jueves. 25.04.2024

Después de dejar atrás la ruta entre San Vicente de la Barquera y Cades, el segundo tramo de este camino cántabro discurre por pueblos de una gran riqueza natural y cultural hasta terminar en la localidad de Cabañes.

Liébana celebra el período jubilar desde 1512, por conservar el trozo más grande de la Cruz de Cristo, el Lignum Crucis, un privilegio que comparte desde la Edad Media con RomaJerusalén y Santiago de Compostela. Más de 500 años de peregrinación a Santo Toribio de Liébana, más de 500 años de peregrinación por Cantabria, más de 500 años de Camino Lebaniego.

Cantabria es la única región del mundo cristiano que cuenta con dos caminos de peregrinación. Por un lado, la parte del Camino de Santiago que se conoce como Camino del Norte y que va desde Ontón hasta Unquera. Junto al Camino Primitivo, que va desde Oviedo a Santiago de Compostela, podría ser considerado el primer trazado que utilizaran los peregrinos para llegar hasta la tumba del Apóstol, la más antigua de las rutas de peregrinación jacobeas.

Por otro lado, Cantabria cuenta con su propio Camino, el Lebaniego, que recorremos en esta ocasión desde Cades hasta Cabañes, en su segunda etapa. Ambos caminos de peregrinación han sido declarados recientemente Patrimonio de la Humanidad Unesco.

Segunda etapa: de Cades a Cabañes

Salimos de Cades y, pasando por le pueblo de Sobrelapeña, nos dirigimos a La Fuente, donde además de descansar en el albergue, encontramos una de las joyas del arte Románico en Cantabria: la Iglesia de Santa Juliana. Declarada Bien de Interés Cultural, la construcción data de finales del siglo XII y principios del XIII.

A pocos metros a la derecha de la iglesia se encuentra el camino de ascenso a Burió y al Collado de Hoz, que ofrece al viajero una vista panorámica del valle de Lamasón, desde donde comenzamos a descender casi dos kilómetros hasta Cicera. En este lugar el albergue de peregrinos funciona todo el año.

Los 9,6 kilómetros de camino entre Cicera y Lebeña discurren por un bosque de robles y hayas con ejemplares milenarios. En temporada, el peregrino puede encontrar setas de todo tipo, entre ellas la que más muertes provoca al año: la amanita faloides.

Descendemos a Santa María de Lebeña, otra parada cultural de esta etapa, donde se encuentra uno de los templos más importantes del arte prerrománico español. Se trata de un templo mozárabe del mismo nombre que la localidad, construido en el año 925 por cristianos huidos de territorio árabe.

Después de visitar Lebeña continuamos hasta Allende por carretera; desde allí subimos hasta el final de la ruta, Cabañes, donde el albergue es la primera construcción que encontramos a la derecha.

Existen otras dos alternativas para aquellos que no quieran pasar la noche en Cabañes. Una de ellas es continuar hasta Potes por el desfiladero de la Hermida, con el peligro siempre presente por la estrechez de la carretera y su continuo tráfico. La otra opción consiste en tomar un sendero a la izquierda en la interseción de Allende que nos llevará hasta Habario, un lugar mágico con sus castaños milenarios.

  

 

Recorremos la segunda etapa del Camino Lebaniego
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