martes. 19.03.2024

UN LUGAR HIPNÓTICO

El desierto de Judea es un lugar hipnótico. Un caos de montañas y gargantas descarnadas por la erosión, que destilan dramatismo. En su límite, y a 400 metros de altura sobre el azul índigo del Mar Muerto, se encuentra Masada, una meseta de bordes cortados a pico. El rey Herodes la eligió como último refugio ante un eventual ataque egipcio, propiciado por la siempre insaciable de poder Cleopatra o, peor aún, por una rebelión de sus propios súbditos, que lo odiaban religiosamente. Fortificó la cima de la meseta para alojar a su guardia personal de dos mil mercenarios celtas y, en su arista norte construyó un palacio formado por terrazas que colgaban sobre el vacío, rodeadas de columnas. Bien aireado, y en medio de la inmejorable panorámica, Herodes recibía allí a otros dignatarios mientras descansaba de las múltiples intrigas que protagonizó en su vida.

EL DESCARNADO PAISAJE DEL DESIERTO DE JUDEA, O.L.El descarnado paisaje del desierto de Judea | Foto: O.L.

PARAÍSOS CONSTRUIDOS SOBRE INFIERNOS

Cientos de banderas blanquiazules con la estrella de David ondean alegremente desde las ventanas, en las plazas y en las antenas de los coches. Es el Yom Ha´Atzamaut, la fiesta que recuerda el nacimiento de Israel, un país mayoritariamente integrado por colonos recién llegados de todas las partes del mundo. Al hablar con ellos, en sus ojos aún brilla la ilusión por construir una nueva vida en un país joven y lleno de oportunidades. Una ilusión ciega, porque se empeña en no ver que sus sueños están construidos sobre las pesadillas de otros. El mito de un derecho exclusivo a la Tierra Prometida, que incluso muchos judíos ateos profesan, ha escindido el país en dos sociedades irreconciliables, sustituyendo el paraíso del fin de la diáspora judía por el infierno del inicio de la palestina, con la mitad de su población en el exilio.

El mito de un derecho exclusivo a la Tierra Prometida, ha escindido el país en dos sociedades irreconciliables

Visitar Israel no es amable, pero sí instructivo. Es una tierra bronca, en el que los abismos de la naturaleza humana afloran en toda su crudeza. Y, en la que uno no deja de preguntarse cómo una etnia terriblemente perseguida durante milenios, ha podido olvidar con tanta facilidad sus sufrimientos, para pasarse al bando de los perseguidores. Aunque nos resistamos a aceptarla, la respuesta es obvia: es precisamente por eso.

EL MAR MUERTO DESDE MASADA, O.L.El Mar Muerto desde Masada | Foto: O.L.

UN MONARCA JUDÍO SIN LOS OCHO APELLIDOS

El rey Herodes que, al parecer, no asesinó a ningún niño, aunque no le hubiese temblado la mano si hubiese tenido que hacerlo, tuvo un destino trágico. Sus puristas súbditos judíos nunca le perdonaron el origen edomita de su padre –un pueblo vecino, que había sido judaizado a la fuerza– y nabateo por parte de madre. Y, menos aún, la pérdida de la independencia de Judea al aceptar el papel de rey vasallo de Roma. Pero no lo quedó otra opción, cuando pidió ayuda a Marco Antonio, para recuperar su trono, invadido por los partos. Cuando, más tarde, Marco Antonio se suicidó junto a Cleopatra tras su derrota a manos de Octavio, Herodes quedó en el bando de los enemigos del nuevo amo de Roma. Se dice que entonces se presentó ante Octavio y, arrodillándose, le ofreció una daga en una mano y su corona en la otra. “Te ofrezco mi lealtad”, le dijo, “Si la aceptas, cíñeme la corona, y si no, aquí tienes mi daga”. A Octavio le agradó el coraje de Herodes, y lo restituyó como rey de Judea.

ISRAEL: UNA DEMOCRACIA PARA LOS JUDÍOS, PERO UN ESTADO JUDÍO PARA LOS ÁRABES

La ley recientemente aprobada por el parlamento judío o kneset, que define a Israel como un estado judío y democrático, contiene toda la tragedia de esta tierra. Defender lo judío lleva inevitablemente a la exclusión de los que no lo son, mientras que la democracia es inclusiva. No hace falta explicar que esos dos principios son incompatibles, ni cuál de los dos prevalece cuando chocan entre sí. Porque este estado no nació, como los demás, para el progreso colectivo en torno a una tradición histórica común, sino para defender los derechos de una etnia. Que, además, solo representa a una parte del país. A partir de aquí, los israelíes no judíos ya saben que pertenecer a su país es un deporte de riesgo, porque de su estado pueden esperar, –y éste se lo recuerda cada día–, menos protección y alegrías, cualquier cosa. 

