jueves. 25.04.2024

Un pájaro comenzó a piar por primera vez. El segundo lo siguió imitando su sonido, pero no tenía nada que ver con el original. Ese primer pájaro era un pionero, y ese es Isidro Cicero, presidente de la Sociedad de Escritores de Cantabria (SEC).

La carrera de Isidro ha tenido tres áreas fundamentales; el periodismo, la literatura y la edición, todas ellas ligadas entre sí con un objetivo común: contar una historia.

Desde su puesto como máximo representante de la Sociedad de Escritores de Cantabria, Cicero comenta la situación que vive la industria literaria en una era post confinamiento haciendo hincapié en el valor que tienen los storytellers o contadores de historias. Además, Isidro también describe la situación del libro en una región tan pequeña como Cantabria y las dificultades que tienen los editores y distribuidores en la Comunidad Autónoma.

- Usted es autor de obras tan célebres como ‘Los que se echaron al monte’, ‘Vindio, la historia de Cantabria contada a los niños’ o ‘El laberinto cántabro’, entre muchas otras. También ha editado ‘Dolor de tierra verde’, de Manuel Llano. ¿Qué han supuesto estos hitos para usted en su carrera profesional?

Esos libros han sido los que me han dado a mí el arranque como escritor. Con estos libros me he hecho y me he convertido en un autor. Y lo he hecho aquí en Cantabria, haciendo siempre historias de la región.

- En ‘Los que se echaron al monte’, usted refleja una sociedad dividida por la Guerra Civil. ¿Cree que tras la crisis del COVID-19 se está produciendo una nueva radicalización social?

No creo que tenga nada que ver lo que yo cuento en ‘Los que se echaron al monte’ con lo que está pasando ahora. Para mí no tiene ni punto de comparación. En aquel momento lo que hubo fue un golpe de Estado en España en julio de 1936, al cual plantaron resistencia millones de españoles, no diez o catorce, si no millones de españoles. Estaban desarmados, eran voluntarios, milicianos y gente del pueblo organizados en sindicatos. Había militares, no muchos, pero había. Sobre todo, fueron gente del pueblo. Ellos fueron los que lucharon con todo lo que pudieron contra los que dieron el golpe de Estado, que eran los más poderosos de este país, pero también las naciones más poderosas del mundo entonces, que eran Hitler en Alemania y Mussolini en Italia. Hicieron un golpe de Estado contra España y sus instituciones.

‘Los que se echaron al monte’ fueron todos aquellos que se adentraron en los montes una vez que todos los demás resistentes fueron vencidos, muertos, ejecutados, encarcelados o metidos en campos de concentración y de trabajo forzado. Los últimos que resistieron con las armas fueron los que se echaron al monte, al menos hasta que también fueron aniquilados o exterminados, o tuvieron la oportunidad de escapar de España y refugiarse en otros países.

Ese es el paisaje de lo que había entonces, y no había una gran división social ni radicalización, fue un golpe de Estado. De la noche a la mañana, el 19 de julio, ya amanecimos con una guerra porque la gente no estaba de acuerdo con eso y salieron a defender la República, sus instituciones y sus leyes.

Yo ahora no veo que haya una crispación social, para nada. Yo veo muestras de solidaridad multiplicadas. También veo grandes gestos de apoyo y una admiración hacia los que cuidan a la gente con el tema de la enfermedad del coronavirus. No veo que haya crispación de ninguna clase.

Otra cosa es lo que ocurra cuando empiecen las consecuencias de esta inactividad económica, cuando se vean las consecuencias del paro o la desolación que posiblemente vaya a haber. Pero eso depende de nuestra capacidad de reaccionar, que, para mí, de momento, está siendo ejemplar.

Ahora tampoco va a haber una deserción total de los libros

- Durante el confinamiento, gran parte de la sociedad se ha reaficionado a la lectura. Sin embargo, ahora, con la vuelta a la nueva normalidad, parece que estamos volviendo a dejar de lado este hábito. ¿Cómo cree que cambiará la industria del libro cuando la pandemia del coronavirus pase?

