viernes. 19.04.2024

Todo comenzó en las últimas semanas de la fase 3, el 21 de mayo, mi perra corría como una loca por el jardín de mi casa mientras cargaba con algo en la boca, una cosa que en un principio no percibía que emitía ruidos. Sonidos del tipo “pío pío”, que me hicieron darme cuenta de que mi mascota tenía dentro de sus fauces una criatura viva. Hecho por el cual grité, de forma alarmada, “Vera ¡Suelta!”. De inmediato el can dejó caer de su boca a una pequeña cría de gorrión, que en un principio parecía fallecida, pero tras comprobar su respiración descubrí que vivía, aunque a duras penas.

Debido a que era fin de semana me tuve que encargar varios días de la pequeña cría de ave, que con el tiempo y buenos cuidados (que encontré navegando en Internet), comenzó a avivarse. Pero había un problema, y es que, a pesar de ir recuperando sus fuerzas, el gorrión no podía mover una de sus patas. Así que lo llevé al veterinario, donde recibió tratamientos hasta donde alcanzó el bolsillo. El experto en animales, al ver que yo no podía encargarme de este animalito, debido a mi cartera y mi inexperiencia cuidando esta pequeña ave, me recomendó que lo llevara al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Cantabria (CRFSC). Un sitio en el que le darían de forma gratuita los tratamientos que necesitaba. Y así es como descubrí este lugar.

Trabajadores del Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de Cantabria: Carolina Sierra, Pablo Díaz y Manena FayosTrabajadores del Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de Cantabria: Carolina Sierra, Pablo Díaz y Manena Fayos

UNA DÉCADA AYUDANDO A LOS ANIMALES

Resultó que este centro acogió a la cría de gorrión, que contra todo pronóstico -debido a su pequeño tamaño- tras varias semanas de ayuda de los trabajadores del CRFSC y un entablillamiento de pata, ahora vuela en libertad. Al igual que muchos animales que durante los últimos 10 años, desde  junio del 2010, este centro lleva apoyando. No solo en su función principal como hospital de fauna, sino también con labores de conservación de la naturaleza, como participación en la investigación de delitos contra la fauna silvestre, la toma de muestras para la vigilancia epidemiológica de enfermedades de estos animales, y el desarrollo de diversos proyectos de indagación. 

“Son 365 días al año los que se alimentan y cuidan a estos animales", afirma Manena

Una gran labor que cumplen los tres auxiliares y la veterinaria del centro, que realizan un trabajo “vocacional y dedicado”, como afirmaba Manena Fayos, la doctora del centro. Añadía que “son 365 días al año los que se alimentan y cuidan a estos animales. Es por ello que los fines de semana hay turnos de guardia en los que un profesional está pendiente de darles de comer y recibir a los que entran al centro o se encuentran en rehabilitación. Luego puede haber eventos como un accidente automovilístico en el que un oso ha resultado herido, un varamiento masivo de delfines o un mamífero acuático vivo que sale a la costa, entre otros, en los que tienes que dejar lo que estás haciendo para acudir raudo a atender a este tipo de fauna silvestre”. 

Manena Fayos sujetando a un pequeño búho que se está recuperando en el CRFSC
Manena Fayos sujetando a un pequeño búho que se está recuperando en el CRFSC

AYUDANDO A LA FAUNA

En todo el tiempo que el Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre lleva abierto ha recibido un total de 4.745 animales, de los cuales 3.966 ingresaron vivos para su atención veterinaria. De estos un 44% se recuperaron con éxito (1750 criaturas de la fauna); 501 llegaron muertos debido a que fallecieron de camino al centro o porque fueron enviados sus cadáveres para determinar la causa de su muerte; y 278 de los ingresos correspondieron a animales exóticos, domésticos o invasores. 

Tortugas autóctonas (las que viven en los ríos de la península ibérica) pacientes del CRFSC, entre las que se encuentran el “Galapago Europeo” y el “Galpago Leproso”Tortugas autóctonas (las que viven en los ríos de la península ibérica) pacientes del CRFSC, entre las que se encuentran el “Galapago Europeo” y el “Galpago Leproso”

Y es que este centro recibe una gran cantidad de animales, de los cuales una parte provienen de ciudadanos que los llevan o bien contactan con las autoridades al toparse con esta parte de la fauna silvestre, que necesita de ayuda veterinaria, otros son enviados para su estudio forense porque pueden haber sido objeto de un delito.

En ocasiones, en el marco de la coordinación de los trabajos de conservación de oso pardo entre las comunidades autónomas oseras (con presencia de oso pardo), el centro recibe ejemplares de oso para prestarles atención veterinaria, ya que gracias a sus medios humanos y materiales el CRFSC se ha convertido en referente para la atención primaria y hospitalización de estos plantígrados.

