jueves. 25.04.2024

El Románico es un estilo austero. En el alma y ciencia del arquitecto está la idea de agradar a la Divinidad a través de un culto donde ha de primar el fondo sobre la forma. Así, lo fundamental es que los fieles adoren a Dios a través del cumplimiento de los designios que ofrece la Biblia: el Amor al prójimo y el cumplimiento de los Diez Mandamientos, huyendo de todo pecado en que pueda caerse sucumbiendo a la Tentación.

La mayoría de los fieles eran analfabetos, por lo que las enseñanzas del Evangelio habían de llegar a ellos a través de un medio que no fuera la escritura. Así, cobran relevancia las tallas que los maestros picapedreros se encargan de cincelar en los canecillos y capiteles y las pinturas con que se adorna el interior de los templos, pues, a través de ellos, el cristiano llega a comprender qué camino ha de seguir para acercarse cada día más a su Salvación. 

Entre los templos más representativos en cuanto a relieves y pintura se refiere de los que pueblan la franja cantábrica, se llevan la palma los de Cantabria, concretamente las iglesias de Santillana del Mar, Cervatos y, en el municipio de Valderredible, San Martín de Elines.

Esta última data del s. XII, época en que comenzaba a florecer el espíritu de repoblación del norte del Duero por una población que, hasta entonces, se había escondido del enemigo musulmán en las montañas del norte peninsular.

La iglesia cuenta con una nave culminada en un ábside levantado en sillería, pero lo que más llama la atención es su torre esférica. La histórica Colegiata cuenta con un claustro del s. XVI y, además, debe presumir de ser la única en Cantabria que guarda, en uno de los muros del ábside, la representación pictórica de dos apóstoles.

San Martín de Elines

El Románico es el arte que se forja en reminiscencia de las claves de la arquitectura romana. Esto destaca en la arquitectura de San Martín de Elines, donde el arco semicircular es el protagonista, como podemos comprobar en un vistazo al interior del templo.

En la iconografía destaca la talla del león, uno de los elementos del Tetramorfos (emblema de San Marcos). Es símbolo de fuerza, de grandeza. Aparece en representaciones como la de Sansón desquijarando al león o Daniel en el foso de los leones, donde fue arrojado por orden de Darío el Medo a causa de las plegarias que elevaba a Yahveh. Los leones, hambrientos, no devoraron a Daniel, por orden divina. Como podemos ver, la primera de las representaciones muestra el triunfo del Bien sobre el Mal, mientras la segunda nos indica que quien ora es escuchado y gana el favor de Dios.

General Elines

También, en los canecillos, se aprecian escenas de combate y representaciones obscenas que advierten sobre la lujuria como uno de los más graves pecados capitales.

Escenas específicas de coitos y personajes que exhiben sus genitales están a la orden del día en el arte románico. Lo más curioso es la representación de la lujuria a través de la cabeza de una mujer con el pelo suelto, personificando cierto exhibicionismo, que puede llevarnos al pecado.

El claustro cobija una especie de museo donde destacan interesantes piezas, como sarcófagos y pilas bautismales delicadamente talladas. Entre los sarcófagos, el del “Caballero peregrino”, con la especial filigrana de su labra, es especialmente bonito. El sarcófago descansa sobre sendos perros en manifestación clara de la fidelidad canina de la que tanto tiene que aprender el hombre.Entre otras representaciones debemos fijarnos en la adoración de los Magos y la Matanza de los Inocentes. Con ello se trata de acercar a los fieles la historia de Nuestro Señor de manera que pueda conocerse salvando las dificultades culturales de la época.

San Martín de Elines, Cantabria
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