Yo pienso que tres meses de confinamiento han sido mucho, aunque escasos como para haber hecho una revolución lectora durante esta temporada. Posiblemente se haya leído algo más, pero sobre todo ha habido mucha televisión y se han visto series. Y sí, efectivamente ha habido más lectura, pero tampoco exageradamente más. Yo creo que ahora tampoco va a haber una deserción total de los libros. El que leía seguirá leyendo, y el que no leía a lo mejor se aficiona a leer algo. Pero creo que la industria del libro va a tener los mismos problemas que tenía. Ahora mismo está un poco agravada por las circunstancias de aislamiento y por el distanciamiento social. Yo creo que no ha habido un gran cambio en estos tres meses.

- La inclusión de los sistemas multimedia (TV, redes sociales, plataformas audiovisuales…) ha cambiado la forma de ver la vida por completo. Antes, lo más común era sentarse en un sofá y pasarse la tarde disfrutando de un libro. ¿Cree que las nuevas tecnologías llegarán a eliminar la literatura de nuestras vidas?

Yo soy muy aficionado a las nuevas tecnologías y no creo que eliminen la literatura, más bien la potenciarán como la están haciendo ahora mismo. Detrás de cada historia que vemos en televisión o en alguna plataforma hay una narración, algo que cuenta un escritor, a la que le han puesto colorines, música, otros aditamentos. Pero en el fondo lo que hay es una literatura, y la literatura seguirá existiendo. Es más, seguirá existiendo más viva que nunca porque lo que hacen las nuevas tecnologías es potenciar al escritor, a los creadores de historias y de pensamientos.

Tenemos que pensar que el libro no solo es lo que está encuadernado en papel. El libro es lo que está para ser leído. Lo mismo me da que me lo manden en un pen-drive, por correo electrónico o que sea un libro que yo compro en una librería.

Los que tenemos una edad somos más proclives a leer libros de papel, pero yo sé que la gente joven disfruta mucho con la literatura que les llega por otros cauces.

- El jueves 25 de junio dará comienzo la III Feria del Libro de Torrelavega, 'Libreando 2020' a las 12:00 horas. El recinto se volverá a instalar en la céntrica Avenida de España, con el objetivo de consolidar este evento como una de las citas importantes en la vida cultural de la capital del Besaya. ¿Qué expectativas tiene con esta feria?

Todo lo que sea acercar el libro al lector es bienvenido. Las ferias han dado muy buenos resultados a la hora de acercar los libros, a sacarlos a las calles para que la gente los vea más de cerca y los compre. Es una ocasión de hacerles un descuento también, que el libro sea más barato esos días.

Es una gran tradición que debemos continuar, y la verdad es que este año ha sido muy raro todo. La feria del libro es temporánea, y el día del libro, que también teníamos esa misma filosofía, ni se celebró si quiera, pero la filosofía de sacar los libros y acercarlos a los lectores que pasan por la calle me parece muy bien. Otra cosa es que habrá que tener mucho cuidado con las normas del post confinamiento porque habrá normas de distanciamiento social y habrá que tener mucho cuidado. No es fácil.

Yo creo que cambios con respecto al mundo editorial vendrán poco a poco y nos sabemos muy bien por qué camino. La verdad es que ahora mismo las cosas están muy dudosas y muy inseguras. El futuro de todo es muy incierto.

El año pasado tuvimos una gran experiencia al abrir una librería solidaria en colaboración con Amica, donde los libros donados por la gente y vendidos a través de voluntarios, que somos nosotros y mucha gente que se ha unido. El dinero recaudado se lo damos a Amica para que lleve a cabo sus programas de integración con la gente que tiene problemas de inclusión social. Ese es un trabajo que tiene también el libro como protagonista, y ahora vamos a poder recuperarlo.

En la feria hay muchísimos libros interesantísimos que a la gente ya le sobran en sus bibliotecas particulares y los donan para este fin.

- Desde su posición de director de presidente de la Sociedad Cántabra de Escritores, ¿cómo cree que evolucionará la industria literaria en una comunidad autónoma como Cantabria?

