jueves. 28.03.2024

Jugarse todo a una nunca ha sido el mejor escenario de batalla para nadie. Y para los estudiantes de segundo de bachiller de este atípico curso escolar mucho menos, pues han tenido que lidiar con un coronavirus que ha mermado salud, moral y futuro para muchos de ellos. Generación tras generación, el mañana de todo estudiante se ha forjado en las aulas. Sin embargo, ellos lo hicieron desde sus casas frente a un objeto inanimado que no comprende, ni enseña, ni abraza. La generación del 2002 paró su tiempo de juego un 15 de marzo con la incertidumbre de no saber su destino. El pause más largo de su vida estudiantil está viendo el final tras meses de trabajo online. Ahora se enfrentan a una EBAU atípica que comenzará este miércoles y finalizará el viernes 10 de julio. La inseguridad, lo incierto y la primera vez de algo siempre generan nervios y a ellos se les han juntado todos. Lucía Gómez, Alberto Seijas, Estela Carral y Carmen Molinero se enfrentan esta semana a la EBAU, un primer paso a un futuro que el coronavirus quiso desdibujarles pero que ahora está más nítido que nunca para ellos. 

“Lo más preocupante es la cantidad de personas que nos presentamos a la EBAU en un año en el que se han batido records en los datos de alumnos"

En 25 sedes repartidas en quince municipios, 192 aulas y un máximo de 15 alumnos por aula, esta selectividad será histórica por las circunstancias que la rodean y la cantidad de alumnos que se sentarán frente a un pupitre. Esto es lo que más preocupa a Alberto Seijas, estudiante del bachiller de ciencias en el I.E.S Valle del Saja, el mismo donde realizará la EBAU. “Lo más preocupante es la cantidad de personas que nos presentamos a la EBAU en un año en el que se han batido records en los datos de alumnos, y esto para optar a becas o a la carrera que deseas, y en un futuro no tan lejano, encontrar empleo, será muy duro para todos los jóvenes”. Alberto, que quiere cumplir su sueño de estudiar fisioterapia, depende de la nota final que consiga, y teme que con las medidas tomadas sea más complicado sacar la nota necesaria. Al estrés y nervios que estas pruebas generan, a Alberto se le suma sus problemas de migraña, “un dolor insoportable de cabeza que acompañado con el estrés es una bomba para la EBAU. Y si tenemos en cuenta que hemos estado "solos" durante más de dos meses, sin el apoyo presencial de los profesores, es más preocupante aún”, sostiene. Una nueva realidad frente a los ordenadores que, como mantiene Alberto, “ha costado mucho, tanto para los docentes como para el alumnado. La falta de recursos que había hace pensar que la educación no estaba preparada para un cosa así, y esperemos que ahora tengan soluciones para futuros rebrotes”, sentencia. La confianza tras estos angustiosos meses también ha hecho mella en ellos, que “en muchos casos no tenemos la suficiente como para pensar en que podremos superar esta prueba, de la que dependemos para el futuro”. 

Alberto se prepara para los exámenesAlberto se prepara para los exámenes

Con la flexibilización y mayor opcionalidad de respuestas, todos temen que la EBAU se haga un trámite más competitivo. “Con la cantidad de actos que han llevado a que los profesores de muchos centros aprueben a alumnos que se encontraban bastante justos, y la posterior flexibilización del examen para hacerlo más fácil, no solo para aprobar, si no para sacar una nota verdaderamente alta, habrá muchos problemas para poder alcanzar los estudios que deseas en los mejores centros”, lamenta Alberto. Del mismo modo piensa, Lucía Gómez, que estudia una rama del bachiller de ciencias en el mismo centro que Alberto. Ella quiere estudiar farmacia, un grado que “tiene notas de corte altas en la mayoría de universidades de España”, afirma, por lo que “es posible que debido a la flexibilización se alcancen notas más alta, y necesite una aún mayor para entrar a la carrera”. Para Lucía, lo peor ha sido la incertidumbre del inicio del confinamiento, “el no saber qué iba a pasar con la EBAU, el temario que iba a entrar o incluso la posibilidad de no llegar a hacerla”, reconoce. Las dudas de cara a la siguiente etapa siempre son recurso habitual entre los estudiantes que se encuentran con un pie en la universidad, pero a esto se le añade el desconcierto de un posible rebrote: “Me preocupa la idea de tener que comenzar a dar clases online en la universidad, haría el cambio aún más duro.”

