jueves. 28.03.2024
SERIE CANTABRISMO [PRESENTACIÓN]

“A los que en el pasado consiguieron el reconocimiento de las libertades de Cantabria y a los que luchan y lucharán en el futuro”

Eldiariocantabria abordará durante los próximos meses la contribución histórica del cantabrismo a la construcción de la Cantabria actual a través de una serie periodística coordinada por Javier Lezaola con la colaboración de Manuel Alegría y otros protagonistas, testigos o expertos.

marcha
Marcha de Santander a Peña Vieja, organizada por ADIC y celebrada el 2 de diciembre de 1979, para conmemorar el bicentenario de la aprobación de las Ordenanzas de la Provincia de Cantabria

Hace 240 años –en 1779–, se ponía en marcha la Provincia de Cantabria, que había sido constituida el 28 de julio de 1778 en la Casa de Juntas de Bárcena la Puenti (Puente San Miguel). Hace 40 años –en 1979–, ADIC (Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria) conmemoraba el bicentenario de aquella constitución provincial con una marcha de 150 kilómetros de distancia desde la capital, Santander, hasta el punto más alto de Cantabria, Peña Vieja, donde atletas y montañeros colocaron una placa con la leyenda “A los que en el pasado consiguieron el reconocimiento de las libertades de Cantabria y a los que luchan y lucharán en el futuro”.

Alegría fue protagonista y testigo directo del proceso de lucha por la autonomía que arrancó a mediados de los setenta y cristalizó a principios de los ochenta

El pasado 26 de mayo, un partido de ámbito cántabro –el PRC (Partido Regionalista de Cantabria)– ganaba por primera vez las elecciones autonómicas. Este y otros hitos no pueden pasar desapercibidos, por lo que eldiariocantabria echará la vista atrás para abordar durante los próximos meses el tema de la mayor o menor contribución de las diversas expresiones del denominado cantabrismo –particularismo, provincialismo, regionalismo primero cultural, después económico y después político; federalismo, autonomismo, nacionalismo e incluso soberanismo– a la construcción de la Cantabria actual, y lo hará a través de una serie periodística coordinada por Javier Lezaola (Santander, 1976) –redactor de este diario y autor del libro Dicen que murió Juanín. Historias de la Resistencia (2017)– con la colaboración del historiador Manuel Alegría (Santander, 1960) –profesor de Historia, expresidente de ADIC, fundador del PRC, primer secretario general de las JRC (Juventudes Regionalistas de Cantabria), autor del libro Presencia e influencia de ADIC en la historia de Cantabria (1990) y protagonista y testigo directo del proceso de lucha por la autonomía que arrancó a mediados de los setenta y cristalizó a principios de los ochenta–, al que a lo largo de la serie se sumarán otros protagonistas y testigos y otros expertos en historia, politología, sociología, economía... o en diversas manifestaciones de la cultura. Así, a las crónicas de Lezaola se unirán artículos de análisis de Alegría y de otros protagonistas, testigos o expertos.

“El historiador Pierre Vilar planteaba que de los múltiples criterios a partir de los cuales se pueden establecer las divisiones grupales humanas, podrían resaltarse dos”, destaca Alegría. El primero estaría relacionado con “la distinta inserción de los colectivos humanos en el proceso de producción social: las clases sociales”. Y el segundo, con “una determinada pertenencia cultural o histórica que les puede llevar a reclamar derechos para impulsar su propia capacidad política de autoorganización: pueblos, naciones o Estados”. “Las ciencias sociales –historia, economía, sociología, politología, antropología…– se enfrentan aquí a uno de los problemas más versátiles y difíciles de acotar en sus proyectos de investigación: la cuestión nacional, la existencia de grupos que construyen su propio poder institucional, su autogobierno”, advierte el historiador y expresidente de ADIC.

Es sabido que la invención de la escritura marcó el paso de la prehistoria a la historia. También que a grandes rasgos la Prehistoria se dividió en Edad de Piedra, Edad de Bronce y Edad de Hierro. Y que la historia se divide en Edad Antigua, desde la invención de la escritura hasta la caída del Imperio romano de Occidente en el año 476; Edad Media –Alta Edad Media y Baja Edad Media–, desde 476 hasta el descubrimiento de América en 1492; Edad Moderna, desde 1492 hasta la Revolución francesa en 1789, y Edad Contemporánea, desde 1789 hasta hoy.

“El nacionalismo español estableció las bases de un Estado-nación de tamiz liberal que encontró enormes dificultades en su implementación”

Alegría considera que en el Estado español la cuestión nacional habría de abordarse “en sintonía con los proyectos periféricos que fueron tomando cuerpo a lo largo del siglo XIX, cuando afloran las primeras organizaciones políticas que reivindican la naturaleza regional o nacional de territorios que apuestan por una nueva visión y articulación de la realidad española y también por vías de institucionalización propias para la construcción gradual de estructuras políticas que dieran respuesta a las especificidades preexistentes”. Y teniendo en cuenta dos factores. El primero, el nacionalismo español, que “estableció las bases de un Estado-nación de tamiz liberal que encontró enormes dificultades en su implementación”, debido “al sesgo autoritario imprimido por sus élites, a la marginación a lo largo del siglo XIX de sectores políticos en la línea del republicanismo y el movimiento obrero, y a la concepción de un Estado-nación identificado con las raíces y la lengua castellanas”, obviando “las diferencias administrativas, culturales y de autonomización existentes en la periferia y tratando de marginar a sus movimientos de defensa: los regionalismos o nacionalismos periféricos”, que constituyen precisamente el segundo factor a tener en cuenta para abordar la cuestión nacional en el Estado español.

El cantabrismo haría referencia a “algún tipo de reclamo emocional, cultural y político relacionado con el territorio de Cantabria”, mientras que el cantabrismo político lo haría a “la articulación de instrumentos para poner en marcha entramados institucionales posibilitadores de formas de gestión propia”, explica Alegría. “Los científicos sociales consideran que es difícil hablar de nación y nacionalismo antes del impulso político que da origen a la Edad Contemporánea: las revoluciones liberales; la creación del nuevo Estado independiente de los Estados Unidos de América en 1776 y la Revolución francesa en 1789”, añade, y apunta que “según esto, el cantabrismo político nace en el siglo XIX, aunque a ese nacimiento no es ajeno el pasado histórico de Cantabria”.

La serie, que se estructurará en cinco bloques, pretende proyectar algo más de luz sobre unos procesos históricos que a menudo han sido presentados desde las sombras

Precisamente al pasado de Cantabria y al cantabrismo político desde su surgimiento en el siglo XIX hasta la actualidad hará referencia esta serie periodística que pretende proyectar algo más de luz sobre unos procesos históricos que a menudo han sido presentados desde las sombras y que se estructurará en cinco bloques de artículos: el primero hará referencia a las raíces históricas –premodernas, modernas y contemporáneas– del autogobierno de Cantabria; el segundo, al cantabrismo en la Transición del franquismo al régimen del 78 y a la lucha por la autonomía política; el tercero, al desarrollo político de la comunidad autónoma y al surgimiento del soberanismo; el cuarto, a las manifestaciones, transformaciones y luchas económicas, sociales, culturales e incluso deportivas registradas en estas décadas de construcción autonómica, y el quinto y último, al futuro de Cantabria, entre otras cosas porque echar la vista atrás no impide mirar también hacia delante.

“A los que en el pasado consiguieron el reconocimiento de las libertades de Cantabria y...
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