viernes. 29.03.2024

La economía de Cantabria y más en concreto su sector turístico tienen un recorrido al alza, y es que desde el año 2012 el número de turistas ha crecido desde 1.030.193 hasta los 1.319.614 en 2019, último año del estudio realizado por el Instituto Cántabro de Estadística (Icane), aunque la región no tiene que mirarse en el espejo de otras comunidades con un mayor peso turístico como pueden ser las islas Canarias, la Comunidad Valenciana o Baleares.

Y es que, aunque la pandemia del coronavirus haya hecho mella en el turismo nacional y, por lo tanto, en Cantabria también, hay que destacar el potencial de la región para atraer nuevos turistas gracias a sus temperaturas suaves y a sus bellos paisajes. “Lo veo ideal. El clima es mucho más agradable, no hace tanto calor como en otras zonas de la península y se pueden hacer además diversas actividades algo diferentes”, explica Geanina, madrileña que este mismo verano ha decidido pasar sus vacaciones en Cantabria.

Al igual que el clima y los paisajes son un plus, hay que saber expandirlo por toda la región ya que algunas suelen concentrar todo el turismo y tienden a estar más masificadas como es el caso de Noja, donde muchos madrileños y vascos entre otros, mantienen allí su segunda vivienda para pasar las vacaciones. “Siempre me ha gustado ir al norte porque no estaba tan masificado como otras zonas, pero este año no he podido disfrutarlo igual porque he notado que ha habido mucha gente que ha dejado el mediterráneo por pasar el verano en una zona más tranquila y protegida como Cantabria”, comenta Cristina, otra madrileña que tiene su segunda residencia en Noja.

 

Aún así vivimos un verano difícil para disfrutar de las vacaciones dada la situación. La pandemia por coronavirus ha hecho que muchos se piensen el salir de sus comunidades hacia zonas costeras como es el caso de Dani Martín, socorrista residente en la zona sur de Madrid que prefiere no salir de la comunidad. “Todas las comunidades autónomas están bastante mal con el tema y no veo la seguridad necesaria en ninguna”, relata. Y es que, aunque tras el confinamiento y el fin del Estado de Alarma Cantabria era una de las comunidades que menos había sufrido la pandemia y por lo tanto una de las más seguras, en las últimas semanas la situación ha ido cambiando. En la 'fiebre' de rebrotes que azota España, Cantabria tiene su hueco con más de 430 casos positivos hasta la fecha. Unas cifras que hacen que la tendencia a ver el norte y Cantabria en concreto como algo seguro se vaya disipando en el horizonte. “Imagino que estará igual de no controlado que el resto de las comunidades, pero sí es verdad que al ser una zona de costa estos meses estará más expuesto”, es el pensamiento que tiene Ana, periodista y asidua de Cantabria.

Oyambre Oyambre

Y es que no es una cosa que solo suceda con los madrileños, sino que otras personas de diferentes comunidades también se piensan el salir de su “zona de confort” este año, como es el caso de Pedro, estudiante universitario de Valladolid. “La verdad es que ahora mismo no me movería de mi comunidad autónoma porque nunca se sabe dónde se puede coger el virus y creo que se están poniendo las cosas cada vez más feas”, ha explicado.

La otra visión que obtenemos es la de los residentes en Cantabria, como Tomás, jubilado de Santoña que vive con miedo el escaso control al turismo. “Cuando veo el paseo marítimo repleto de gente busco ir por calles menos concurridas porque tengo miedo”. Una afirmación razonable ya que no solo lo piensan los propios cántabros, sino también los turistas como Carla: “Es lógico que la gente tenga miedo de que vayan a su localidad personas que vienen de diferentes focos de coronavirus”.

Aunque se pueda pensar que los rebrotes vienen por gente de fuera no hay que olvidar que muchos de ellos son de personas residentes en Cantabria y que la solución pasaría por encontrar un equilibrio entre la seguridad en el turismo y la local, donde la realidad del día difiere mucho de la seguridad que se pueda tener cuando cae la noche.

El miedo a una segunda ola vuelve a Cantabria ante el escaso control al turismo
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