viernes. 19.04.2024

Luis del Piñal (Santander, 1991) se ha proclamado coordinador autonómico de Podemos Cantabria tras unas primarias en las que presentó una lista de consenso con la que, asegura, se han dejado atrás los momentos más tensos que ha vivido el partido en los últimos años. Ahora, como él mismo dice, toca mirar al futuro, no solo de la formación, que busca tener más presencia municipal, sino de Cantabria, que debe afrontar los efectos de la crisis de la COVID-19. Hablamos con él sobre las necesidades de la Comunidad y la tensión del escenario político.

¿Cómo afronta la nueva etapa al frente de Podemos Cantabria?

Bastante ilusionado. Estos últimos meses ha habido mucho trabajo de reestructuración del partido, de cerrar las pequeñas heridas que podía haber. Ahora, por primera vez desde que se fundó el partido en Cantabria vamos todos a una. Es algo histórico. Por lo tanto, muchísimas ganas, sobre todo de ser útiles para la ciudadanía. No tanto ser el partido que siempre le dice al Gobierno todo lo que hace mal, sino el que le presenta alternativas viables, y es lo que vamos a hacer desde el primer momento.

¿En este objetivo se enmarca la mayor presencia de Podemos en los municipios, como defiende su proyecto?

Un partido es lo que es gracias a los militantes de base, y a ellos lo que les importa es su municipio

Efectivamente. El municipalismo es la base de la política, lo más cercano a la gente. Y es mucho más apasionante porque es directo, lo que se hace y decide es tangible, no tienen que pasar meses o años, como en la política autonómica o nacional. Creo que es lo más importante, y creo que no fuimos capaces de verlo en su momento. Un partido es lo que es gracias a los militantes de base, y a ellos lo que les importa es su municipio.

¿Esto supone que va a haber una nueva edición de Arronti o de asambleas similares?

No solo vamos a tener eso. Ha habido ocasiones en las que la dirección no tenía tanto contacto con la militancia. El equipo que hemos formado ahora está compuesto por 12 personas más el coordinador autonómico, y en unos meses entrarán seis personas más elegidas directamente por los círculos. Queremos dar más participación al militante municipal, al que se deja la piel día a día haciendo política en sus municipios.

La formación ha vivido una época muy convulsa a nivel interno. ¿Se ha superado esa etapa?

Por primera vez desde que se creó el partido en Cantabria hemos conseguido una lista única

Desde luego que sí. Todo el proceso de cicatrización se ha venido haciendo en estos meses, y ahora por fin hay unidad en toda la militancia. Por primera vez desde que se creó el partido en Cantabria hemos conseguido una lista única. Es una maravilla trabajar en un proyecto cuando todo el mundo está motivado y con unos objetivos comunes.

Una lista que es de consenso…

Lo que pretendíamos es que la lista fuera representativa de lo que es Podemos en esta Comunidad Autónoma y sus distintas visiones políticas, pero por otro lado también queríamos que fuera representativa de lo que es Cantabria, y eso es muy importante. Somos una comunidad pequeña pero con grandes diferencias entre comarcas. La lista tiene un equilibrio entre la representatividad política y la territorial.

Quedan tres años para las elecciones. ¿Qué le transmite la calle?

En general, lo que nos dice todo el mundo es que ojalá pudiera haber en Cantabria un gobierno con las sensibilidades que hay en el Gobierno de España, y es por lo que vamos a luchar. Está muy bien decir consignas bonitas, pero queremos que todo sea algo realizable y tangible, y que la gente vea que somos capaces de hacerlo.

Acabamos de superar un estado de alarma. ¿Por dónde debería pasar la nueva normalidad en Cantabria?

Vamos a presentar al Gobierno de Cantabria el ‘Plan de Futuro para la Cantabria post Covid-19’ en julio, con 400 medidas a corto y medio plazo

Una de las cosas que más nos preocupa es la falta de futuro, y creo que lo ven todos los cántabros. Seguiría existiendo aunque no hubiera ocurrido esta pandemia mundial. Ya lo vimos con ese otoño-invierno industrial que sufrió nuestra Comunidad Autónoma, y que ahora se va a agravar. Vamos a presentar al Gobierno de Cantabria el ‘Plan de Futuro para la Cantabria post Covid-19’ en julio, con 400 medidas a corto y medio plazo para transformar industrialmente la comunidad y adaptarla a la realidad actual. Aquí se ha apostado todo únicamente a dos casillas: la construcción y el turismo. Además, interrelacionadas entre ellas. Se ha querido construir una Cantabria como resort de vacaciones, pero lo que se ha demostrado es que eso era pan para ayer y hambre para hoy. Por eso apostamos por un Plan de Reindustrialización, necesitamos empleo y que sea de calidad. Pero no una reindustrialización como hace 60 años, con grandes industrias que venían aquí, como propone el presidente Revilla. Lo que tenemos que hacer es un Plan para las industrias de hoy.

