jueves. 28.03.2024

Aunque las nuevas tecnologías hayan cambiado drásticamente las travesías marítimas, todavía quedan unos pocos románticos que siguen prefiriendo la experiencia más clásica y ancestral: surcar los mares a bordo de un barco tirado única y exclusivamente por la fuerza de los vientos. Este es el caso de Jesús de la Hoz -vecino de Soto de la Marina- cuyo negocio, “Náutica Puerto Gris”, ofrece, entre otros muchos servicios, la aventura de navegar durante 10 días desde Santander hasta Londres a bordo de la embarcación Klaudia, recalando en puertos de renombre de la costa francesa e inglesa para una experiencia más completa e internacional.

Jesús de la Hoz en su travesía

En esas se encuentra ahora mismo tras poner rumbo a la capital británica la madrugada del pasado viernes 10 de junio. Durante la travesía atracaron en lugares tan conocidos como Portland hasta llegar al centro de “The Big Smoke”, donde recalaron a los pies de la archiconocida Torre de Londres, en la marina de Saint Katharine Docks, una semana después, el sábado 18 de junio. Un par de días abandonarían la ciudad para bordear la costa sur del país y cruzar el Canal de La Mancha, que les dio más de un quebradero de cabeza pues no tuvieron las mejores condiciones climáticas. Por ello, se tomaron un día más de descanso en la Bretaña francesa, de la que ya han salido esta mañana, encontrándose ahora mismo bordeando el Finisterre galo, en el extremo más occidental del país.

Llegada a Londres
Llegada a Londres

Por su trabajo, no es la primera vez que de la Hoz hace esta ruta y, asegura, no es tan complicada como antaño debido a los grandes avances tecnológicos que hay en la actualidad. Desde antes de embarcar sabían a qué se enfrentaban, por la que ya no se trata de un viaje peligroso, sino duro, pero nada que no pueda sobrellevarse con un poco de forma física. De hecho, el marinense afirma que los clientes con los que se encuentra viajando superan la sesentena y uno de ellos roza la ochentena, y ninguno ha tenido el más mínimo problema más allá de los típicos tropiezos o pequeños golpes que pueden acontecer también en tierra, más nada de lo que preocuparse. Señala que se trata de gente que sabe a lo que va y que muchas veces han realizado travesías similares. No obstante, especialmente a los primerizos, tiende a tranquilizarles haciéndoles partícipes y explicándoles cómo funcionan las cosas a bordo. Asimismo, la embarcación cuenta con un teléfono satelital para “estar cubiertos” en caso de necesitarlo.

Debido a su condición de viaje en velero, la comunicación es un apoyo imprescindible. Con el paso de los años las administraciones han sido más insistentes en el uso de los últimos avances, no permitiendo navegar con equipos obsoletos, e instruyendo a las nuevas generaciones en el uso de estos conceptos del siglo XXI. Sin embargo, de la Hoz se lamenta porque se dejen en el olvido otras informaciones previas a la digitalización que garantizan la seguridad a bordo, que al final es lo importante en este tipo de situaciones. Aunque las nuevas tecnologías han supuesto una gran revolución, Jesús comenta que no se puede confiar en ellas plenamente. Hay que saber adaptarse a las circunstancias porque las cosas pueden fallar, razón por la que aún transportan las antiguas cartas náuticas de cartón piedra. La clave es compatibilizar, crear una comunión entre la cabeza y la máquina.

El amenecer desede la travesía

Una de las ventajas de los equipos electrónicos náuticos es la capacidad de otorgar el cálculo casi exacto de la hora de llegada a puerto, algo vital para todo aquel que se haga a la mar. Esto no es diferente en el caso de Jesús, que con la velocidad a la que avanzan -seis nudos, unos 11,1 kilómetros por hora- arribarán en el Puerto de Santander al mediodía de este miércoles 29 de junio, lugar hasta donde se desplazarán familiares y amigos para recibirles tras tantas jornadas en alta mar.

Esta experiencia es una de las más populares de la empresa y cuenta con un servicio de lo más completo. Al recorrido ya comentado se le unen las grandes instalaciones que ofrece el Klaudia con cuatro cabinas dobles, tres de ellas con aseo incorporado, doble calefacción, cocina totalmente equipada y toda la instrumentación necesaria para la navegación de altura, así como la inclusión en el precio final de amarres, fondeo, seguros, ropa de cama, limpieza final y dos patrones profesionales. Para todos aquellos que quieran vivir la experiencia sólo se necesitan 1.200€ por persona, cuatro pasajeros, y muchas ganas de disfrutar.

Hasta Londres a bordo de un velero
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