jueves. 28.03.2024

Laureano Oubiña representa un caso peculiar de la nebulosa que siempre ha acompañado al mundo del contrabando en Galicia. Jefe del narcotráfico para unos y cabeza de turco para otros, el propio Oubiña se destaca a sí mismo como alguien que “tiene más fama que fortuna” y que “mamé del estraperlo desde los doce años”. Tras más de tres décadas entre rejas, Laureano Oubiña ha tomado su turno para dar su versión de los hechos en su primer libro ‘Oubiña. Toda la verdad’, en el que cuenta lo que hizo, por qué lo hizo y que, además, tendrá continuidad en una nueva publicación, ‘Desmontando Fariña’. Así, ha pasado por la capital cántabra para firmar unos ejemplares en los que da su visión sobre una de las épocas más sombrías de nuestro país, en la que el tráfico de drogas causó estragos en Galicia.

- ¿Qué mueve a un niño a meterse en el mundo del contrabando?

Yo con 16 años me marcho de la casa de mis padres y tenía que buscarme la vida. Entonces empecé contrabandeando con un poco de café, jabón y azúcar de Portugal. Me metí en ese mundo practicando con el contrabando de gasoil de los barcos para automoción y luego con alguna caja de tabaco de los barcos que venían desde las Islas Canarias a Villagarcía de Arosa o a Vigo, comprabas 10 o 15 cajas y poco a poco ibas aumentando hasta que en el año 69 yo me dedico junto a un socio portugués, José Manuel Duarte da Silva, a cargar barcos enteros de tabaco en Bélgica y descargar en Galicia.

-¿En qué momento decide traficar con hachís?

Yo he estado trabajando siempre con tabaco hasta las navidades del 86 al 87. Luego me meto en la inmobiliaria y se compran las bodegas del Pazo de Baión. Maldito sea el día en que me metí en esas bodegas porque fue mi ruina. A partir de ahí dijeron que eso venía del tráfico de drogas, lo cual era mentira y las autoridades lo saben perfectamente. Sabían que yo en aquellos años no me dedicaba al tráfico de ninguna droga. Al contrabando de tabaco sí, pero como dije antes lo había dejado a finales del 86. Luego allí se hicieron unos registros en la empresa el 7 de julio de 1989, durante los cuáles tuve un pequeño problema con los agentes de registro, lo que me costó un año de cárcel. Y salí de la cárcel en febrero del 90. Como allí los medios de comunicación dijeron que el Pazo salía del narcotráfico, las ventas del vino cayeron en picado. 

Entonces mi mujer y yo recorrimos toda España por el tema del vino. Al regresar, vuelvo por Madrid y la policía ya me venía siguiendo. Cierto comisario de policía vino a cenar conmigo el viernes anterior al lunes que me detuvieron y me dijo “que sepas que el lunes vamos para Galicia y tú vas a ser el primero en ser detenido”. Yo le dije que no tenía nada que ver con un tema de tráfico de drogas y que él lo sabía perfectamente. A lo que me respondió “yo lo sé y se lo dije a Garzón, pero quiere tu cabeza, la primera. Y la operación posiblemente se vaya a denominar Operación Nécora, Oubiña y otros”. Y así fue, jurídicamente quería decir que yo era el cabecilla de todos y el que se comió la condena a piñón fijo y por anticipado. A todo esto me detienen y a los cuatro años me renuevan seis meses más preventivos. Los abogados firmaron la denuncia a la Sala Tercera de la Audiencia Nacional por prevaricación, el Supremo lo archivó y además a uno de ellos le multó con 100.000 pesetas (600 euros) por realizar la denuncia. Esta es la mafia judicial que tenemos en este país que se llama España.

Yo salgo de la cárcel a finales del 94 y en el 95 el Pazo de Baión me vuelve a dar un contrato de trabajo y la Audiencia Nacional, el juzgado del señor Guedes, nos echa del Pazo. En la Operación Nécora yo salí absuelto de todo el narcotráfico, porque no tenía nada que ver con ello. Me pedían 31 años de cárcel y salí con dos condenas por delito fiscal. Una de dos y otra de cuatro años. 

