martes. 23.04.2024

Irán es una tierra legendaria. A través de las ventanas del automóvil desfila una alta meseta desértica, cruzada por cadenas montañosas de hasta 5000 metros. La cinta de asfalto de la carretera serpentea, junto a remotas ruinas para comunicar los oasis, hoy convertidos en ciudades Patrimonio de la UNESCO, con bazares que aún bullen de vida desde hace milenios.

Pero, el visitante no puede evitar, bajo del exotismo de una cultura tan distinta, la sensación de un déjà-vu. Quien ha conocido la España del final de la dictadura, con su represión política, religiosa y sexual, el poder del clero, la calidez de la gente y la agotadora espera de una libertad que no acababa de llegar, se enfrentará a los propios fantasmas del pasado ¿O será que los viajes son, en realidad, a través del interior de uno mismo?

                               Una tienda en el bazar de Shiraz

UN PROBLEMA DE NARICES

Las avenidas de Teherán están engalanadas y atestadas de gente comprando regalos. ¿Navidad? No, Nowruz, una festividad de la vieja religión de Zoroastro, que aún se filtra a través del islam persa y, cada 21 de Marzo, celebra el retorno de la primavera. Es un día de esperanza: todo el mundo entierra semillas e intercambia plantas

Al anochecer, entre enormes hogueras, me dejo llevar por una pareja que he conocido esa misma mañana, hasta un piso en el que se celebra una fiesta privada. Dentro hay mucha gente. Los chador, hiyab o gabardinas que la ley obliga a llevar en público a las mujeres, ahora colgados del perchero, ocultaban la última moda occidental, y sospecho que algunos asistentes beben, disimuladamente, alcohol. Su consumo, prohibido bajo penas severísimas, me empuja a no preguntar. 

Pero sí que pregunto por qué casi la mitad de las chicas tienen una nariz recta, claramente operada, que contrasta con la rotunda curva nasal de los relieves de Persépolis.   

“Es una moda rabiosa, cada año se operan más de 200.000 chicas.”, me dice Zhaleh, la esposa de la pareja que me llevó a la fiesta. “Es cierto que muchas quieren ser occidentales, pero aquí la rinoplastia va más allá de la estética. Frente al chador y las imposiciones de los clérigos sobre cómo debemos ser, reivindicamos nuestra libertad modelando nuestro cuerpo.  Aquí, operarse la nariz es una forma de rebelión”.

“Y tú, Zhaleh ¿Por qué no te operas?”.

“Mi mentalidad debe mucho a Occidente”, me dice, mostrando su perfil con una hermosa nariz aqueménida.

“Pero mi cuerpo es persa”.

MUJER IRANI FOTO RODOL IZA3Mujer iraní | Foto: Rodol Iza

PUEDE USTED PISAR MIS OJOS

La plaza de Isfahan, de 500  por 165 metros, contiene un enorme jardín rectangular rodeado de la más excelsa arquitectura persa y es, según muchos, la plaza más bella del mundo. Llegué a Irán preparado para enfrentarme a terroristas, pero solo veo cientos de familias merendando, sentadas en una manta sobre la hierba de los jardines. 

                               Picnic en la plaza de Isfahan

Apenas los observo, me piden que me acerque y me invitan a compartir con ellos la merienda. “Me alegra que haya venido a conocernos. Que disfrute enormemente de nuestro país”, vienen a decir todos, tras las inevitables preguntas sobre la nacionalidad y el estado civil. Y es que aún queda algo del taarof, la alambicada cortesía iraní, con expresiones como “Puede usted pisar mis ojos”, “Me inmolo por usted” o la negativa retórica de los tenderos a cobrar, en la que el comprador debe insistir para que el vendedor renuncie a su fingida generosidad y acepte el pago.

Pero, a pesar del taarof, muchos no pueden resistirse a formular, tímidamente, la pregunta que les obsesiona, acomplejados –como nosotros los fuimos– por la imagen que proyecta su país:

“¿Qué piensa de nosotros, los iraníes?” 

CALAVERAS POR ESTRELLAS

No es casualidad que, frente a las ventanas de mi hotel, frecuentado por extranjeros, la pared de un edificio contiguo contenga un enorme mural con una bandera norteamericana, en la que las estrellas han sido sustituidas por calaveras y las barras por misiles.