Nosotros somos el uno por ciento de todo lo que ha pasado en España. Y claro, ese porcentaje es muy pequeño. Hemos tenido grandes momentos, mucha actividad, mucho ingenio en Cantabria para salir adelante, sobre todo en literatura. Pero es un mercado muy estrecho y muy corto para toda la industria del libro, empezando por el escritor, pero también para el editor. Editar temas de Cantabria para Cantabria es un riesgo porque hay muy poca población objetiva. Y para el distribuidor no digamos.

En fin, Cantabria es una región muy pequeña, muy limitada, y tenemos muchas dificultades, más que otras comunidades.

El mismo mercado de lectores depurará quién es el escritor y quién no

- A raíz de esta crisis se han publicado y autoeditado múltiples novelas, ¿cree que esto puede dar una mala imagen para la escena literaria actual?

Lo que revela un poco es la crisis editora, más que de autor. Es decir, autores sigue habiendo y sigue proliferando el afán de escribir porque todo el mundo tenemos dentro historias que contar y lo que hace falta es contarlas. En las últimas décadas no solo hacía falta que tuvieras una historia, si no que alguien, un editor, se interesara por esa historia, que arriesgara su dinero para que una historia se convirtiera en libro. Ahora con el abaratamiento de los costes, parece ser que es más fácil satisfacer estas ganas de escribir, de publicar tus historias, bien sea en plataformas como Amazon o en autoedición pura y dura.

Pero eso ha existido siempre, y ahora con más fuerza. Yo creo que al final el mismo mercado de lectores depurará quién es el escritor y quién no, cuál es la historia que les interesa leer y cuál no. Digo la historia y digo el poemario. Habrá gente que se emocione con un poemario editado en Amazon y habrá gente que no. Entonces, como en la selección de las especies, habrá selección de los escritores. Es una selección natural, y quien selecciona esto es el lector, al fin y al cabo.

- Actualmente, en muchas facultades de España se estudia el grado de Periodismo, que anteriormente pertenecía a la carrera de Ciencias de la Información. Allí se centran más en impartir asignaturas relacionadas con la técnica periodística, dejando a un lado la prosa que han utilizado los diferentes periodistas a lo largo de la historia. Al final, un periodista es un escritor. La sociedad ha dejado de dar valor al cómo se escribe, pasando directamente a interesarse por el qué se quiere contar, sin importar la forma. ¿No cree usted que para comprender la Historia del Periodismo se debería estudiar el estilo que han utilizado los periodistas y escritores más destacados?

Para mí el estilo es fundamental. Personalmente, como periodista y como escritor, siempre me he fijado como objetivo el trabajo del estilo. No solo ya lo que cuentas, que yo siempre cuento historias que sé de antemano que son historias potentes, historias con mucha garra y con mucha vida. Si no van a acompañadas de un trabajo estilístico serio se quedan en nada. Al final el escritor es el que crea una historia buena, que conmueve a la gente, que la emociona, que tiene la capacidad de que se vuelva a leer una y otra vez más. Eso ya es un premio. Que a un escritor le digan “he leído su libro dos, tres, cuatro veces” ya es un premio Nobel que te concede el lector. No vas a leer una historia tres veces pedestremente contada, tendrá que tener un hábito de literatura, de narratividad. En definitiva, tendrá que tener un estilo. Yo he trabajado siempre mucho el estilo en mis reportajes periodísticos y en mis libros.

El escritor goza de un cierto prestigio social porque tiene la palabra

- Poco después de ser nombrado presidente de la Sociedad Cántabra de Escritores comentó que “la sociedad de escritores de hoy”, especialmente los jóvenes, son gente “muy rica intelectualmente, muy interesante y muy variada”. ¿Qué opina de la gente joven y sus valores?