Tenía tanta fama de narcotraficante que empecé a transportar hachís

Por entonces yo ya tenía tanta fama de narcotraficante que cuando en el 95 nos echan del Pazo de Baión empecé a transportar hachís. Nunca antes. Y las autoridades de este país, incluso la eclesiástica, sabían muy bien que yo no tenía nada que ver con el tráfico de drogas duras. Pero ninguno a día de hoy ha salido a decirlo, porque por lo menos podían tener un poco de vergüenza y reconocerlo. Ninguno salió a decirlo, ninguno. Me cargaron con el ‘San Benito’. 

Se ganaba más dinero con el hachís que con el tabaco, del mismo modo que se ganaba más dinero con otras drogas como la cocaína ¿Por qué no se adentró en el contrabando de esta droga?
No quería, nunca quise. Me metí en el tema del hachís porque estaba penalizado igual que el tabaco. Algo que a día de hoy sigue igual.

-Con la sabiduría que dan los años ¿Volvería a hacerlo?

No. Además no recomiendo a nadie que se dedique a hacer eso. Porque no vale la pena perder la libertad por un puñado de euros o de drogas. Porque no es que entres tú en la cárcel, es que entras tú y metes a toda tu familia y amigos. Yo puedo pedir que a mi peor enemigo le pase cualquier cosa mala, pero meterlo en la cárcel no. 

-Hemos visto imágenes de muchas madres agolpadas en el Pazo de Baión increpándole a usted. ¿Cree que se personificó en usted la lucha contra el narcotráfico en Galicia?

Eso fue movido política y mediáticamente por el gobierno de Felipe González. La Operación Nécora fue para tapar el tema de los GAL. Eso quedó demostrado. ¿Quién mueve a esas madres? La señora Carmen Avendaño, que es una analfabeta como yo. Pues resulta que ha sido diputada, concejala en el Ayuntamiento de Vigo y ha sido presidenta de la mesa del consejo de administración de Caixa Vigo. Ahora se sienta en el banco de la presidencia del Celta. ¿Por qué? Esto fue movido políticamente por el equipo de Felipe González encabezado por Jorge Parada Mejuto, quien entonces era gobernador civil de Pontevedra. De pronto presenta la denuncia al magistrado Don Luciano Varela en Pontevedra por un tema de Portabales, que eso es mentira y lo archiva, luego ellos van por otro lado y hablan con el juez Garzón y al final llega la Operación Nécora, en la que a mí me pedían 31 años de condena y al final salí condenado por dos delitos fiscales. Pero es que los medios de comunicación han tenido mucho que ver en esto, porque hablaron de la “Operación Nécora. Oubiña y otros”. Cuando yo a algunos de los otros ni los conocía y a los que conocía ni siquiera hablaba con ellos, lo que quedó demostrado en el juicio. Para poder demostrar eso tuve que llevar a más de 300 testigos. Dueños de restaurantes, camareros y más personas. Mucha gente tuvo consecuencias porque, por ejemplo, a mí me decían que había estado comiendo con Portabales, que yo no lo conocía de nada, en un restaurante, llamé al dueño y a los camareros que ya no estaban allí y dijeron “no. Oubiña ha venido a comer aquí pero con este señor nunca”. Para desmontar todo eso, había un falso arrepentido que ha mentido más que hablado y que le daban clase de lo que tenía que decir era el fiscal Javier Zaragoza Agudo, a quien el juez Garzón le decía a Portabales lo que tenía que contar. Por eso cuando fui al juicio le digo al fiscal Zaragoza “usted sabe muy bien que yo no tengo nada que ver en esto”. Como el fiscal movía todos los medios de comunicación, a mí se me tildaba de chulesco. Yo me ponía chulo porque me acusaban de una cosa que es mentira y yo sé que él sabe que es mentira.

Oubiña firmando librosOubiña firmando libros

-Usted estuvo en prisión durante 32 años. ¿Cómo es la cárcel? ¿Le sirvió para rehabilitarse y alejarse definitivamente del mundo del narcotráfico?

En la cárcel no rehabilitan a nadie, son un engaño y una mentira. Allí el que entra malo sale peor. Primero habría que rehabilitarles a ellos, porque la mayoría de funcionarios son semi analfabetos como yo. Allí lo que saben es maltratar a la gente física y psicológicamente. Si lo hicieron conmigo, sabiendo ellos que yo sé defenderme y que tengo abogados, que no harán con un pobre desgraciado que no sabe defenderse. 

