Poco a poco parece que en Cantabria comenzamos a despedirnos del verano, y las previsiones meteorológicas de los últimos días invitan a pensar en otro tipo de planes. Uno de los favoritos de los cántabros es quedar con los amigos para comer un buen cocido. Tanto el montañés como el lebaniego, son guisos fuertes, perfectos para una larga sobremesa en una tarde de septiembre.
Un plan perfecto es el de acudir a Ucieda, donde se puede disfrutar además del espectacular Parque Natural Saja-Besaya. Los tres barrios, el de Arriba, el de Abajo y el de Meca, responden a una estructura alveolar que da cabida a algunas de las soluciones arquitectónicas más características de la montaña. Aquí se puede disfrutar de un cocido emblemático como el que ofrece el Restaurante Enrique, sin lugar a dudas uno de los más populares de Cantabria, sin olvidar tampoco el Casa Fito, en Ruente.
Cerca de allí se encuentra Los Tojos. Se enclava en plena Reserva Nacional del Saja (la mayor de España), donde habitan especies protegidas como el urogallo y el oso, por lo que brinda parajes de inigualable hermosura. Los Tojos está ubicado en el interior del valle de Cabuérniga. Allí se encuentra Casa Lucas, una hostería rural que abrió sus puertas en 1954 y también el Restaurante La Bolera, un verdadero clásico.
En Bárcena Mayor, hablar del cocido es hablar en cierta medida de la propia identidad cultural de este pueblo de postal. El Restaurante La Solana, ha sido reconocido en numerosas ocasiones gracias a su espectacular cocido. A escasos metros se encuentra otro de los clásicos, El Puente, con espectaculares vistas al río Argoza. No se puede olvidar por supuesto el Cofiño en Caviedes o el Casa Mariano en la capital. Otras dos deliciosas opciones para disfrutar de este manjar.
Aquellos que busquen un buen cocido lebaniego, pueden acudir a un de los más sitios más reconocidos, el Hostal Remoña, en Espinama o si están por la capital, hacerlo en El Desfiladero o la Bodega Fuente Dé
