viernes. 29.03.2024

En el artículo anterior abordábamos las cuestiones económicas más importantes del periodo comprendido entre la crisis del petróleo de 1973 y la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), en 1986. En este artículo analizamos la evolución de la economía de Cantabria a partir de esa fecha hasta la actualidad. La economía de Cantabria de finales del siglo XX y las dos primeras décadas de XXI viene marcada por el final de la desindustrialización y la consolidación, por tanto, de un modelo económico concentrado en los servicios. Algunos de los hitos económicos más importantes de este periodo fueron la crisis económica de 1993, seguida de la denominada “década milagrosa”, un crecimiento de estructura endeble dominado por la construcción que terminó con la crisis financiera de 2008 y la crisis del euro de 2010. En el 2020 hemos visto como las consecuencias de la pandemia COVID-19 han frenado en seco la recuperación económica de los últimos años.  

En este artículo estudiamos algunos de los puntos más relevantes de la economía de Cantabria y su evolución desde 1988 hasta los últimos datos disponibles de 2018( Datos Economía Regional y Urbana de FEDEA). En concreto analizamos la demografía, la evolución del PIB, la estructura productiva y los salarios. En cada apartado se analiza la evolución de los indicadores para Cantabria a lo largo del tiempo y se compara con cinco comunidades autónomas cercanas: Asturias, Castilla y León, Navarra, País Vasco y La Rioja. 

DEMOGRAFÍA

En los últimos 30 años, la comunidad autónoma de Cantabria ha visto incrementada su población de poco más de 520.000 personas en 1988 hasta casi 580.000 en 2018. Esta evolución no ha sido progresiva a lo largo del tiempo. Como podemos observar en el gráfico 1, el incremento de población se ha correspondido prácticamente en su totalidad al periodo entre los años 2001 y 2011, mientras que después, se ha producido un pequeño descenso durante los cinco años posteriores. Estos años coinciden con la llegada de inmigración durante los años de boom económico e inmobiliario que se frena con la llegada de la crisis económica. 

Así mismo, observamos como el saldo vegetativo, es decir, la diferencia entre nacimientos y fallecimientos ha sido negativa en casi todos los años. Entre ellos, destaca la tendencia dramática experimentada durante los últimos años, en donde solo la llegada de inmigración evita que la comunidad pierda población a un ritmo veloz. El envejecimiento de la población es una constante no solo en España, sino en todo el mundo occidental. En 1988 en Cantabria, el 22% de la población tenía entre 0 y 15 años mientras que el 14% de la población tenía más de 65 años. Treinta años después las cifras se han intercambiado: en 2018 el 14% eran jóvenes mientras que el 22% era población más envejecida.

Gráfico 1

                           Gráfico 1

El envejecimiento progresivo de la población junto con el empeoramiento de las condiciones económicas y falta de perspectivas estables para los jóvenes en edad de tener hijos son algunas de las causas del agravamiento de esta tendencia en el saldo vegetativo. En el gráfico 2 observamos el saldo vegetativo anual de las distintas comunidades autónomas, con respecto a su población total, para hacer posible la comparación. Al igual que en el caso de Cantabria, los fallecimientos han superado ampliamente a los nacimientos durante este periodo en Asturias y Castilla y León, si bien en el caso de estas dos comunidades, esto ha ocurrido en todos y cada uno de los años desde 1988. En una situación algo más positiva encontramos a las comunidades de La Rioja y el País Vasco donde se han producido años positivos y negativos. Por último, en el caso de Navarra, el saldo ha sido positivo a lo largo del periodo.

Gráfico 2

Gráfico 2

EVOLUCIÓN DEL PIB

Tras un ciclo corto de crecimiento a finales de los años ochenta, en la década de los noventa la economía de Cantabria se vio abocada a afrontar una situación económica internacional de incertidumbre caracterizada por la globalización y la puesta en marcha de la unión monetaria europea. El gráfico 3 muestra el crecimiento medio anual de las distintas economías en 4 periodos distintos, mientras que la sección de la derecha resume el crecimiento durante el periodo de 30 años. Si consideramos todo el ciclo, observamos como el crecimiento de Cantabria en este periodo es notablemente inferior a la media española, superado ampliamente por Navarra o La Rioja, y solo mejor que el de la vecina Asturias. El efecto inmediato de estos datos es la pérdida de importancia de la economía cántabra respecto a la economía española, que pasó de representar un 1,38% del total en 1988, a un 1,15% en 2018.

Gráfico 3

Gráfico 3

Los años posteriores a la entrada de España en la Comunidad Económica Europea tiene como momento económico fundamental la crisis de 1993, cuyos efectos en la producción y el empleo se hicieron notar durante toda la primera mitad de la década. Cantabria fue una de las comunidades más perjudicadas en un contexto en el que se unieron la inestabilidad económica a la política. A partir de la segunda mitad de la década, Cantabria se benefició de su asignación como parte del Objetivo 1 de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional para el periodo 1994-1999, que supusieron una inyección de recursos muy importante, lo que no había ocurrido en el periodo anterior.

