viernes. 19.04.2024

Mujer, feminista, política, pedagoga, educadora social y policía. Sonia Vivas se ha convertido en una activista incansable por los derechos de las mujeres y del colectivo LGTBI con historia propia. Su sueño de la niñez acabó en denuncia tras sufrir homofobia dentro de la propia Policía de Palma de Mallorca, donde fue jefa de la unidad de delitos de odio. Denunciante de corrupción político-policial en el caso Cursach, Vivas ha llegado a la conciencia social de muchas personas por su compromiso con las causas sociales y en especial con la igualdad y derechos de la mujer. Ahora, concejala de Justicia Social, Feminismo y LGTBI en el Ayuntamiento de Palma con Podemos, llega a Cantabria para participar en la mesa sobre feminismos y LGTBI que se organiza dentro del V Foro cántabro por el cambio organizado por Podemos. La cita tendrá lugar este sábado a las 18:00 horas en La Moraduca, sede de Podemos Cantabria.

-¿Cuál es la historia que ha llevado a Sonia Vivas a ser concejala de Justicia Social, Feminismo y LGTBI?

He sido policía durante 15 años y de alguna manera me convertí en un personaje público porque denuncié homofobia dentro de la policía y gané el juicio en todas las instancias demostrando que existe una discriminación también a las personas diversas dentro de los espacios colectivos policiales. Mi caso generó mucho interés social y me empezó a conocer la gente. Una denunciante de corrupción del caso Cursach como soy yo, que denuncié una presunta corrupción dentro de la policía, víctima de homofobia institucionalizada y mujer feminista, lógicamente mi espacio político es Podemos.

-La orientación e identidad sexual es la tercera causa de delitos de odio, creciendo un 17%. ¿Se está normalizando el odio al diferente o la sociedad está más concienciada en denunciar?

Y eso que no se denuncia el 60% o 70% sino más de las cosas que suceden. Solamente se denuncian cosas que son de ámbito grave como agresiones físicas. Todo lo que son vejaciones, vulneración de derechos, acceso al empleo, etc. no se denuncia. Estamos ante la punta de un iceberg enorme. La comunidad LGTBI no denuncia porque no tiene la suficiente confianza en las instituciones y eso es una cosa por la que debemos trabajar las personas que estamos en ellas, por hacer de las instituciones espacios donde la gente si confíe cuando le pasa algo a nivel personal. Cuando te roban y tocan tu propiedad privada la gente denuncia y no tiene ningún miedo, pero cuando sucede algo que atenta como persona la gente tiene sus reticencias porque tiene poca confianza en que eso se vaya a investigar. Y ahí hay una línea de trabajo importantísimo, en conseguir que el sistema trabaje más para proteger a las personas que para proteger a las cosas. Eso hay que cambiarlo. Están las cosas mejorando, pero no está todo bien.  

La comunidad LGTBI no denuncia porque no tiene la suficiente confianza en las instituciones y eso es una cosa por la que debemos trabajar las personas que estamos en ellas

-A través de sus redes sociales y su presencia en charlas y foros contribuye a visibilizar la realidad de las mujeres de manera activa, ¿cree que el desconocimiento y la falta de información puede llevar a la homofobia y discriminación?

Creo que el problema que tenemos ahora es que está habiendo una ofensiva contra los derechos de las personas y concretamente contra los derechos de las mujeres y del colectivo LGTBI y esa ofensiva atiende a que se quiere devolver hacia atrás las luchas, todo lo que se había conseguido y esa igualdad que pensábamos que teníamos está ahora mismo sobre la mesa y no está en igualdad. No es un problema tanto de información sino que dentro de las estructuras institucionales haya espacio para ello. No nos basta con que haya fiscales que trabajen los delitos de odio en las comunidades autónomas, hace falta que tanto los policías locales como nacionales tengan unidades de atención a la diversidad o personas de referencia para hacer una atención a la diversidad. Cuando trabajaba delitos de odio en Baleares me di cuenta de que en realidad lo que había era una falta de estructura institucional para poder abordar eso, de hecho mi propuesta era incluir la gestión de la diversidad dentro de las sociedades de protección a la mujer.

-¿Qué papel juega educar en igualdad de género y diversidad sexual desde la base?

Dar herramientas a los jóvenes para que entiendan lo que es la igualdad y trabajar desde abajo, desde la más temprana infancia es transformador. La verdadera transformación de una sociedad surge de ahí dentro. Concretamente en la concejalía que yo gestiono, la primera medida de todas, fue decir que sacábamos los pliegos administrativos para ir a las escuelas a educar a los niños y las niñas en igualdad y en el feminismo, dije que íbamos a abrir los armarios de los colegios y que íbamos a pintar los corazones de los niños y las niñas con el color del arcoíris. Realmente donde hay que ir es a las escuelas, porque el machismo es una enfermedad de transmisión social.