Muhammad es un miembro del personal del hotel especialmente amable, con el que consigo derivar la conversación hacia la situación política. Me lleva a un lugar apartado del hall, abre su teléfono móvil y, tras quitarle la batería y pedirme que haga lo mismo con el mío, empieza a hablar.

"Nuestra constitución está diseñada para que el Consejo de la Revolución pueda vetar cualquier ley o candidato que amenace sus intereses"

“Llevamos décadas en una situación sin salida. La gente quiere un cambio, pero, aunque tengamos elecciones y partidos, nuestra constitución está diseñada para que el Consejo de la Revolución pueda vetar cualquier ley o candidato que amenace sus intereses. La corrupción de los políticos no tiene nada que envidiar a la que sufríamos con el Shah”, continúa. ”Cuando alguien triunfa económicamente, como le ha ocurrido a mi jefe, tarde o temprano, se encuentra con la Guardia Revolucionaria, que quieren formar parte del negocio. Y no se les puede decir que no”.

MÁS REVOLUCIONES NO, POR FAVOR

“En 1979,”, continúa Muhammad, “los grupos de la oposición, –comunistas, nacionalistas, socialdemócratas e islamistas–, se unieron y, con la ayuda de la gente, empobrecida por los abusos y la crisis del petróleo, echamos al Shah. Costó muchas vidas. Entonces, Jomeini era un símbolo de la disidencia que supo aprovechar en su beneficio el trabajo de la oposición. Sus seguidores estaban muy bien organizados, y pronto se deshicieron de los partidos que se habían dejado la piel en la lucha, asesinando a sus miembros o expulsándolos del país. Desde entonces, las milicias –basij y pasradan– y los clérigos utilizan el enfrentamiento con Occidente para justificar su existencia, y seguir saqueando el país, mientras la gente pasa hambre con las sanciones. ¿Hacer otra revolución para que la secuestren los que tienen menos escrúpulos? No, ya no creemos en las revoluciones

"Ya no creemos en las revoluciones”

Muhammad hace una pausa. Su semblante se ha ensombrecido. Cuando vuelve a hablar, hay una herida abierta en su mirada. “Mi padre era comunista, y un día, el SAVAK, el servicio secreto del Shah, se lo llevó y no volvimos a verlo nunca más. ¿Se puede imaginar cómo se vive eso en una familia? Yo quise que su ejemplo no muriese con él y, ya en tiempos de la república islámica, me adentré en la maraña de partidos ilegalizados por el régimen... 

Un día,  me detuvieron y me…me…”, Muhammad no consigue acabar la frase. Ha escondido la cara entre las manos y empieza a sollozar. “…Me torturaron…”, dice por fin. Siento una vergüenza insoportable. Me levanto en silencio de la butaca, y dejo a Muhammad solo con sus pesadillas.

LAS RAÍCES DEL MUNDO

“Las raíces de Occidente están en Persia”, me dice Kaveh  Zaferanyeh, un profesor jubilado que ahora se gana unos toman como guía en el complejo amurallado de Rayen, en Kerman.

Mientras recorremos la impactante fortaleza de barro, modelada con formas que ondulan como los edificios de Gaudí, continúa: “Y llamamos Persia a una herencia de más de cinco mil años de culturas superpuestas en torno a Mesopotamia.”

                               Fortaleza de Rayen, cerca de Kerman

“Los árabes aprendieron arquitectura”, relata con orgullo, “cuando conquistaron Persia. Las cúpulas de las mezquitas se inventaron aquí. Y aquel arco de ojiva, aparentemente más propio de una iglesia gótica, es un invento sasánida, que los europeos importaron durante las cruzadas.”

                               Arquitectura de Isfahan

Volvemos en autobús, que conduce una mujer. “Aún nos falta mucho para la igualdad, pero no compare nuestro país con Arabia Saudita”, me dice Kaveh, mientras señala una cúpula azulejada. “¿Son los azulejos un invento de Al-Andalus o de Portugal?”, pregunta retóricamente. “De ninguno“, se responde. “Puede usted verlos,  bellísimos, en la puerta de Ishtar, de Babilonia. Tienen más de 2.600 años”.

