viernes. 19.04.2024

Cada año con la llegada del verano comienza la operación "abarrotamiento de las playas" de todo el litoral patrio. Desde los turistas más internacionales hasta los vecinos de las localidades colindantes, todos buscan refugio en la costa para hacer frente a las temperaturas propias de estos meses. Cantabria no es la excepción y cada año más veraneantes eligen las bravas aguas del Cantábrico para sobrellevar las altas temperaturas.

Desde El Sardinero hasta Los Locos, pasando por Oyambre o Langre, no hay playa que se resista a la oleada de locales y visitantes que buscan ocupar un fragmento de arena de la ‘Tierruca'. No obstante, la pequeña Comunidad tiene mucho más que ofrecer, escondiendo desde pequeñas calas hasta pozas y piscinas naturales donde pegarse un chapuzón rodeado de naturaleza y tranquilidad.

Probablemente una de las más conocidas sea la Fuente del Francés. Enclavada en la carretera que une Hoznayo con Villaverde de Pontones, toma su nombre de un clérigo que descubrió este manantial de aguas con propiedades medicinales cuando escapaba de la revolución de su país. Tras su hallazgo, la zona se convirtió casi en un lugar de peregrinación para quienes esperaban retomar su buena salud, por lo que unas décadas más tarde, ya entrado el siglo XIX, se levantaría un balneario que aún atiende a sus clientes como lo hiciera hace más de un siglo. En los últimos años se ha convertido en un lugar muy frecuentado por familias debido a su sencillo acceso, incomparable belleza y cercanía a la capital cántabra, de la que dista menos de 20 kilómetros.

Paseo que lleva a la Fuente del Francés de Hoznayo
Paseo que lleva a la Fuente del Francés de Hoznayo

Otra parada indispensable para todos aquellos amantes de estas pozas naturales es, sin lugar a duda, el Parque del Camarao. A las afueras del municipio de Reocín, en pleno núcleo de Villapresente, el cauce del río Saja se abre paso entre los verdes campos dando lugar a la conocida como “playa internacional del Camarao”. Frecuentada mayoritariamente por los lugareños, se ha convertido en un espacio recreativo en el que practicar diversas actividades en un enclave seguro, idílico y natural.

Es imposible hablar de las piscinas naturales de la tierra de grandes como Menéndez Pelayo o Seve Ballesteros sin mencionar la archiconocida Poza de Viaña. Enclavada en el corazón de la Vega de Pas, es conocida popularmente como ‘La Africana’, ya que su particular zona recuerda irremediablemente a dicho continente. A pesar de ser una de las mayores joyas de la región, no está masificada por los turistas que arriban a la ‘Tierruca’ cada estío, lo que la convierte en un enclave tranquilo casi sacado de una leyenda de anjanas.

Por último, pero no menos importante, se encuentra una de las piscinas más conocidas de la comarca de Campoo, así como la -indiscutiblemente- más grande de Cantabria: el embalse del río Ebro. Los enclaves creados por el río más largo de España no dejan indiferente a nadie. Apropiadamente acondicionado para la convivencia de bañistas y deportistas, esta poza  gigante que separa Reinosa de Corconte es uno de los lugares predilectos por los amantes del windsurf. Además, cuenta con numerosos servicios que no harán extrañar las masificadas playas a aquellos que se acerquen a disfrutarla.

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