miércoles. 24.04.2024

Este fin de semana hemos vivido una noticia trágica en un partido de fútbol formativo, en Andalucía, en el que se enfrentaban, en la jornada 12, el CD Puerto Malagueño Ciudad Jardín G.I. y el UD Los Prados cuando, a falta de cinco minutos para el pitido final un jugador se desplomó sobre el terreno de juego.

Varias horas después se confirmó el fallecimiento de Marvellous Onanefe Johson, los servicios sanitarios no pudieron hacer nada para salvar su vida. No es la primera vez que presenciamos una tragedia de estas características, lo que pone de manifiesto la necesidad de desfibriladores en todos los campos de fútbol.

Las diferentes ligas profesionales ponen como requisito indispensable contar con, al menos, un DEA (desfibrilador automático). El fútbol español ha extremado las medidas de precaución en los últimos años, a raíz de los fallecimientos de futbolistas de élite como Antonio Puerta o Dani Jarque pero, ¿cuentan los partidos de fútbol base con las medidas sanitarias necesarias?

Del mismo modo que todos los campos tienen un espacio de acceso para la ambulancia, debería ser obligatorio que todos los recintos deportivos cuenten con desfibriladores en sus instalaciones y, si no lo tienen, no debería disputarse ese encuentro. En ocasiones, poco se puede hacer ante una muerte súbita pero si la obligatoriedad de desfibriladores sirve para salvar, aunque sea, una vida, ya será un éxito.

La salud debería ser lo más importante en un partido de fútbol.

El fallecimiento de un niño en un partido de fútbol en Andalucía pone en evidencia la...
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