                               Azulejo representando el árbol de la vida

MARTIRIO

El mausoleo de Shah Cherag, en Shiraz, es un espectacular edificio, de cúpula bulbosa, que guarda la tumba del emir Alí, vinculado con las figuras míticas de los imames chiitas. Como en muchas otras tumbas iraníes, el interior está recubierto de un caleidoscopio de miles de diminutos espejos que multiplican la luz y los colores, creando una atmósfera alucinatoria. El sarcófago, bañado en una luz verdosa que hace aún más irreal el lugar, está rodeado por una verja a la que siempre hay peregrinos abrazados. Unos rezan, otros lloran, el resto se quedan como sumidos en trance.

                               Rezando en el alucinante mausoleo de Shah Cherag

El chiismo es una secta religiosa de perdedores, surgida en el año 632, cuando el conflicto por la sucesión de Mahoma llevó a los sunitas a masacrar a esta facción de seguidores del califa Alí. 

Representando un 13% de la población islámica, los chiitas, minoritarios y perseguidos, han hecho del sufrimiento y el martirio su bandera. La imitación de las torturas sufridas por Hussein, su tercer Imam, asesinado por los sunitas, lleva a los fieles a flagelarse y a arrebatos de llanto, no muy lejanos del catolicismo más tremebundo, con el que también comparten una jerarquía eclesiástica que establece la interpretación canónica del Corán, al contrario que los sunitas. 

Así que no es de extrañar que, como peculiares anuncios en las calles, abunden carteles con imágenes de mártires locales, caídos por la patria. Como los que, en la guerra contra Irak, despejaron voluntariamente los campos de minas caminando sobre ellas.

                               Un mártir de la revolución en Yazd

PASIÓN POR LOS POETAS

Kaveh, el profesor jubilado, me ha invitado a comer a su casa, y todos nos sentamos, descalzos, sobre una alfombra, en una plataforma de madera elevada sobre un cuidado jardín. 

“¿Le suenan los jardines de Babilonia?”, retoma la conversación. “El jardín es un elemento central de nuestra cultura –algo a la vez espiritual y físico– que los árabes hicieron llegar incluso hasta Granada. ¿Recuerda el jardín del Edén? La Biblia hebrea está impregnada de los mitos y la mentalidad de Mesopotamia, y de nuestra primera religión monoteísta, el zoroastrismo. 

“¿Y los griegos?”

“Bah, los griegos clásicos eran bastante farsantes. Reconozco su genio, pero gran parte de sus mitos y filosofía los trajeron de Oriente, aunque nunca lo reconocieran.”

“Tiene que leer a nuestros poetas.”, me dice más tarde. “A Ferdousi, Ommar Jayyam y, sobre todo, Hafez. Aquí todo el mundo los adora. Aquí son mucho más importantes que nuestros reyes”.

Al despedirnos, me regala un libro de Hafez, en inglés y farsi. “Adiós, no se olvide de Irán cuando vuelva a casa.”, me dice. “Y rece por nosotros. Nos hace tanta falta…”

                               Una familia visitando la tumba del poeta Hafez

TIENDAS DE CAMPAÑA CON BAÑOS DE MÁRMOL

Construida por los reyes aqueménidas para recibir e impresionar a los dignatarios extranjeros, Persépolis aún conserva la grandeza que deslumbró a Alejandro Magno, el cual decidió preservarla para, más tarde, ordenar que fuese incendiada durante una de sus desmedidas borracheras.

El magnetismo del lugar llevó al inepto y último Shah, Reza Pahlevi, a celebrar, en 1971, junto a las ruinas de Persépolis, los 2.500 años del imperio persa. Para la fantochada, que reunió a 60 representantes de familias reales y jefes de gobierno de todo el mundo, construyó una ciudad de apartamentos de lujo prefabricados, con la estética y material de las tiendas persas. El banquete, traído directamente desde el Maxim´s de París para 600 personas, aún figura en el libro Guiness como el más prolongado y lujoso de la historia moderna.

Pero tal despilfarro le salió mucho más caro al Shah: marcó el definitivo rechazo popular, que culminaría en la revolución y su huida del país 8 años después. 

¿CORRE EL TIEMPO CONTRA LAS TIRANÍAS? 

Tras siglos de sufrir los caprichos y el despotismo de sus gobernantes, los iraníes habían decidido que merecían algo mejor. Pero, aunque a cambio recibieran una dictadura islámica, este pueblo, maduro para la democracia, sigue luchando por ella. Como a nosotros nos sucedió en un día no tan lejano, saben que el tiempo corre a su favor.

El Irán que una vez fuimos
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