sábado. 20.04.2024

Las monjas de clausura, que tradicionalmente han permanecido aisladas del exterior, se han ido adaptando a los nuevos tiempos y han irrumpido en las redes sociales para expresar sus opiniones sobre lo que acontece en el mundo. Y es que el acceso a los medios de comunicación masivos se configura como una evolución de la tradicional vida contemplativa. En España, un claro exponente lo constituye la religiosa dominica Sor Lucía Caram, quien lleva a cabo una intensa acción social y mediática centrada en la captación y distribución de recursos para los colectivos en riesgo de exclusión social y el apoyo al independentismo catalán. Y es que ella se declara independentista “sin paliativos”. Nacida en Tucumán (Argentina), y radicada en el convento de Santa Clara de Manresa desde 1994, esta monja contemplativa cuenta con 200.000 seguidores en Twitter y casi 68.000 en Facebook. Prueba de que no es ajena a la actualidad, su último tuit, publicado hace unas horas, señala lo siguiente: “Francisco no se calla y habla con voz evangélica de la paz: Todos hablan de la paz, algunos potentes de la Tierra dicen cosas muy bonitas de la paz, pero por debajo venden armas. ¡Que tomen nota los traficantes!”. Pero ella no es un caso aislado, ya que las Carmelitas Descalzas de Hondarribia (Gipuzkoa) decidieron en su día sumarse a la indignación social que provocó la sentencia de La Manada, a través de un post en Facebook en el que mostraron su apoyo a la víctima con un “Hermana, yo sí te creo”.

Esta irrupción en las redes sociales ha hecho que Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, haya aprobado la instrucción Cor orans sobre la vida de las monjas de clausura, en la que autoriza el uso de las redes sociales, pero “con prudencia”. El texto, consultado por OTR/PRESS, incluye una parte específica para regular el uso de los medios de comunicación social de las religiosas de vida contemplativa, que se deben usar –dice– “con sobriedad y criterio”, no sólo respecto a los contenidos sino también a la cantidad de informaciones y al tipo de comunicación, para que “no sean ocasión para la distracción y la evasión de la vida fraterna en comunidad” ni sean “nocivos” para la vocación “o se conviertan en obstáculo” para la vida dedicada a la contemplación. Bergoglio señala así que el uso de los medios de comunicación –por razones de información, de formación o de trabajo– se puede permitir en el monasterio, pero “con prudente discernimiento” y “para utilidad común”. E indica al respecto que las monjas procuran tener la debida información sobre la Iglesia y el mundo, “no con multitud de noticias, sino sabiendo escoger las que son esenciales a la luz de Dios, para llevarlas a la oración, en sintonía con el corazón de Cristo”.

No es la primera vez que Francisco alerta sobre los peligros que para la vocación de las monjas de los conventos de vida consagrada suponen Internet y las redes sociales. Ya en junio del año 2016, Bergoglio firmó la Constitución Apostólica Vultum Dei quaerere (La búsqueda del rostro de Dios) sobre la vida contemplativa femenina. En ella, el Pontífice señalaba que la cultura digital influye de manera decisiva en la formación del pensamiento y en la manera de relacionarse con el mundo y, en particular, con las personas, e indicaba que este clima cultural “no deja inmunes a las comunidades contemplativas”. Tras reconocer que esos medios de comunicación “pueden ser instrumentos útiles para la formación y la comunicación”, el Papa exhortaba a “un prudente discernimiento para que estén al servicio de la formación para la vida contemplativa y de las necesarias comunicaciones, y no sean ocasión para la distracción y la evasión de la vida fraterna en comunidad”.

El Papa vuelve a instar a las monjas de clausura a usar “con prudencia” las redes sociales