viernes. 19.04.2024

La costa cantábrica brinda postales de ensueño cada año, cuando fotógrafos aficionados paran el tiempo en el romper de una brava ola, descubren nueva playas fruto de las bajamares más asombrosas, o muestran en 10x15cm kilómetros de playas desde la perspectiva que dan los rocosos acantilados del norte. Moneda de dos caras, armas de doble filo que la belleza superficial se empeña en ocultar. En la estampa de esa ola a medio romper está también la bravura y la fuerza, en la playa tranquila y segura está la imprudencia, y en esas fotografías de postal al borde del acantilado vuelve a aparecer la temeridad del ser humano. Ningún lugar está libre de caer en la lista del ‘peor agosto’, y más cuando las causas cada vez son menos casuales y más imprudentes, cada vez dejan de ser menos las playas y más las personas.

La Playa de la Magdalena, la Segunda del Sardinero, la Maruca, Gerra, Amio y Merón   han engrosado la lista de este año negro

Lo que llevamos de año ha dejado 17 muertes por ahogamiento, 8 más que los anotados en todo el año 2018, según recoge la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS). Las playas que este verano se han teñido de negro recorren toda la costa de la región, de este a oeste, siendo las más castigadas las zonas de San Vicente de la Barquera y Santander, una capital que siempre ha quedado lejos de ser cabeza de lista en estas causas, o por lo menos, que se haya hecho eco de ello. La playa de Liencres, de mar abierto, ventosa y con fuertes corrientes, es una de las más temidas y peligrosas de la región. Recreo para los surfistas, pero amenaza para las vidas. Sin embargo, este verano y en los últimos años, afortunadamente no ha sido portada de noticia. En cambio, playas como la de Usil, en Mogro, se ha cobrado una vida este verano, al igual que Langre -con la muerte de una niña alemana de 6 años-, y la playa de Joyel en Noja, otra joya de la costa cantábrica masificada en verano, que se ha cobrado la vida de una holandesa de 65 años que nadaba en zona de corrientes. Sin embargo, este año las playas de Santander han sido las más castigadas por los ahogamientos. La Playa de la Magdalena, la Segunda del Sardinero y la Maruca, han engrosado la lista de este año negro, al que se han sumado playas como la de Gerra (ahogado un hombre de 73 años cuando trataba de salir del agua), Amio (muere un hombre de 52 años mientras practicaba buceo), o Merón (ahogamiento de un hombre con problemas para salir del agua) en San Vicente de la Barquera o limítrofes. Dos localidades que han visto los sucesos de cerca este año.

IMPRUDENCIAS

Gran parte de las muertes por ahogamiento se deben a imprudencias, como la del pescador de 79 años que el pasado domingo 22 de septiembre se precipitó por la zona acantilada de Sauces (Noja). El desconocimiento, los cortes de digestión, el caso omiso a la señalización o el realizar cualquier actividad en zona acantilada aun cuando se piensa tener todo controlado son algunas de las causas más comunes y menos controladas. Una lista que redujera mucho su tamaño de no ser por las irresponsabilidades e imprudencias que se comenten año tras año en el medio acuático. “Desafortunadamente, la mayor parte de la población no parece identificar el medio acuático como un entorno en el que es relativamente fácil perder la vida. Por lo tanto, las medidas preventivas que la población suele adoptar para evitar este tipo de accidentes, son exiguas” publica INA RFESS en su informe nacional de ahogamientos. Hay veces que las imprudencias se pagan caro, y con el mar de por medio, no hay imprudencia que no lleve un coste elevado. Del mismo modo, los municipios no pueden ofrecer un servicio de socorrismo las 24 horas para atender a las imprudencias que se cometen fuera de hora como la niña de 6 años que murió ahogada este verano en Langre cuando el servicio de socorristas ya había finalizado.

Ese tiempo valioso que detiene un instante y nos hace asombrar lo maravilloso de la naturaleza, se ha parado también para los 17 bañistas que en lo que va de año han perdido la vida en espacios acuáticos.
 

Las playas de Santander y San Vicente de la Barquera, las más castigadas por...
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