LA MEJOR INGENIERÍA DE GUERRA

Masada volvió a cobrar protagonismo 70 años después de la muerte de Herodes, cuando los más fanáticos supervivientes de la primera revuelta judía contra Roma, los sicarios, se refugiaron en la meseta. Los sicarios habían recibido ese nombre por la espada corta o sica, que utilizaban para asesinar, escondidos entre la multitud, tanto a mandatarios romanos como a enemigos políticos judíos, lo que nos recuerda que eso que llamamos fanatismo violento no es de ayer y que, dada su ininterrumpida presencia a lo largo de la Historia, quedaría bien incluido como Patrimonio de la Humanidad.

Roma reprimió brutalmente la rebelión y, tras arrasar Jerusalén y demoler su Segundo Templo, la meseta de Masada fue sitiada por 15.000 militares

Roma reprimió brutalmente la rebelión y, tras arrasar Jerusalén y demoler su famoso Segundo Templo, la meseta de Masada fue sitiada por 15.000 efectivos militares, que iniciaron la construcción de una estrecha rampa o agger, para superar los 150 metros de su cara menos elevada y, desde su cima, iniciar el asedio. Cuando, meses más tarde, tras remover miles de toneladas de tierra y rocas, los romanos alcanzaron la superficie del altiplano, en la quizá mayor y mejor conservada estructura de asedio de la Antigüedad ¿Qué sucedió? Nadie lo sabe con certeza. Flavio Josefo, un historiador judío de la época, sospechoso de parcialidad hacia su etnia, describe que los romanos solo encontraron los cadáveres de 960 sicarios y sus familias.

MAQUETA DEL SEGUNDO TEMPLO, OBRA DE HERODES, WikipediaMaqueta del segundo templo, obra de Herodes | Foto: Wikipedia

VERDADES FABRICADAS CON MENTIRAS

No hay pruebas arqueológicas del épico suicidio de Masada, y sí del patinazo del estado israelí cuando rindió honores militares a 3 esqueletos que, arqueólogos interesados, habían identificado apresuradamente como de resistentes judíos, cuando un análisis posterior apuntaba a rehenes enemigos romanos, apresados por aquellos.

RESTOS DE UNO DE LOS 8 CAMPAMENTOS ROMANOS QUE RODEAN MASADA, O.L.Restos de uno de los 8 campamentos romanos que rodean Masada | Foto: O.L.

Estos bochornosos tropezones vienen de que Masada es uno de los pilares de la propaganda israelí, en su fabricación del mito de un estado judío milenario, siempre oprimido, que termina en el merecido final feliz de la creación del nuevo Israel. 

Cada día, decenas de autocares con turistas judíos de todo el mundo, acuden a visitar el santuario. Cuando escuché a uno de los guías describir la dramática resistencia y suicidio de los sicarios, para continuar con la historia de la diáspora y finalizar con el relato del reencuentro de su propia familia, diezmada por los nazis, en el nuevo estado de Israel, se me puso la carne de gallina, como supongo que sucedió al grupo de turistas que le escuchaba. Hasta que caí en la cuenta de la manipulación que difundía aquel tipo, repitiendo media docena de veces al día, todos los días, el mismo lacrimógeno artefacto. 

AUDACIA

Si por algo puede pasar Herodes a la Historia, no es por la leyenda del asesinato de los inocentes, ni por sus intrigas y paranoias familiares sobre supuestas –y otras veces reales–  conspiraciones contra él, que le llevaron a ejecutar a la mujer que amaba, a dos de sus hijos, a su suegra y a dos cuñados. Dejando aparte esas menudencias, Herodes bien puede pasar a la Historia por los logros de su audacia arquitectónica. Además del palacio de Masada, creó y fundó la ciudad de Cesarea Marítima, vinculada al enorme puerto comercial que su reino necesitaba. Una bahía enteramente artificial en una zona abierta al mar, con espigones construidos a partir de bloques del entonces novedoso cemento hidráulico, transportados y hundidos sobre el fondo marino. El Segundo Templo, en Jerusalén, otra obra colosal, también suya, fue demolido hasta los cimientos por los romanos tras la rebelión de los años 60 y 70, que finalizó en Masada. Solo sobrevivieron los muros de contención del edificio, de los que el más famoso es el ahora conocido como Kotel o Muro de las Lamentaciones. 