El coordinador autonómico de Podemos Cantabria, Luis del Piñal | Foto: edc

El turismo es precisamente lo que ha provocado que Cantabria salga antes del estado de alarma...

Sí, y además de una forma un poco irresponsable que ha llegado a molestar a nivel personal. Mientras todos los expertos dicen que, aunque se abran las fronteras entre comunidades autónomas no se realicen viajes si no es estrictamente necesario, veíamos a Revilla montando un circo con Urkullu y medio humillándose para que vinieran cuantos más ciudadanos del País Vasco, mejor. Todo este teatro ocurre porque en Cantabria han apostado a eso. Es lamentable y tenemos que trabajar poco a poco para reforzar el sector primario y secundario. El sector servicios genera empleo, pero no es de calidad y es estacionario.

Hablaba antes del invierno industrial. La pandemia parece haberlo agravado si miramos lo que está ocurriendo en empresas como Nissan, SEG o Sniace.

Es una auténtica barbaridad que puedas construir en cualquier tipo de suelo rústico

Es la otra cara de una misma moneda. Y da bastante rabia que el Gobierno se centre solo en el turismo, cuando las que generan riqueza y empleo realmente son esas empresas. El turismo está muy bien porque ahora mismo da trabajo a un montón de gente, pero no podemos ser tan simplistas como ha sido el Gobierno en las últimas décadas.

Volvamos a la construcción. La modificación de la ‘Ley del Suelo’ pretende, de hecho, permitir que se construya en suelo rústico.

Todo va englobado. La apuesta por la construcción y el turismo se ve cuando desarrollan leyes tan importantes como esta. Es una auténtica barbaridad que puedas construir en cualquier tipo de suelo rústico. Este cambio de ley, que parece sencillo, puede modificar nuestra Comunidad Autónoma para siempre. Hemos intentado ser protectores pero planteando una alternativa. Hay mucho suelo destinado a pasto que se está perdiendo al haberse abandonado al sector primario. Por eso hemos presentado una alternativa, que es la creación de una empresa pública de gestión de montes que se dedique a utilizar esas tierras para generar maderas nobles y pague de forma prorrateada a los dueños. Esto no puede ser el salvaje Oeste y que cada uno construya donde le venga en gana.

¿Qué valoración hace de la gestión política de esta crisis en el conjunto del Estado? ¿Y en Cantabria?

Creo que, en líneas generales, ha sido buena. La mayoría de las medidas venían del Estado, pero en algunos casos el Gobierno de Cantabria ha sido incluso más restrictivo que el propio Ejecutivo de España. Los números están ahí, la pandemia ha golpeado con dureza, pero menos que en otras comunidades autónomas. Por eso, el circo de Revilla diciendo que venga más gente aquí, o cómo ha intentado masificar las instalaciones públicas de Cantur, empaña un poco la gestión a nivel sanitario, que creo que es espectacular.

Da la sensación de que, después de meses confinados, ha habido una carrera por ver quién salía antes del estado de alarma. ¿Se han podido tomar decisiones precipitadas?

Cuando hubo que votar y Pedro Sánchez se presentó con la coalición de gobierno progresista, el voto de Mazón se posicionó con la derecha española

Creo que sí. Nunca sabremos qué habría pasado si hubiéramos sido un poco más responsables y lo hubiéramos hecho de una forma más ordenada. Pero se ha decidido porque hemos apostado todo al turismo. Al final los culpables no son Revilla y Urkullu por adelantar la salida y ganar un fin de semana de consumo, sino por lo que han estado haciendo en los últimos años.

Existen varios ejemplos de cierta división entre PRC y PSOE, sobre todo en su relación con el Gobierno de España. ¿Ve estable la situación del bipartito?

Es importante remarcar que esto no viene de acciones que se hayan podido hacer en las últimas semanas. Cuando hubo que votar y Pedro Sánchez se presentó con la coalición de gobierno progresista, el voto de Mazón se posicionó con la derecha española. Y no se nos debe olvidar. Que al PRC le interese tener ‘atado’ al PSOE aquí es una cuestión autonómica, pero ideológicamente el PRC es un partido conservador y tradicional. A nivel español se le consideraría de centro derecha. Y si bien ha estado gobernando con el PSOE, al final era una cuestión de números. Su ideología es el ladrillazo y poner hormigón en primera línea de costa. Que el PSOE haya sido cómplice y haya pasado por el aro durante años, eso es algo que deben valorar sus militantes.