Entre 1998 y 2008, la década de la burbuja inmobiliaria, el crecimiento agregado del PIB Cantabria fue similar al de Navarra, País Vasco o La Rioja, así como a la media del Estado. La debilidad de las bases de este crecimiento en Cantabria se manifestó a con la llegada de la crisis económica de 2008. La comunidad tuvo un crecimiento negativo del 2.6% anual entre 2008 y 2013, cifra notablemente peor a las experimentadas por otras comunidades, así como por la media estatal. Únicamente Asturias experimentó un decrecimiento mayor durante este periodo. En los cinco años siguientes a 2013, el crecimiento del PIB en Cantabria fue similar a la del País Vasco o la media española, superando notablemente a las comunidades de Asturias, Castilla y León y La Rioja. En la próxima sección veremos algunas pistas sobre la composición de este crecimiento.

Otra dimensión de la producción que es necesario prestar atención es la renta por persona. Lo primero que observamos en el gráfico 4 es que se ha producido un aumento considerable de la renta per cápita en todas las comunidades. En Cantabria pasó de poco menos de 16.000€ en 1988 a algo más de 23.000€ en 2018, lo que supone un aumento de un 45% en 30 años, el menor crecimiento entre las comunidades vecinas. Cantabria tenía en 1988 un PIB per cápita igual al 101,9% de la renta per cápita media española. Treinta años más tarde la renta per cápita en Cantabria es únicamente un 92,6%. En esta selección las comunidades que mejoran sus cifras de renta per cápita con respecto a la media española son La Rioja, el País Vasco y Castilla y León. En el caso de esta última, el principal motivo es la pérdida de población.

Gráfico 4

Gráfico 4

ESTRUCTURA PRODUCTIVA

Los años noventa marcan el fin de la estrategia de reconversión industrial en Cantabria. El sector industrial, clave en el desarrollo económico de la comunidad al lo largo del siglo XX, ha disminuido su importancia y la parte restante se enfrenta ahora a un periodo de estabilización. El objetivo durante estos años será llevar a cabo una estrategia centrada en la mejora de competitividad en un escenario de mercado europeo común a través de la modernización tecnológica y la reducción de costes, lo que repercutió en las plantillas. Así mismo, el crecimiento de la economía se basó fundamentalmente en el aumento del peso de la construcción y de una gama heterogénea de servicios.

En el gráfico 5 observamos la evolución del número de ocupados por sectores en Cantabria. En este gráfico aparece una desagregación de 8 sectores productivos, en el que el sector servicios está dividido en cuatro subsectores. Lo primero que observamos es un aumento muy importante de los trabajadores en comercio, hostelería, transportes y comunicaciones, pasando de 43.000 trabajadores en 1988 a 70.000 en 2018. Un aumento aún más pronunciado se produce en el resto de los servicios de mercado pasando de 13.000 a 49.000 trabajadores en 2018. En el caso de los servicios públicos el aumento es notable, aunque más suave que en los servicios de venta. Con el boom inmobiliario de comienzo de siglo, el número de ocupados en la construcción aumentó rápidamente el número de trabajadores hasta los 36.000 para luego disminuir hasta los 13.000 de 2018. El número de trabajadores en la industria descendió durante el fin de la reconversión y la crisis de 1993 para luego aumentar 10.000 trabajadores hasta 2008. Posteriormente, durante la crisis de 2008 volvería a perder esa cifra de trabajadores (25%) en cinco años, tendencia negativa que se estabiliza en 2014. En total, el número de ocupados se incrementó un 31% durante todo este periodo.

Gráfico 5

Gráfico 5

Después de ver la evolución del número de trabajadores, es interesante estudiar la participación de cada sector en el valor añadido de la economía cántabra, es decir, en el valor de los bienes y servicios producidos por cada sector, una vez hemos restado el precio de todos los insumos utilizados en el proceso. La cuestión del valor añadido es esencial ya que, como normal general, las actividades que generan alto valor añadido tienen salarios más altos, que a su vez refuerzan el consumo y la actividad en otros sectores, y mayores beneficios empresariales, con capacidad para traducirse en más inversión y, con ello, sostener el crecimiento. Lo contrario ocurre con las actividades de bajo valor añadido.