Liberación de “Beato”, el primer oso que recibio el CRFSC | Foto: Centro de Recuperación de la Fauna SilvestreLiberación de “Beato”, el primer oso que recibió el CRFSC | Foto: Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre

Fayos aclaraba que “si un ciudadano encuentra a un animal herido o con problemas debe llamar al 112, y cuando se trata de uno grande o que puede ser peligroso, lo debe manejar un agente del medio natural, o si es el caso de un ejemplar de pequeño tamaño, como un gorrión, lo pueden llevar directamente ellos al CRFSC”. Añadía: “Asimismo, se debe de tener mucho cuidado con las crías de corzo y de búho, a menudo son animales sanos a los que no les pasa absolutamente nada, y cuyos progenitores andan cerca escondidos. Si los cogemos les podemos hacer un flaco favor y disminuir sus posibilidades de supervivencia sometiéndolos a una crianza artificial”.

Ave en pleno vuelo recuperándose en el CRFSC, en el recinto circular que el centro dispone para aves que están a punto de regresar a su medio naturalAve en pleno vuelo recuperándose en el CRFSC, en el recinto circular que el centro dispone para aves que están a punto de regresar a su medio natural

CASOS MÁS NOTORIOS

Es un hecho evidente que las instalaciones de este centro lo han convertido en un sitio referente para el tratamiento y rehabilitación de fauna silvestre. Materiales como un potente aparato de Rayos X; analizadores de hematología y bioquímica; anestesia inhalatoria; y un recinto destinado al cuidado y recuperación de grandes mamíferos, cuya superficie es de 150m2 y cuenta con tres salas cubiertas.

Manena Fayos muestra la radiografía de un ave con fracturasManena Fayos muestra la radiografía de un ave con fracturas

Es por esto que en el año 2020 esta instalación ya ha albergado a 3 ejemplares de osos pardo: ‘Beato’ en 2017, ‘Sil’ en 2019 y ‘Saba’ en el mes de junio del mismo año. “Sil era un oso pardo muy grande, de 180 kilos, que se debió de pelear con otro animal de su misma especie y caer por un acantilado, ya que presentaba unas fracturas bastante graves. Nos lo trajeron prácticamente moribundo desde Castilla y León. Era un oso pardo muy mayor, de aproximadamente 20-25 años”, decía Fayos.

“Sil” hospitalizado en el recinto del CRFSC | Foto: Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre“Sil” hospitalizado en el recinto del CRFSC | Foto: Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre

Además, la doctora aclaraba: “Para liberar un animal tienes que saber que se va a poder desarrollar perfectamente en la naturaleza. No vamos a dejar suelto a un animal que no sea capaz de buscarse la vida”.

“CONGELAMOS LAS GARRAPATAS”

Para llevar a cabo un buen control de la fauna silvestre los empleados del CRFSC llevan a cabo proyectos de investigación mediante la realización de prácticas un tanto particulares, como estudios forenses. Dentro de estos análisis hay que destacar los que forman parte de investigaciones periciales, que ayudan a resolver posibles delitos contra la fauna. Como ejemplo relevante de estos trabajos, cabe destacar un caso de envenenamiento masivo de fauna silvestre ocurrido en el año 2011, en el que se estudiaron una treintena de cadáveres de animales. En este suceso, “gracias al trabajo conjunto del CRFSC con los Técnicos Agentes del Medio Natural de Cantabria y los técnicos de la Dirección General de Biodiversidad, Medio Ambiente y Cambio Climático, se pudo condenar al culpable del mayor caso de envenenamiento de fauna registrado en Cantabria”, aclaraba Fayos, añadiendo que  “por un lado es una parte del trabajo poco agradable, pero por otro lado es una parte muy fructífera por toda la información que recoges”.

Imágenes del Varamiento masivo ocurrido en Oyambre, Cantabria, en mayo del 2019 | Foto: Centro de Recuperación de la Fauna SilvestreImágenes del Varamiento masivo ocurrido en Oyambre, Cantabria, en mayo del 2019 | Foto: Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre

Manena Fayos, Mercedes Arana, Pablo Díaz y Carolina Sierra, trabajadores del Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de Cantabria y los centros cooperantes realizan una gran labor ayudando a la fauna y a los animales, a los que les dan una segunda oportunidad para vivir. Y demuestran su fortaleza al nunca rendirse a la hora de ayudar a estas criaturas y darles una muerte digna a aquellos, que por desgracia, no sobreviven tras el apoyo. 

Trabajadores del Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de Cantabria: Carolina Sierra, Pablo díaz y Manena FayosTrabajadores del Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de Cantabria: Carolina Sierra, Pablo Díaz y Manena Fayos

Una segunda oportunidad para vivir
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