jueves. 28.03.2024
MEMORIA

Homenaje a los presos políticos forzados a construir el Pantano del Ebro y a los vecinos afectados

Arroyo y Reinosa acogerán el próximo 18 de agosto los actos de recuerdo organizados por la Comisión Campurriana para la Historia del Pantano del Ebro.

Las obras del embalse arrancaron en 1928 y concluyeron hace setenta años y Archivo, Guerra y Exilio denuncia que en ellas participaron “numerosos presos políticos que fueron utilizados como mano de obra esclava por el franquismo”.
 

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Imagen del Pantano del Ebro

Los presos políticos forzados por el franquismo a construir el Pantano del Ebro y los vecinos afectados por la construcción del embalse serán homenajeados el próximo 18 de agosto, viernes, en las localidades cántabras de Arroyo y Reinosa, en sendos actos organizados por la Comisión Campurriana para la Historia del Pantano del Ebro, constituida con el objetivo de recordar y homenajear tanto a los afectados por la construcción del embalse como a los presos políticos que “trabajaron en la misma forzados por el régimen franquista”, según ha denunciado la asociación de memoria Archivo, Guerra y Exilio (AGE). Las obras del embalse arrancaron en 1928 y concluyeron en 1947, es decir hace ahora setenta años, y AGE ha denunciado que en ellas participaron “numerosos presos políticos que fueron utilizados como mano de obra esclava por el franquismo”.

Jesús Fernández Navamuel presentará su libro ‘El Pantano del Ebro. Los Resistentes’ 

Los actos de homenaje del 18 de agosto arrancarán a las 17:30 horas en el pueblo de Arroyo (en el municipio de Las Rozas de Valdearroyo) con la colocación de un ramo de flores en memoria de los afectados fallecidos, y a continuación en el mismo lugar será descubierta una placa en recuerdo tanto de los afectados como de los presos políticos que trabajaron en la construcción del embalse. El homenaje continuará en Reinosa, cuya antigua Casa de Cultura Sánchez Díaz acogerá a partir de las 19:30 horas un acto conmemorativo en el que se recordará tanto la historia del pantano como a los afectados y a los presos políticos, se abordarán propuestas para mejorar y aprovechar el entorno del embalse –como la península de La Lastra o el Puente Noguerol, con el que se pretendió unir las localidades de Arija (provincia de Burgos) y La Población (comunidad autónoma de Cantabria)–, el libro ‘El Pantano del Ebro. Los Resistentes’ será presentado por su autor, Jesús Fernández Navamuel, y el rabelista Rafa Seco interpretará las Coplas del Pantano.

Para la puesta en servicio del Pantano del Ebro –inaugurado en 1952– fueron anegados completamente los pueblos de Medianedo, La Magdalena, Quintanilla y Quintanilla de Bustamante, y a pesar de que en un principio se planteó una serie de compensaciones para los afectados y la propia comarca –como la construcción de viviendas para los afectados, la instalación de industrias en la zona, un sistema de transporte mediante embarcaciones para unir las dos orillas del embalse o la construcción de un ramal del tren minero de La Robla que llegaría hasta Reinosa–, finalmente el franquismo no llevó a cabo ninguna de ellas.

Presos procedentes de Andalucía, Cataluña, Extremadura, Burgos o la propia Cantabria trabajaron en Arroyo

El blog ‘lasmerindadesenlamemoria’, sobre la represión franquista en la comarca de Las Merindades, recuerda que cuando al final de la Guerra Civil se reanuda la construcción del embalse, el centro de ésta es Arroyo, que acogió “una mano de obra de presos políticos procedentes de distintos lugares de España, tales como Andalucía, Cataluña, Extremadura, Burgos y pueblos de Cantabria”. En el caso de Arroyo, la obra era un dique para la finalización del pantano, y la empresa encargada de construirlo, Vías y Riegos, contó con “258 presos cuyo trabajo se prolongó durante seis largos años”.

“Los reclusos vivían en barracones cercanos a los lugares de trabajo; en los barracones hacían su vida. En Arroyo, el alojamiento se estableció en un barracón construido situado en las dependencias de la antigua fábrica de vidrio La Cantábrica. Los barracones eran de madera revestida de albañilería y el piso era de tierra, por lo que era fácil que se enfangara cada vez que entraba la humedad, cosa frecuente durante gran parte del año en esta zona, así que eran un sitio frío, húmedo y lúgubre. El interior se componía de una única estancia en la que se situaban las literas con unas tablas de madera y colchonetas, y cada recluso estaba provisto de dos mantas en mal estado. El régimen alimenticio impuesto a los presos fue terrible, la comida era precaria y no cubría el mínimo suficiente para poder soportar las larguísimas jornadas de trabajo. Dentro del día a día de los presos, su vida se resumía en: trabajo”, añade el blog ‘lasmerindadesenlamemoria’.

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