martes. 19.03.2024
ENTREVISTA

“Cada vez más pacientes oncológicos reciben tratamiento y la manera de ampliar fronteras es comenzar a proporcionarlo en sus propios domicilios"

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De izquierda a derecha, María Lanza enfermera de la Unidad de Ensayos Clínicos de Oncología Médica del Hospital Marques de Valdecilla, Fernando Rivera, jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y Borja Gómez, enfermero de la Unidad de Ensayos Clínicos de Oncología Médica del propio Hospital

El último año ha sido una ‘pesadilla’ para gran parte de la población. La llegada del coronavirus nos hizo refugiarnos en nuestros hogares, dejar de ver a nuestros familiares y dejar de respirar el aire fresco mientras paseábamos -sin olvidarnos de los millones de contagios y muertes que ha sufrido el mundo-. En una rutina algo atípica hubo gente que no paró de trabajar y de pensar para que el mundo no se parase y curar otras necesidades que seguían existiendo. 

Listas de espera, tratamientos, enfermedades que el paciente aún tiene que conocer… Hay cosas en las que el mundo no pudo pararse y un equipo perteneciente al IDIVAL lo tenía claro.  En este caso hablamos con una parte del equipo de Fernando Rivera, jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla formado por María Lanza y Borja Gómez, enfermeros de la Unidad de Ensayos Clínicos de Oncología Médica del Hospital. Con ellos hemos tratado el innovador programa de administrar tratamientos oncológicos en el propio domicilio del paciente, sus beneficios y la llegada al mundo sanitario de algo totalmente necesario. 

Dentro de este programa los tratamientos empleados “no son cualquiera”, sino aquellos que los sanitarios tienen en cuenta que son de “bajo riesgo y seguros”. Son tratamientos que se administran normalmente en el Hospital de Día de Valdecilla de forma semanal o quincenal y el paciente tiene que trasladarse al centro para cumplir con su dosis, pero ahora este tipo de ‘telequimio’ hace la vida un poco más fácil a los pacientes oncológicos. 

¿Cómo nació este proyecto tan innovador?

Fernando Rivera: Lo primero destacar que es innovador aunque parezca algo tan obvio como dar en el domicilio un tratamiento que puede darse allí. Parecía lógico y necesario y por qué no empezar a hacerlo aunque nadie lo hiciese en el entorno. Pensamos que era el momento de dar el paso y hacerlo, empezamos con un proyecto piloto y este nació de la necesidad y posibilidad de hacerlo. Además con el coronavirus venir al hospital era especialmente problemático porque no solo era una incomodidad sino también un riesgo. Por ello pensamos en lanzarlo ya que era un muy buen momento.

Llevar la quimioterapia (inmunoterapia) a casa es, sin duda, un gran avance pero, a la hora de desarrollar el proyecto, ¿cuáles fueron los miedos o barreras que os habéis encontrado?

Borja Gómez: El principal miedo, aunque no sé si catalogarlo así, ha sido a que hubiese cualquier tipo de reacción infusional fuera del ámbito hospitalario, que era precisamente lo que buscábamos, demostrar que no se producen y que es seguro darlas en casa. Ese riesgo, aunque pequeño, sabíamos que lo corríamos. También de cara a los que hemos gestionado el proyecto, la unión de tantos equipos de diferente índole es compleja. En este caso hemos estado trabajando en simbiosis el Hospital de Día Médico, las propias consultas de oncología y el Servicio de Farmacia Oncológica del Hospital. La gestión de equipos es siempre complicada porque cada servicio tiene sus intereses y conseguir que todos trabajen por un nexo común es un reto. También nació porque la descarga del Hospital de Día era necesaria ya que estructuralmente se había quedado pequeño. Cada vez más pacientes oncológicos deben recibir tratamiento y no caben, por tanto la manera de ampliar fronteras era comenzar a proporcionar estos tratamientos en los propios domicilios de los pacientes. 

Debe ser una facilidad para el paciente también saber que un sanitario va a acudir a su casa a tratarlo pero, en cuanto a la labor médica, ¿en qué medida ha facilitado el trabajo?

María Lanza: Al personal de enfermería nos ha permitido salir de la rutina de poner el tratamiento en el Hospital de Día y así conocer el entorno del paciente y conocerlo más en profundidad y acompañarle más durante el tratamiento.

F.R: Realmente los pacientes esto lo demandan lo que pasa es que como no hay este servicio se quedan con una demanda no satisfecha, en cuanto saben que es posible claramente lo ven muy positivo.  Siempre que el paciente ve positivo el tratamiento, te facilita el trabajo, porque hay veces que estos tratamientos alteran la calidad de vida de los pacientes de una manera enorme. 

El avance puede darse con nuevos medicamentos, máquinas y a veces con cosas tan sencillas como nuevas maneras de organizarse 

Y, en el área de investigación, ¿qué ha supuesto este proyecto ‘pionero’?