-¿Qué fue lo que le hizo 'click' para alejarse de ese mundo?

Antes de salir de prisión tenía muy claro que yo no iba a volver al tráfico de hachís. No quiero más, quiero terminar mis días en paz, que me dejen trabajar tranquilamente.

-Tras salir de prisión volvió a Galicia. ¿Tuvo un recibimiento hostil?

Para nada. Yo voy por Galicia a tomar un vino con quien quieras, como quieras y donde quieras. Recuerdo que la prensa empezó a hablar y decía que yo no podía ir a Galicia. El juez Don Jesús Castro Antonio en un permiso me mandó pasar por su juzgado y me dijo “oiga, usted puede ir a Galicia o donde quiera. Los seis días que tiene de permiso puede ir a donde quiera. Y le voy a decir más, si quiere salir al extranjero también puede, con la condición que usted tiene que regresar tal día”. Desde entonces yo estoy en Galicia y no he tenido ningún conflicto, salvo lo que he dicho antes que no me dejan trabajar legalmente. Y además vienen provocando porque saben cómo arranco yo. Pero por el momento me controlo. Lo que no puede ser es que me pongan trabas para vender mi libro. El propio Corte Inglés al principio no quiso tenerlo en su catálogo y ahora lo están pidiendo, pero ahora yo no se lo vendo. Ni al Corte Inglés, ni a las librerías, ni a nadie. El que quiera comprar el libro que me lo compre a mí.

Yo en su día financié tanto a UCD como al PP

-¿Ha financiado usted partidos políticos?

Yo en su día financié tanto a UCD como al PP. Lo he hecho desde el punto de vista de empresario, no como contrabandista, porque yo tenía una empresa de transporte de frío y de carne en general. Al igual que yo, hubo otros empresarios que financiaron otros partidos. 

-¿Qué tiene de verdad la serie Fariña?

El 90% de la serie 'Fariña' es mentira. Solo los nombres y los apellidos son de verdad. De hecho, el nuevo libro que voy a sacar y que este lunes comienza a pasarse a limpio, ‘Desmontando Fariña’, lo explica todo. La serie Fariña, del libro de Nacho Carretero, está basada en recortes de prensa de aquellos años, y los propios periodistas que escribieron los artículos de prensa no se ratifican en ellos. Pero es que hasta la serie Fariña se desvía del libro de Nacho Carretero. Yo tengo en los tribunales a la editorial. Aunque yo aquí en España no gano ningún juicio. Eso algún día se ganará en los tribunales europeos, pero el daño ya está hecho. Aunque les condenen a indemnizarme con 1.000 euros, ellos ya habrán ganado millones de euros con esto. Por lo tanto no pierden nunca.

-¿Cuándo y por qué decidió escribir su libro “Oubiña: Toda la verdad. Ahora es mi turno”?

Comencé a escribir el libro en el año 1990 en la cárcel. Yo fui escribiendo por etapas porque siempre tenía la comunicación intervenida y no siempre podía sacar los papeles que escribía. Muchas veces cuando me hacían registros en la celda desaparecía lo que tenía escrito, tenía que volver a repetirlo y cuando venía uno de mis abogados yo lo sacaba como documentación para mi letrado. Algunas veces ellos lo leían, que es ilegal leerlo, pero lo leían y me lo rompían. Al igual que el libro que voy a pasar a limpio este lunes, está escrito en aquella fecha. En definitiva, escribo el libro porque todos los medios de comunicación han hablado estos años sin conocerme de nada y han dicho lo que les ha dado la gana. 

-¿Habrá segunda parte?

Si este libro es duro el otro va a ser cuatro veces más duro. No habrá gente que caiga cuando lean mi segundo libro. Yo no hablo nunca de nadie, antes muerto que chivato. Pero voy a desenmascarar a mucha gente, porque Villarejos hay muchísimos. En ese Ministerio del Interior hay de todo, cuantos Villarejos hay ahí… Tienen que sanear eso. El libro va a ser muy claro, en la portada voy a aparecer yo desmontando de un caballo blanco, seguramente esta imagen a más de una le recuerde a una escena de la serie. Pues en el libro voy a desmontar todo lo cuenta Fariña.

“El 90% de la serie 'Fariña' es mentira. Solo los nombres y los apellidos son de verdad”
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