-Precisamente esta educación en los colegios está en debate constante a día de hoy con la polémica medida del pin parental

Aquellos que encerraron a España en el oscurantismo, que devolvieron atrás las luchas han vuelto  a tener un altavoz con el que esparcir su odio y creo que estamos en un momento muy peligroso. Los niños y niñas se inscriben en el registro civil y no en el registro de la propiedad. Son patrimonio de sí mismos y tienen todo el derecho a ser educados en igualdad. En el poco tiempo que llevo como representante pública he aprendido que para los grandes problemas nunca hay soluciones fáciles. Si para un gran problema la solución que te propone un partido político es una solución fácil que se arregla con una frase, es una mentira, te están engañando. Y creo que la ciudadanía es muy inteligente y está viendo que las palabras vacías y las soluciones fáciles no son el camino ni para la cuestión social ni para la democracia ni para, por supuesto, solucionar el problema enorme que tenemos de violencia sobre la mujer.

-Hablamos de educar desde la base, pero, ¿cómo se rompe con los estereotipos sociales en las personas de mayor edad?

En las personas más mayores el trabajo a veces es fácil porque la propia experiencia de vida les va haciendo ver que las cosas no son tan blancas o tan negras como uno piensa. Son conscientes de lo que vivimos hace no tantos años y que pasaron por momentos tremendos de la historia de nuestro país y que no quieren  volver a eso. Cada etapa de la vida tiene que ser abordada de una manera distinta y que la base para no tener que abordar después etapas superiores está en la educación en los colegios e institutos. Tenemos que vivir en un país en el que todo el mundo cuando salga des sistema educativo sea en la etapa que sea, tenga una formación en feminismo y una sensibilización en la igualdad de género, y a partir de ahí ya podamos ir sembrando para ir deconstruyendo según qué actitudes.

Aquellos que encerraron a España en el oscurantismo, que devolvieron atrás las luchas han vuelto  a tener un altavoz con el que esparcir su odio y creo que estamos en un momento muy peligroso

-Denuncia activamente situaciones de violencia y discriminación hacia la mujer, ¿siente que es un referente para otras mujeres en la lucha feminista?

La verdad es que cuando pasó lo de muy juicio, que fue todo muy hostil porque en esos años recibí muchos ataques por muchos frentes, me enfrenté a ese juicio porque vi que lo que me había pasado no era ya algo que me perteneciera sino que de alguna manera estaba representando lo que le pasaba a mucha otra gente que a lo mejor no había tenido la fuerza de llegar a poner la denuncia. No me gusta defenderme como un referente, soy una mujer que por la situación que ha vivido hay muchas personas que se sienten identificadas y reflejadas en lo que a mí me ha pasado y en mi lucha y que simplemente lo que hago es seguir trabajando por toda aquella gente que permitió que yo pudiera afrontar aquello. Las personas fueron el motor que me ayudaron también a enfrentar aquella situación, que no era personal sino que era político.

-¿Por qué cree que se cuestiona el feminismo?

Siempre ha sido atacado porque el feminismo supone una transformación radical en todo lo que tiene que ver en las relaciones entre hombres y mujeres, en las relaciones entre las personas y el ecosistema. Lo que plantea es lo contrario al capitalismo, propone un cambio a todo lo que conocemos ahora y eso da mucho miedo, nadie quiere perder el privilegio al que está acostumbrado. Incluso hay mujeres que estamos en situación de privilegio respecto a otras mujeres. Desde el feminismo lo que viene a decir es que hay que cambiar la forma de relacionarnos y que tenemos que hacerlo desde la sonoridad, que es la fraternidad entendida entre las mujeres. Ese abrazo fraterno es entender la realidad de la otra y luchar por la opresión de la otra. Muchas veces el feminismo lo convierten en un feminismo vacío de contenido porque de lo que están hablando en realidad es de paridad. Que haya igual número de mujeres y de hombres en un espacio no significa que sea feminista, ese espacio puede ser súper machista aunque haya más mujeres. Mezclar feminismo con paridad es un gran error. El feminismo es un cambio, es entender la vida y como nos relacionamos de manera distinta, mas cooperativo y menos competitivo.

-Como concejala de Justicia Social, Feminismos y LGTBI, ¿Qué medidas o políticas tenéis en marcha en materia de igualdad?

Tenemos muchas cosas en marcha. Sobre todo abrir el abanico de ayuda institucional a las mujeres, no solamente a las víctimas de violencia de género como las tipificadas en el código penal, que son las que han sido víctimas de sus parejas o exparejas, sino abrirlo a todos los tipos de violencia y también a las violencias sexuales. Empezar a hablar de las violencias en general que sufrimos las mujeres por el hecho de ser mujeres. Es un proyecto que tengo en marcha y que además está bastante avanzado.

“Tenemos que vivir en un país en el que todo el mundo salga del sistema educativo con...
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