En contra de lo que se suele decir, yo estoy muy convencido del valor imperante que tiene la gente joven de la cultura. Yo creo que es la generación más culta que ha habido en España nunca, a pesar de lo que parezca. En contraposición a ese empaque que se le da a ese señor que parece que viene de otro mundo por la categoría social que se le ha dado, la gente joven le da poca importancia a los gestos externos, pero conoce muy bien y ha sido mucho mejor educada que las generaciones anteriores. Tiene más referencias, ha leído más que todas las generaciones anteriores, aunque parezca lo contrario. Ha tenido acceso a la cultura universal a través de Internet, que es la gran revolución en la vida. El ser humano jamás pudo imaginarse lo que están disfrutando ahora los distintos individuos que pueblan el mundo.

Ahora mismo yo puedo leer a un autor de Sudáfrica sin moverme de aquí. Incluso puedo hacerlo en su idioma nativo, con comentarios, con críticas, y todo sin moverme. Y los jóvenes esto lo dominan y lo saben. Entonces para mí es al revés. La generación más formada, más culta y con mayores valores es la gente más joven, no la gente de mi generación y anteriores, que estábamos muy mal formados y vivíamos con orejeras ideológicas. Yo creo que gracias a aspectos como las sucesivas leyes educativas, la gratuidad de la enseñanza y la universalización de la educación nunca se ha leído tanto como ahora y nunca se ha entendido lo que se lee tanto como ahora.

Una persona de mi generación a la que le entra una curiosidad intelectual, en mis tiempos tenía que ir a una biblioteca, y por entonces había muy pocas bibliotecas. Otra opción era ir a las librerías, pero eran escasísimas tanto en el mundo rural como en el mundo urbano. Y no tenías otro acceso. Y no podías tampoco satisfacer tu curiosidad en televisión, porque o no existía o se dedicaba a otras cosas. Es decir, tú ahora tienes toda esa información al alcance de la mano con un solo clic. Vas a llegar hasta donde tú quieras llegar. Ha sido una revolución impresionante de la que disfrutamos todos, pero los que tienen más oportunidad de disfrutar son los jóvenes.

- En 2019, al poco de su llegada al puesto que ahora ocupa, comentó que “seguimos trabajando por poner en valor al escritor y a su oficio porque muchas veces ocurre que trabajamos solos, aislados y no se nos da la importancia que tenemos”. ¿Cree que durante este año los novelistas han podido ganar algo de prestigio?

Lo hemos intentado. Lo que pretendemos es dar a conocer la figura del autor, que es una figura que trabaja aislada, confinada. Para nosotros no es ningún misterio eso de estar confinado porque el trabajo lo haces en solitario. Al mismo tiempo, el escritor goza de un cierto prestigio social porque tiene la palabra. Él trabaja con la palabra, con los conceptos, con la cultura. Y de alguna manera la gente le quiere y le respeta. Yo hablo por mí. La gente te quiere porque le has contado historias que le ha interesado, y porque se lo has contado con cariño. Cuando digo con cariño digo con estilo. El cariño del escritor está puesto en que trabaja el mensaje, en cómo lo va a envolver, en cómo lo va preparar para regalárselo al lector, eso es cariño. Tú les das cariño, la gente lo capta y te devuelve ese cariño.

Lo que hace falta es poner en valor esto, y que la gente sepa qué hay detrás de una película, de un guión de radio, incluso de un videojuego. Detrás de todo eso hay un historiador. No un historiador en el sentido académico, si no un storyteller, un cuenta historias que provoca emociones. Es alguien que se dedica a jugar y a trabajar con la palabra y le da a esta todo su valor como herramienta para transmitir. La cuida, la cultiva, la limpia al igual que se hace con las herramientas para trabajar. Cuando hay una catástrofe, o hay una hambruna o una gran injusticia humanitaria en algún sitio, quienes primero salen a manifestar su opinión y a ponerse al lado de la justicia y de lo que hay que hacer son los escritores, que siempre han sido convocados a firmar manifiestos a favor de los grandes temas humanos. Ese prestigio lo tienen los escritores, se tiene con el oficio de escribir, y lo que pretendemos en la Sociedad Cántabra de Escritores es poner más en valor y hacer más visible este oficio.

“Lo que hacen las nuevas tecnologías es potenciar al escritor, a los creadores de...
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