jueves. 28.03.2024

En 1879 Marcelino Sanz de Sautuola, aficionado a la Prehistoria y la arqueología, se convirtió en el descubridor de la llamada Capilla Sixtina del arte rupestre. Junto a su hija María, este cántabro nacido en Puente San Miguel accedió por primera vez en siglos a la cueva de Altamira, un espacio en el que pinturas de bisontes, ciervos y escenas de caza decoran el irregular relieve de la fría roca. Y ahora, 137 años después, el mundo vuelve a introducirse en esa cueva gracias a la cámara de Hugh Hudson, director del film impulsado por la productora española Morena Films, cuya presidenta es Lucrecia Botín-Sanz de Sautuola.

Los espectadores podrán acompañar en este viaje, a partir del viernes, a Antonio Banderas, quien se mete en la piel de Sanz de Sautuola y revive no solo la emoción del descubrimiento, sino los problemas a los que tuvo que hacer frente, entre ellos los ataques de la Iglesia Católica, de una sociedad muy conservadora y, aunque pueda parecer extraño, de la comunidad científica.

Cantabria ha sido el lugar elegido por Morena Films para realizar el estreno de ‘Altamira’

Y precisamente Cantabria ha sido el lugar elegido por Morena Films para realizar el estreno de ‘Altamira’. Un acto que tendrá lugar en el Palacio de Festivales de Santander a partir de las 20:30 horas, y que contará con representantes del Gobierno regional como el presidente, Miguel Ángel Revilla, así como de otras administraciones y, por supuesto, de la propia película.

Una puesta de gala para una película que, como ya han manifestado muchos responsables, situará a Cantabria en el mapa para muchos países del mundo y ayudará a potenciar los tesoros de la región, entre ellos, por supuesto, el Museo de Altamira y la neocueva, una réplica idéntica al espacio que hace más de un siglo descubrió Sautuola.

La cinta, que cuenta con un presupuesto de 8,5 millones de euros, supone también el regreso de Hudson al cine de ficción después de 15 años alejado del este tipo de largometrajes.

Escenarios naturales

El rodaje de la película, cuya banda sonora está compuesta por Mark Knopfler, se ha desarrollado en escenarios naturales, entre ellos el interior de la cueva, a la que ahora mismo está restringido el acceso a cinco visitantes a la semana.

La obra nace inicialmente como un documental, pero la magnitud del proyecto obligó a enfocarlo desde otro punto de vista

A esto se suman calles de varias localidades de Cantabria, desde Castro Urdiales a Comillas o Santander, donde decenas de extras ayudaron, durante los meses de octubre y noviembre, a ambientar el contexto social en el que se desarrolla el film.

Como ha explicado Álvaro Longoria, uno de los responsables, la obra nace inicialmente como un documental en el que trabajaba junto a Lucrecia Botín. La magnitud del proyecto obligó a enfocar el tratamiento desde otro punto de vista, sumando apoyos internacionales y de nombres propios como Banderas, Hudson o Rupert Everett. Como se desprende de las declaraciones de todos los implicados, el principal atractivo de la cinta no son, curiosamente, las pinturas que pueden verse, sino la lucha de un hombre contra toda una sociedad. En palabras de Banderas, “es una gran reflexión sobre la envidia y otros males endémicos de España”.

Bueyes pintados

Las palabras del actor malagueño no van demasiado desencamindas. La historia de Marcelino Sanz de Sautuola no fue, precisamente, un camino de rosas. Aquel verano de 1879 lo que ocurrió fue algo más que un descubrimiento. Lo que logró el personaje al que da vida Banderas fue una revolución social y cultural sin precedentes hasta ese momento. Las implicaciones de esos “bueyes pintados”, como los definió la hija de Sanz de Sautuola, María, alcanzaban a todos los ámbitos del conocimiento de la Historia que se tenía en ese final del siglo XIX.

Son esos impactos sociales y culturales los que aborda ‘Altamira’, esa lucha contra las convicciones religiosas y científicas que supuso un desgaste tanto físico como social. La teoría de Marcelino Sanz de Sautuola rompía con la evolución recogida en la Biblia, lo que provocó que la Iglesia Católica pusiera en marcha toda su maquinaria para desautorizarle. Esta oposición, representada en la pantalla por Everett, generó a su vez toda una corriente social en su contra, aislándole de sus familiares y amigos, e incluso de aquellos que le habían querido.

Pero Sautuola tuvo que luchar también contra los prejuicios científicos de la época. Las corrientes que defendían la evolución darwiniana consideraban a nuestros antepasados poco menos que animales salvajes sin ningún tipo de sentido estético o cultura organizada. Por ello, la existencia de bisontes y ciervos pintados en la fría roca de una cueva, aprovechando además los relieves de la misma para dotar de mayor viveza a estas pinturas, era algo inconcebible, “obra de falsarios o de dementes”.

Pocas autoridades en la materia apoyaron su teoría de que el hombre prehistórico era el responsable de estas obras de arte. En cualquier caso, la autoridad de Sautuola fue denostada, y su labor despreciada por la mayoría de ámbitos sociales.

No fue hasta comienzos del siglo XX, en 1902, cuando el sector científico entonó el mea culpa y reconoció el descubrimiento de la Capilla Sixtina del arte rupestre. Marcelino Sanz de Sautuola llevaba muerto 14 años. Y el motivo fue, precisamente, el descubrimiento de otros grabados en La Mouthe, Francia. La película se convierte, de este modo, en el reconocimiento definitivo a la figura de uno de los pioneros en el arte rupestre en todo el mundo.

Estreno mundial de la película ‘Altamira’
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