El PSOE siempre ha llevado las carteras más sociales de los gobiernos de coalición en Cantabria. Es cierto que Educación en esta legislatura ha cambiado, pero es una decisión exclusivamente política porque les interesaba para la foto. El PRC no tiene ningún interés en las áreas sociales porque son un incordio, tienen una falta de ideología absoluta.

Hemos hablado del impulso industrial que necesita Cantabria, pero ¿y el sector primario?

Hay partidos más moderados dentro de la derecha que ven a la ultraderecha como buen acompañante

Se le está dejando morir. Si comparamos la cantidad de ganaderos desde el año 2000 hasta ahora, es brutal el descenso. Esta gente se está yendo por la estabilización del precio de la leche mientras subían otros gastos. Están ahogados. Pero es que tampoco se está apostando por la agricultura. Tenemos unas condiciones excelentes para una agricultura ecológica, que es la que más beneficios tiene. Pero a las personas que trabajan en este sector se las está dejando de lado. La Administración, en lugar de ayudarles, está poniendo trabas a personas que están generando empleo, que aportan mucho más y son respetuosos con el Medio Ambiente. Los esfuerzos tienen que ir a esta gente, no a inaugurar McDonald’s.

Estamos viviendo momentos de mucha crispación en la escena política nacional, pero no tanto en la autonómica. ¿Puede llegar eso al Parlamento cántabro?

Está claro que a un partido político le interesa mucho la existencia de esta crispación y esta violencia en la calle, aunque no sea totalmente física. Siempre son los que obtienen el mayor rédito de la tensión social y el enfrentamiento entre personas. Por supuesto que lo intentarán traer a Cantabria, pero no creo que triunfe tanto, sobre todo porque la ultraderecha en España es muy centralista ideológicamente hablando. En una Comunidad Autónoma como la nuestra, con un sentimiento identitario relativamente grande como el que tenemos, choca frontalmente. Ahí nos metemos con otras cuestiones que forman parte de lo sentimental, y eso hace de barrera contra esta crispación.

Estaba recordando la campaña que hizo Vox contra el lábaru, un símbolo que está muy interiorizado por todas las instituciones.

Pasó sin pena ni gloria, y nadie les ha acompañado. Ni en el Parlamento ni en la calle. Personas que podían ser simpatizantes de Vox incluso se tapaban. Ha sido un intento muy burdo de poner tensión donde no la había.

A la hora de la verdad, el PP se ha posicionado en contra de España

Durante el estado de alarma hemos podido ver insultos y ataques contra dirigentes de Unidas Podemos. ¿Dónde marcamos el límite?

Esto no solo sobrepasa la libertad de expresión. Estas amenazas verbales, que algunas veces llegan a lo físico, suponen normalizar una situación que es ilegal. El Gobierno debería apretar un poco para que no ocurra. El problema es que hay partidos más moderados dentro de la derecha que ven a la ultraderecha como buen acompañante. Eso es algo que no se ve en otros países de nuestro continente, donde se les arrincona como lo que son, un cáncer para la democracia. No se relacionan con ellos porque cualquier persona que lo haga queda manchada. Pero en este país el PP y Cs les han visto como un compañero estupendo de viaje, y al final están manchando a toda la sociedad porque normalizan los discursos de la extrema derecha. Se han metido en un torbellino del que van a tener difícil salir cuando sigan radicalizándose y quieran marcar distancia. En la retina de la gente ya ha quedado que no serán tan peligrosos cuando han logrado gobiernos con ellos.

De hecho, a nivel europeo el PP ha pactado con la ultraderecha para ir en contra de las necesidades que tiene España en materia de ayudas.

Sí, y me resulta curioso cómo esta gente que se autodenomina patriota y continuamente la ves envuelta en la bandera del país, que solo utilizan para atacar a otros, a la hora de la verdad, cuando hay que defender la patria, se alían con aquellos que quieren hacer daño a España. Creo que es algo que la gente no ha terminado de ver. La política europea parece que queda muy lejos, pero ahí es donde se decide el futuro de nuestro país. A la hora de la verdad, el PP se ha posicionado en contra de España.

“La ultraderecha es un cáncer para la democracia”
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