martes. 19.03.2024

A pesar de la distancia geográfica, Cantabria y Extremadura tienen una conexión cultural que se remonta a siglos atrás. Cántabru y estremeñu, dos lenguas aparentemente diferentes, comparten elementos culturales comunes, pero también han vivido evoluciones sociales y políticas muy similares. De hecho, ninguna de ellas está reconocida como lengua cooficial en sus respectivas comunidades, aunque el estremeñu sí ha conseguido ser reconocido por la Junta de Extremadura, siendo el siguiente paso su declaración como Bien de Interés Cultural.

Precisamente este paso legal, que todavía no se ha conseguido en Cantabria, fue el punto de partida de un encuentro organizado por las dos asociaciones que defienden estas lenguas en sus respectivas comunidades: Alcuentru en Cantabria y OSCEC (Órgano de Seguimiento y Coordinación del Extremeño y su Cultura) en Extremadura. Una jornada en la que se abordaron las experiencias de reivindicación y en la que, como explica Daniel Gordo, presidente de OSCEC, “nos pudimos entender” hablando en cántabru y estremeñu.

En declaraciones a este medio, Gordo ha señalado que “lingüísticamente se parecen” al pertenecer ambos al diasistema asturleonés, aunque evidentemente, por la “influencia de dónde estamos”, existen varias diferencias.

De este modo, explica que las “conjugaciones de los verbos son distintas”, así como la “construcción sintáctica”. Sin embargo, y como se pudo comprobar en el encuentro organizado en la librería La Libre, hay léxico muy similar, como el flora y fauna, que “tienen cosas comunes”. Gordo reconoce que “la evolución del latín” ha llevado al estremeñu a “acercarse al portugués”, por lo que “algunos sonidos son diferentes”.

DIFERENCIAS LEGALES

Pero más allá de las similitudes y las diferencias culturales y lingüísticas, es en el marco legal donde ambas lenguas toman caminos diferentes. El estremeñu era reconocido como una modalidad lingüística propia en 2011, siendo identificado por la ONU como lengua en riesgo de desaparición. “Cuesta mucho encontrar gente que hable el estremeñu”, reconoce el presidente de OSCEC.

El marco legal del estremeñu “está más avanzado que el del cántabru”, afirma Gordo, quien se sorprende que Cantabria, estando entre dos comunidades con “lenguas propias y reconocidas”, no haya hecho lo propio con su lengua.

En realidad, de forma oficial el estremeñu tampoco ha sido reconocido, “pero algunos lo siguen manteniendo y le dan vitalidad”. Esto permitió que la Junta de la comunidad autónoma limítrofe con Portugal lo reconociese, lo que “nos ha dado pie” a seguir trabajando para que se reconozcan otras lenguas.

La lucha del estremeñu se ha llevado incluso a Europa. La OSCEC presentó un informe ante el Consejo de Europa, y fue este documento el que llevó a la institución a “pedir al Gobierno extremeño más información”. Fue un paso clave para el reconocimiento de la lengua, aunque todavía no sea cooficial, y podría ser el camino para que el cántabru sea reconocido de igual modo en Cantabria.

El reconocimiento institucional del estremeñu, un espejo en el que se mira el cántabru
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