A pesar del importante aumento de trabajadores dedicados al comercio, hostelería, transportes y comunicaciones, sumado al aumento espectacular de trabajadores en el resto de los servicios, el aumento de su peso en el valor añadido total de la economía cántabra ha sido muy reducido. Junto al peso de los servicios financieros, la suma total del peso de servicios de venta en el mercado ascendió al 48,3% en 2018, por un 46,5% en 1988. Por su parte el subsector de los servicios públicos ha crecido su peso en el valor agregado de la economía desde un 12,5% en 1988 a un 18,6% en 2018. En el caso de la industria, su evolución ha sido bastante estable, experimentando una reducción pronunciada durante la crisis de 2008 para posteriormente, durante estos últimos años, recuperar parte del peso perdido. Un aumento notable de la productividad de la industria cántabra desde 2009 ha permitido que esta mantenga buena parte de su peso en la economía a pesar de la pérdida de trabajadores en el sector.

En el gráfico 6, aparece representado el peso de cada sector en el valor agregado total en los años 1988 y 2018, en cada una de las comunidades, así como para la economía española. El peso de la agricultura sigue siendo notable en La Rioja y Castilla y León. La minería representaba en 1988 un 14% del valor añadido en la economía asturiana. Hoy en día, únicamente representa un 5%, cifra muy cercana ya al resto de comunidades. En el sector de la industria manufacturera destacan Navarra, País Vasco y La Rioja. En este aspecto, la industria en Cantabria pesa cinco puntos porcentuales menos que en el País Vasco y casi nueve con respecto a Navarra. En cuanto a los servicios de venta en el mercado, son Asturias y Cantabria en las que este sector es más importante, lejos aún de la media española del 55%. Por último, todas las comunidades tienen un peso similar de los servicios públicos exceptuando Castilla y León donde el peso es ligeramente mayor.

Gráfico 6

Gráfico 6

SALARIOS

El nivel de los salarios es una buena muestra de la productividad de una economía y sin duda una de las magnitudes más importantes para medir la calidad de vida de una sociedad. Así mismo, podemos comparar los salarios percibidos por un trabajador medio en los distintos sectores. Las diferencias en el salario medio de una economía tienen dos casusas: un mayor peso de trabajaos en sectores con un salario medio más alto y salarios medios consistentemente más altos en cada uno de los sectores.

El gráfico 7 representa la evolución del salario medio anual de los asalariados una vez descontada la inflación para seis sectores, así como el salario medio de toda la economía cántabra. Podemos observar cómo mientras que la distribución del salario medio entre sectores en 1988 era más concentrada, las diferencias entre sectores son mucho mayores 30 años después. El salario medio en la industria y en los servicios públicos ha aumentado considerablemente a lo largo de los años mientras que ha disminuido en ambos subsectores de servicios de venta.

El salario medio real de la economía cántabra ha aumentado alrededor de un 10% en estas tres décadas. Si comparamos con las comunidades vecinas encontramos que el salario medio ha aumentado en todas ellas más que en Cantabria exceptuando Asturias (4%). En el caso de Castilla y León, Navarra y País Vasco el crecimiento ha sido alrededor de un 20%, mientras que el crecimiento del salario medio español durante este periodo ha sido del 14%.

Gráfico 7

Gráfico 7

En resumen, a lo largo de los últimos 30 años, Cantabria ha experimentado una etapa de modesto crecimiento económico al tiempo que consolidaba un modelo de desarrollo endeble basado fundamentalmente en la creación de empleo de bajo valor añadido en el sector servicios. La escasa capacidad para desarrollar una política de reindustrialización eficaz, la decisión de priorizar recursos en la construcción y la atracción de turistas son algunas de las causas. Aquí hemos visto como la debilidad del modelo se ha manifestado al menos de tres formas:  una población cada vez más envejecida con pocos nacimientos, un sufrimiento económico mayor en tiempos de crisis y la dificultad para sostener un crecimiento del nivel de vida al menos a la altura de la media española. También hemos visto que, si bien existen tendencias estatales y continentales, existen ejemplos más exitosos que consiguen reforzar tendencias positivas, así como frenar y revertir otras más negativas. Continuar con la modernización de la pequeña y mediana industria, fórmulas para atraer capital para proyectos mayores y potenciar servicios intensivos en conocimiento son algunas pautas indispensables. Para asegurar un futuro próspero para la comunidad hay que dejar de centrar esfuerzos y recursos en actividades de poco retorno y poner las capacidades de nuestra tierra a trabajar en una transformación económica que asegure estabilidad para los mayores y, sobre todo, oportunidades reales para los jóvenes.

Viene de: [BLOQUE 4 | ARTÍCULO 17] “Hormaechea decidió que ir a pedir dinero a Europa era de pobres”

[BLOQUE 4 | ARTÍCULO 16] Las profundas transformaciones de la estructura económica cántabra de 1973 a 1986

[BLOQUE 4 | ARTÍCULO 15] El perfil de la Cantabria actual y la incidencia del cantabrismo

[BLOQUE 4 | ARTÍCULO 14] El PRC, fuerza hegemónica de Cantabria

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[BLOQUE 3 | ARTÍCULO 12] Y en el 2003... Revilla presidente

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