viernes. 19.04.2024

Solo valía poder llegar a disputar el ansiado ascenso, para el equipo y la afición racinguista era el único objetivo posible. Es bien sabido que disputa el ascenso a la segunda división española es uno de los caminos más duros similar al ascenso de la League One a la Championship en la liga inglesa.

Páginas webs tan importantes como Inkabet hacen hincapié en esta competición por su alta competitividad y emoción, además de atractivo que supone a los amantes del deporte del balón.

No puede decirse que el equipo de Santander haya hecho una mala temporada, ha estado en los puestos que se necesitaba que estuvieran y se quedó a una vitoria de lograr los puestos para disputar el querido ascenso.

El partido contra Arenas era vital para lograr las aspiraciones deseadas, tan solo una victoria, tres importantes puntos para lograr plaza para poder disputar  una lugar entre la división de plata.

No salieron las cosas como se quería, el equipo careció de ideas y contundencia. Probablemente la presión de necesitar la victoria bloque  al equipo dejando todas las aspiraciones en el terreno de juego.

Realmente la afición racinguista ha quedado muy disgustada con este resultado, pero también ella hace tiempo que las críticas se disparan entorno al entrenador Solabarrieta. La pérdida de puntos en los primeros inicios de la competición son ahora los que hubieran sido vitales para lograr una mejor posición.

Mirar atrás tampoco sirve de nada, el presente y futuro más cercano son los escenarios que es necesario estudiar y analizar. A día de hoy, en Marzo, el equipo racinguista ha perdido toda posibilidad de encaramarse a los puestos de ascenso, lo que le quita toda la emoción a lo que resta de temporada.

Esto es algo con lo que tendrá que lidiar el entrenador y el equipo, unas aspiraciones rotas y el duro camino que queda para poder volver a estar con los mejores de la Segunda B.

El equipo ha crecido, canteranos se han afianzado en el quipo, incluso juveniles, gente ha pasado de jugar en Tercera a la Segunda B y esto repercute muy mucho en el rendimiento y en la difícil tarea de lidiar con la presión.

Queda saber qué rumbo va a tomar ahora el Racing de Santander, optar por la línea continuista del equipo deportivo y técnico que ahora ha gestionado al equipo o  pensar en un cambio  de entrenador con todo lo que conlleva ese cambio.

Muchas veces merece más la pena dejar las cosas como están y pulir errores para mejorar de cara a la otra próxima campaña. Un cambio de entrenador implica prácticamente empezar desde cero sin las garantías de lograr   mejorar las cosas que se tienen ahora con el fin de hacer un equipo mucho más competitivo y con más posibilidades de lograr los objetivos y retos deseados.

De momento, no queda otra que asumir lo ocurrido y encarar el final de temporada con las mejores de las ganas, muchos jugadores pueden estar jugándose su puesto para la próxima temporada.

El Racing de Santander dice adiós al ascenso
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