Lucía estudiando para la EBAULucía estudiando para la EBAU

"Aunque nuestros profesores nos han preparado bastante bien, los errores que tenemos se aprenden mejor a papel y en persona"

Estela Carral, por su parte, sí se desplazará de centro para realizar la prueba. Esta estudiante del bachiller de humanidades y ciencias sociales del IES Santa Cruz de Castañeda realizará la EBAU en el IES Lope de Vega de Santa María de Cayón, algo que espera, le pueda llevar a cumplir su deseo de estudiar el grado de derecho, “aunque todavía dependo de la nota que obtenga y también pondré varias opciones más como geografía”, aclara. Confiesa estar nerviosa por la situación pero confía en que el trabajo realizado durante el curso dé sus frutos. Un curso donde se han encontrado con dificultades añadidas: “La educación online es mucho peor porque aunque nuestros profesores nos han preparado bastante bien, los errores que tenemos se aprenden mejor a papel y en persona. Además de que el horario de clase nos servía para organizarnos mejor”, afirma Estela al tiempo que reconoce que “estas nuevas circunstancias han hecho que pensemos más en nuestro futuro y lo que más me preocupa es que no pueda adquirir los conocimientos necesarios de la misma manera que si fueran clases presenciales”.

Estela dando el último repaso a sus apuntesEstela dando el último repaso a sus apuntes

Los nervios todavía no han llegado para Carmen Molinero, alumna de ciencias en el IES. L. Torres Quevedo. Para Carmen, que de momento se mantiene tranquila porque, afirma, “ha estudiado bastante durante este curso”, la EBAU es un trámite para poder entrar a la academia de oficiales de la guardia civil, para cuyas pruebas de acceso tendrá que esperar hasta “octubre en vez de ser en julio o agosto”, afirma. Para ella, la educación online no ha dado los frutos que esperaba: “siento que este trimestre que no he aprendido. Nos hemos limitado a recibir exámenes EBAU que podría encontrar en internet y en nuestro caso no hemos tenido prácticamente clases por videollamada, algo que sí he llevado a cabo en las particulares que se adaptaron mejor al formato online”, opina.

Carmen estudiando para la pruebaCarmen estudiando para la prueba

En cuanto a las medidas de higiene y seguridad a las que están sujetas estas pruebas, todos tienen claro que la mascarilla y el gel hidroalcoholico son obligatorios y los abrazos y besos tendrán que esperar todavía un poco más. A Lucía, Estela y Alberto los profesores ya les han advertido de la situación. “Hace unas semanas pudimos acudir al centro a clases de refuerzo y nuestros profesores nos explicaron cómo debíamos comportarnos”, recuerda Lucía, algo que también saben muy bien Estela y Alberto: “somos conscientes de que es obligatorio el uso de la mascarilla, y la continua limpieza de manos con gel hidroalcohólico tanto a la entrada como salida de los aulas además de guardar distancias”, afirman.

Estela recuerda con cariño el gesto de sus profesores, quienes les hicieron un vídeo despidiéndose “muy especial”

La generación sin clase, sin papel ni boli, tampoco ha podido cerrar esta etapa única rodeados de sus amigos de clase, compartir los últimos momentos juntos bajo el mismo techo en una gran fiesta de graduación ni sentir el orgullo de sus padres al subir a por su tan sufrido y ansiado título. Algunos ya saben que no tendrán graduación, como Estela, que recuerda con cariño el gesto de sus profesores, quienes les hicieron un vídeo despidiéndose “muy especial”. En cambio, Alberto y sus compañeros sí tienen pensado hacer algo para despedirse de esta etapa: “Todos los alumnos de segundo de bachiller decidimos fijar el cómo, cuándo y dónde hacer nuestra graduación después de despreocuparnos de la carga de la EBAU y poder celebrar el curso juntos sin estrés”. A Carmen y a Lucía les encantaría poder juntarse todos juntos una última vez y tener un día para para recordar el resto de su vida, aunque todavía está todo en el aire.

En apenas tres días la generación del 2002 sentirá ya el aliento del futuro de cerca y empezará a escribir su destino para los próximos años como era costumbre, a mano.
 

 

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