miércoles. 24.04.2024

El MAS, Museo de Arte Contemporáneo de Santander y Cantabria, continúa su labor de rendir homenaje al artista y pintor cántabro Rogelio de Egusquiza (Santander, 1845 - Madrid, 1915) mediante la realización de un ciclo especial, monográfico dedicado a su figura, a su estrecha relación con el músico Richard Wagner y su círculo artístico y cultural de influencia así como a la corriente del Simbolismo.

Enmarcadas dentro de las actividades organizadas para conmemorar el centenario de su su fallecimiento, las conferencias abordarán aspectos clave en la vida y trayectoria del injustamente desconocido Rogelio de Egusquiza. Para ello, el MAS ha invitado a dos relevantes asociaciones: La Asociación Wagneriana de España y La Asociación Wagneriana de Madrid, que estarán representadas por Javier Nicolás y Rafael Agustí.

La primera de las conferencias titulada El Círculo Wagneriano a cargo del Doctor en Historia Javier Nicolás, versará sobre la influencia que ejerció Richard Wagner sobre el artista cántabro. Los breves pero intensos encuentros que ambos mantuvieron, se vieron reflejados tanto en el aprecio del músico alemán por nuestra lengua y cultura como por la influencia de la estética wagneriana en la obra y vida mística de Egusquiza. Wagner, no sólo conmocionó el mundo musical en el siglo XIX, sino que provocó una reacción de primer orden en el mundo artístico y cultural por sus postulados de la Obra de Arte Total. Su Círculo de influencia, ese Círculo Wagneriano que se extendió por toda Europa, incluía no sólo a músicos, sino a artistas de cualquiera de las facetas del ámbito cultural (poetas, literatos, pintores, filósofos...) que en mayor o menor grado –sin menoscabo de su propia originalidad-, se sintieron atraídos por estos principios, en la segunda mitad del Siglo XIX y primera del Siglo XX.  

Parsifal, ópera final de Richard Wagner y a la que Rogelio de Egusquiza acudió a su estreno en 1882, será la temática de la segunda conferencia a cargo de Rafael Agustí. Definida como un “festival escénico sacro” por el propio músico, se basa en el poema épico medieval (del siglo XIII) Parzival de Wolfram von Eschenbach, sobre la vida de este caballero de la corte del Rey Arturo y su búsqueda del Santo Grial. Si bien, Wagner concibió la obra en abril de 1857, solo la completó 25 años después, estrenándose en el Festival de Bayreuth el 26 de julio. Desde entonces y durante el S.XX, Parsifal será epicentro operístico y escenográfico de Wagner, influenciando, asimismo, a Egusquiza.

Salvador Carretero, director del MAS, historiador de arte y máximo especialista sobre Rogelio de Egusquiza, será el encargado de clausurar este ciclo especial. Bajo el título Rogelio de Egusquiza y el Simbolismo, esta conferencia final abordará una completa retrospectiva sobre su figura. Carretero contextualizará la misma con un prólogo sobre el Simbolismo en Europa y, posteriormente, en España.

La exposición temporal Rogelio de Egusquiza (1845-1915): luces y sombras, intensa muestra de una veintena de obras, puede visitarse hasta el 10 de febrero de 2016 en el MAS. La misma da continuidad a una ardua y extensa trayectoria de investigación que consiguió, en su primera muestra de 1995 y en coproducción entonces con la Fundación Marcelino Botín, reunir toda su obra así como publicar un catálogo exhaustivo, única referencia bibliográfica completa del artista. Mediante la realización de esta segunda exposición en la que se recopila la obra en propiedad del museo así como de otras pertenecientes a colecciones privadas, se han expuesto obras de sus principales etapas.

El Círculo Wagneriano

Así se titula la primera de las conferencias que impartirá el Dr. Javier Nicolás, Asociación Wagneriana de España.

Podríamos hablar, de hecho, de dos círculos wagnerianos en la presente exposición, dado que en realidad existía un círculo interno y otro exterior. El círculo interno estaría formado por la influencia del compositor alemán con su entorno más inmediato, ya sea Bayreuth, Triebschen o Suiza, sin olvidar algunas estadías en Italia. Y el círculo exterior o externo, vendría reflejado en la influencia que la música y el mundo wagneriano ejerció en Alemania y otros países de Europa en tiempos del propio Wagner.

El primer círculo estaría basado en la propia familia Wagner o Liszt, y aquellos amigos o colaboradores que frecuentaban y visitaban a Wagner en su casa. Muy especialmente en Bayreuth, una serie de conocidos íntimos, músicos e intérpretes, artistas y gente adscrita al mundo de la cultura, políticos o monarcas. Un grupo variopinto, fiel, culto y con un entusiasmo por la vida y obra del maestro de Bayreuth.

El segundo círculo versaría sobre aquellos miembros de la comunidad artística y cultural que ya en el campo de la música, pintura, literatura o filosofía, por mencionar algunos, fueron unos entusiastas seguidores de Wagner y, además, transportaron ese mundo especial del músico alemán a sus propias obras. Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y desde luego España, entre otros países, con ejemplos muy conocidos en nombres de la talla de Verdi, Baudelaire, Bernard Shaw, Egusquiza, Sorozábal, Bruckner, Mahler y un largo etcétera.

Dos círculos con un denominador común: el arte wagneriano y la fidelidad a un compositor que marcó, cambió y revolucionó no sólo el mundo de la música y los teatros de ópera, sino la propia concepción artística del siglo XIX y XX.

Todos los músicos de su tiempo se vieron influenciados por la obra de Wagner, y si bien hubo muchos que lo reconocieron y lo dijeron a los cuatro vientos y no dudaron en reconocer esta influencia otros la negaron o disimularon. Bien fuese asumiendo toda la reforma wagneriana o parte de ella, ya a través de los argumentos de las obras, de la inclusión de leitmotiv, a través de escritos teóricos o por medio de programas de conciertos wagnerianos destinados a difundir su obra, fueron muy pocos los que escaparon a la influencia del Maestro de Bayreuth.

La adhesión al wagnerismo de docenas de escritores de primera fila es una prueba más de que Wagner era tan importante como músico que como poeta, pero aquí se nos presenta un problema de difícil solución, pues si bien resulta fácil de aportar documentación sobre el entusiasmo wagneriano de muchos escritores, resulta mucho más complejo poder determinar la influencia que la obra wagneriana tuvo en su producción artística. Se han hecho sesudos estudios en países y géneros concretos para ver el alcance de esta influencia, muy especialmente en Francia y Gran Bretaña, donde vemos que fue especialmente muy grande.

Durante su vida, y algunos años después, Wagner inspiró una devoción fanática que perdura hasta hoy en día. Durante un largo periodo, muchos compositores se alinearon a favor y en contra de su música. Y ese “combate” subsiste hoy más que nunca a tenor de las representaciones más que discutidas de ciertos directores de escena surgidos, eso sí, no lo olvidemos, de la propia meca del wagnerismo, de Bayreuth; y de la propia mano de los nietos del propio compositor.

Egusquiza, Wagner y el Simbolismo
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