F.R: Investigar es explorar nuevos caminos y avanzar. El avance puede darse con nuevos medicamentos, máquinas y a veces con cosas tan sencillas como nuevas maneras de organizarse para que mejore la calidad de vida de los pacientes. A veces estos tratamientos duran meses y esto impacta de una manera muy negativa en su vida, en su trabajo, circunstancias familiares, a veces viene acompañado. Investigar métodos para que el impacto en la calidad de vida sea menor  es tan importante como un nuevo medicamento o una nueva máquina y en ocasiones  se nos pasa. 

Para conocer un poco más el proceso, ¿en qué pacientes se aplica la quimioterapia a domicilio y cómo?

F.R: La valoración se hace caso por caso. Cada paciente evaluamos si el tratamiento es seguro, si  implica riesgos no se hace. Si el estado del paciente lo permite y también valoramos las circunstancias de donde vive, apoyos, distancia y por eso hemos empezado en una zona cercana al hospital pero en el improbabilísimo caso de que hubiese un problema siempre hay un médico accesible y rápidamente se trasladaría al hospital. Con estas premisas creemos que el tratamiento será muy seguro, tanto como el hospital.

Respecto a esto, cuando contactáis con el paciente que va a ser tratado, ¿habéis notado al principio un rechazo un poco por el desconocimiento? 

M.L: Sí, sobre todo al principio, por el desconocimiento del programa ya que las consultas eran muchas telefónicas y el reclutamiento era difícil, también porque era una época de estafas telefónicas relacionadas con la vacunación del Covid e hizo que los pacientes lo rechazasen al no conocernos físicamente. También hemos experimentado otro tipo de rechazo, sobre todo por parte de gente joven que piensa que este tipo de proyecto está dirigido a gente mayor y no quieren quitar la plaza a gente de más edad o con peor movilidad. Sí que es verdad que una vez han que han entrado todos los pacientes ninguno ha querido abandonarlo y todos han continuado.  

B.G: Entorno a un 15-20% sí que en un primer momento o de manera definitiva rechazaban el proyecto pero después de ese porcentaje a alguien le interesa, e incluso la gente que ya está dentro, no se echa para atrás.

F.R: Es muy importante que tengan información de que el programa es seguro y no les va a dar ningún problema. Al ser tan innovadores normal que la gente tenga mas reparo pero a medida que se va consolidando el programa y les llega mejor la información, el rechazo es menor. Sí que es también fundamental resaltar que la mayoría de gente desea entrar dentro del programa. 

Todos los sectores y áreas se han visto perjudicados por la llegada de la pandemia el pasado 2020, es inevitable preguntaros cómo vivisteis esto y si afectó al proyecto de alguna manera 

B.G: En realidad para nosotros la pandemia en cierto modo fue una oportunidad porque la mortalidad de Covid está en un 3%, pero para un paciente enológico llega a alcanzar el 30%.  Por eso fue y es importante también en esta época contar de alguna manera con la posibilidad de mantener los pacientes a salvo en sus casas, eso es lo fundamental. Podríamos decir que la implantación de este programa nació también por una necesidad creada por la propia pandemia. 

F.R: Esta pandemia lo que ha impulsado es evitar que la gente venga al hospital cuando no es necesario. Está claro que el hospital es muy seguro y se tiene que venir pero en circunstancias en las que se precise, ¿por qué aglomerar pacientes en el hospital?, ¿por qué hacer que se desplacen?…Por eso existe la ‘telemedicina’. Esto tiene que desarrollarse siempre que sea posible y necesario. Con la pandemia nos hemos dado cuenta de que no hay que abusar tampoco de venir a los hospitales y, en un futuro, esto quedará. 

Todos tenemos que apoyar y arrimar el hombro para que seamos capaces de hacer una investigación mejor con una mejor asistencia a los pacientes

Tanto el IDIVAL como el propio Hospital de Valdecilla son para Cantabria un orgullo y una seguridad sanitaria -además de a nivel nacional-. ¿Qué esperáis de vuestra labor en un futuro? 

F.R: Un Hospital como Valdecilla, si quiere ser puntero y referente  no vale con que sea muy bueno asistencialmente -que sí tiene que serlo-. Tiene que ser también docente, universitario y que investigue, no hay centro de excelencia médico sin investigar. Pero la investigación no es solo es una manera de profundizar en el conocimiento, sino una manera de que el propio hospital ofrezca lo mejor a sus pacientes. En Valdecilla se investiga muchísimo, pero en el caso de la Oncología podemos decir que somos un centro puntero en investigación en el norte de España, un claro ejemplo de centro de referencia. Cada día mejoramos más y nos espera un buen futuro, pero hay que apoyar y facilitar y esa labor con nosotros lo han hecho, nos hemos visto arropados por las Instituciones. Hay que recordar que todos tenemos que apoyar y arrimar el hombro para que seamos capaces de hacer una investigación mejor con una mejor asistencia a los pacientes. 

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