MAQUETA DEL PALACIO DE HERODES EN MASADA, O.L.Maqueta del palacio de Herodes en Masada | Foto: O.L.

DEMASIADA SANGRE PARA ENTENDER

“El estado judío anhela apropiarse de Cisjordania, pero sin sus habitantes”, me explica Hussein, propietario de una guesthouse cercana a Jericó, en Cisjordania. “Porque, si los tres millones de cisjordanos pasáramos a formar parte de Israel, debilitaríamos la identidad judía y, sobre todo, la superioridad electoral que les permite gobernar solo para ellos”. Se detiene un momento, para contener su rabia, y continúa: “Ya han roto la continuidad de nuestra tierra incrustando 400.000 colonos judíos con sus urbanizaciones ilegales. El siguiente paso es apropiarse, por ahora, solo del tercio de Cisjordania en el que están asentadas. Cuando lo consigan, ya se encargarán de ir echando a los palestinos que queden”.

El siguiente paso es apropiarse, por ahora, solo del tercio de Cisjordania en el que están asentadas

Hussein no anda descaminado. Pero no puedo responderle cómo los llegados a Israel son descendientes de los judíos europeos que, durante siglos, participaron activamente en el desarrollo de las ideas de tolerancia, democracia y humanitarismo que hoy iluminan el mundo, y que precisamente, él reclama. Ni hablarle del significativo número de judíos israelíes que siguen defendiendo esas ideas y comparten su indignación. Ya ha corrido demasiada sangre para las verdades complejas.

VOLVIENDO AL GHETTO

Otra de las campanadas arquitectónicas de Herodes fue ahuecar la cima de una colina cónica, en la actual Cisjordania, y construirse en su interior un palacio-refugio, conocido como el Herodion. Durante el trayecto desde Belén hasta allí, pulcras y modernas urbanizaciones, rodeadas de verdor, delatan los asentamientos ilegales en las cimas de algunas colinas, en contraste con la pobreza y el abandono de las viviendas de los pueblos palestinos. Intento sonsacar un comentario al respecto al joven taxista que me transporta, pero solo responde con un gesto de resignación. De pronto, inesperadamente, estalla: “Llevan tantos siglos viviendo en ghettos”, me dice, “que ya no saben hacerlo de otra manera. No solo son los asentamientos. Israel es cada vez más un gran ghetto”.

INTERIOR DE LA COLINA VACIADA DEL HERODIUMInterior de la colina vaciada del Herodium

¿UN JUDÍO MUY ROMANO  O UN ROMANO MUY JUDÍO?

Dentro del cráter artificial, vaciado en la colina, que forma el Herodion, se extienden los edificios que dotaban de lujo romano al refugio del rey. Y debajo, en la llanura anexa a la colina, sobreviven las ruinas de un enorme palacio, con una piscina casi tan grande como dos olímpicas modernas. Devoto de la religión de Moisés, pagano de tapadillo, o ambas cosas a la vez, lo que salta a la vista es que la austeridad judía no estaba entre las virtudes del rey Herodes.

VISTA AÉREA DEL HERODIUM, WikipediaVista aérea del Herodium | Foto: Wikipedia

En 2007, el arqueólogo israelí Ehud Netzer encontró allí, tras 35 años de búsqueda, lo que parece ser su mausoleo, e incluso su sarcófago destrozado, probablemente poco tiempo después del enterramiento, a manos de fanáticos religiosos. A Herodes, que intentó, y consiguió mejorar las condiciones de vida de su pueblo y reinar tanto para paganos como para judíos favoreciendo ambos cultos, estos últimos nunca le perdonaron su tolerancia. Parece increíble, pero dos mil años más tarde, tampoco lo harían.

RECONSTRUCCIÓN DEL MAUSOLEO DE HERODES, EN MASADAReconstrucción del Mausoleo de Herodes, en el Herodion

Masada: el escondrijo de Herodes, reciclado como emblema del sionismo
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