en Cantabria, donde se manejan cientos de millones de euros de forma muy opaca.

Hay que reducir el sistema público empresarial, dejarlo prácticamente en nada

¿Cuáles son las prioridades que a su juicio necesita Cantabria?

Hay varias cuestiones. No comprendo que un administrador público no pretenda conseguir el equilibrio presupuestario. Si lo conseguimos es cuestión de tiempo que eliminemos la deuda. Ahora mismo se van 400 millones de euros en deuda. Es casi tan grande como la Consejería de Educación, que es la segunda más grande del presupuesto. Y hay que reducir el sistema público empresarial, dejarlo prácticamente en nada. Lo que tenga que hacer la administración pública que lo haga la administración pública, las consejerías y sin empresas de por medio donde la actuación se escapa de los ojos del interventor. Y si no, a manos privadas.

Todo el mundo habla de que hay que favorecer la instalación de industrias. Pero los gobiernos de Revilla y Nacho Diego han jugado a ser empresarios con dinero público, en cuestiones que todavía están los juzgados. La administración no tiene que dedicarse a eso. Tenemos empresarios y empresas cántabros con ganas de crear trabajo en Cantabria que llevan años demandando ayuda para crear riqueza. Hay que facilitarlo, no regalárselo. Tenemos un Año Santo Lebaniego, lo trabajamos cada siete años y creamos una fundación con dinero público que no sabemos a dónde va. Campoo se va muriendo industrialmente, y solo han sabido meter millones en una estación de esquí que va a dar trabajo a dos docenas de personas. Y el resto es meter dinero en Sidenor. Nosotros tenemos una alternativa, crear un circuito de velocidad, que siempre llevan asociado un polígono industrial y no hay ninguno en el norte de España. Tenemos una clase política que se dedica a vegetar legislatura tras legislatura en el presupuesto. Son incapaces de tener una iniciativa que despierte el tejido económico cántabro.

El candidato de OlaCantabria al Parlamento autonómico, Juan Ramón Carrancio | Foto: edc

Por lo que explica, ¿son partidarios de eliminar las empresas públicas?

Sí, no tiene que haber empresas públicas. Nadie ha sido capaz de explicarme con razones de peso por qué tienen que existir más de 40 empresas públicas en Cantabria manejando cientos de millones de euros. No hay nada, salvo que el dinero se maneja con menos control y el personal se contrata a dedo en la mayoría de las ocasiones. No pasan oposiciones. Y los políticos ya tienen muchos puestos para colocar a sus amiguetes.

Si hay acuerdo es con entrada en el Gobierno. Nada de acuerdos puntuales porque no los van a respetar

Entiendo que mucha de la gestión de estas empresas públicas pasaría a las consejerías. ¿Qué ocurriría con el personal?

Habrá que abrir una oposición, ya veríamos cómo. En alguna empresa pública hay trabajadores que sí han hecho oposición para entrar. Por supuesto, si han pasado por proceso selectivo habrá que valorárselo de alguna manera, pero eso son detalles técnicos. Hay una inmensa mayoría que están ahí porque son amigos de…, y si quieren seguir trabajando tendrían que pasar un examen. No sería de un día para otro, pero en una legislatura da tiempo a hacer una gran limpia, y creo que debe hacerse.

Todo apunta que el Parlamento volverá a estar fragmentado. En caso de tener que pactar o llegar a acuerdos, por ejemplo, para los presupuestos, ¿qué líneas rojas marca OlaCantabria?

He visto lo que ha ocurrido en esta legislatura. Yo mismo he firmado un acuerdo, y he visto que algunos consejeros han cumplido y otros no. Como no estaba en el Gobierno, no ha habido manera de obligar. Por tanto, si hay acuerdo es con entrada en el Gobierno. Nada de acuerdos puntuales porque no los van a respetar. Y todo se negocia sobre el programa, no miro colores políticos.

No podemos defender la igualdad entre sexos cuando en los artículos de la Ley se dice que uno tiene preferencia sobre otro por el motivo que sea

Usted votó en contra de la Ley de Igualdad aprobada en el Parlamento de Cantabria el 4 de marzo. ¿Está en contra o es que cree que se puede mejorar?

Si hubiera sido solo matices para mejorarla, posiblemente me hubiera abstenido. La Ley de Igualdad aprobada en el Parlamento de Cantabria es una basura. En la mitad de sus artículos promulga la desigualdad. No podemos defender la igualdad entre sexos cuando en los artículos se dice que uno tiene preferencia sobre otro por el motivo que sea. En la función pública, por ejemplo, un artículo dice literalmente que si hay dos candidatos empatados a puntos, un hombre y una mujer, y solo una plaza, entra una mujer por ser mujer. Eso no es una Ley de Igualdad. Tenemos que escoger al mejor. Estamos llegando a un punto de absurdo total. Es una ley sectaria y mala.

¿Y contemplan en su programa una nueva Ley de Igualdad, o una reforma de la ya aprobada?

No, pero lo haríamos. La Consejería trabajaría para reformar todos los aspectos que entendemos que no hacen eficaz esa ley. En muchas ocasiones los partidos se mueven por sectarismo, se legisla pensando en el momento político y en a quién se rechazan las enmiendas, y es una pena trabajar así.

Puede que el partido ultraderechista Vox entre en el Parlamento de Cantabria. ¿Cómo ve esta incorporación a la política regional?

La irrupción de Vox por un extremo, y de Podemos por otro, nos dice que pueden influir en las decisiones que nos afectan a todos

Con preocupación por lo que significa. Con la misma preocupación con la que vi la aparición de Podemos. Lo queramos o no, uno es extrema derecha y otro extrema izquierda. Hay países en Europa con sistemas democráticos más antiguos y asentados que el nuestro que tienen ilegalizados cualquier partido que quiera romper el país. Ahora mismo no tendríamos el problema de los independentistas, serían ilegales, lo cual me parece una política muy sana. Y también está ilegalizado cualquier partido comunista o fascista. La irrupción de Vox por un extremo, y de Podemos por otro, nos dice que pueden influir en las decisiones que nos afectan a todos. Y si ya he dicho que no me gusta cómo hacen leyes los partidos normales, de estos partidos espero muy poco bueno. De Vox en concreto, no sé ni qué esperar.

Entonces, y aunque a la hora de pactar vayan con el programa por delante, ¿con estos partidos no hablaría?

Costaría muchísimo más. En esta legislatura ha habido cuestiones en las que he votado con Podemos o con el PP. Desde el momento que entramos aquí, nuestro trabajo es conseguir que las cosas funcionen mejor para los cántabros, y si eso significa apoyar algo de Podemos o de Vox, claro que lo voy a hacer. Otra cosa es formar gobierno con ellos, que es muy complicado. Si se llaman extremos es por algo, cuando nosotros nos definimos de centro. Estos partidos plantean el debate como un enfrentamiento, el otro espectro ideológico es el enemigo, y eso es peligroso. Lo vimos en España hace 80 años y tendríamos que haber aprendido algo de ello.

¿Mete en el mismo saco entonces a Vox y a Podemos?

Para mí sí. Si coge una esfera y va desde el centro, uno por cada lado, al final se van a dar la mano. Es lo que tienen los extremos. Están juntos, más de lo que quieren reconocer. Hay estudios sociológicos que dicen que hay votantes de Vox que en las pasadas elecciones votaron a Podemos. Yo me lo creo.

“Vox y Podemos están en el mismo saco, más de lo que quieren reconocer”
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