jueves. 28.03.2024

La forma de vivir de la sociedad cambió radicalmente el pasado 14 de marzo, cuando España declaró el Estado de Alarma en todo el territorio nacional. Desde entonces, se ha establecido un escenario denominado ‘nueva normalidad’, en el que muchas de las actividades cotidianas se han visto eclipsadas por las medidas tomadas para evitar la propagación de la COVID-19.

Así, uno de los sectores más afectados en este nuevo panorama ha sido la hostelería, y más concretamente el ocio nocturno, que tuvo que cerrar sus puertas como consecuencia de la entrada en vigor de la resolución publicada en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) el pasado 15 de agosto.

Casi 50 días después, pubs, discotecas y ‘locales con licencia especial’ han podido retomar su actividad como consecuencia de la modificación de la Ley autonómica de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas decretada por unanimidad el pasado 1 de octubre en el Parlamento de Cantabria. Sin embargo, algunos de ellos han visto “inviable” el retorno a esta actividad. “Una discoteca no puede abrir hasta la una de la madrugada, no es rentable para nosotros. Queremos esperar a que podamos abrir hasta las seis de la mañana, y con las medidas de seguridad suficientes y la responsabilidad social, podremos hacerlo”, declara Moisés Bouzo, trabajador de la Sala Sümmum de Santander.

“Estamos totalmente desamparados y el sector del ocio nocturno está cayendo en picado” 

Asimismo, pone como ejemplo a Barcelona, donde ya se ha anunciado que en las próximas semanas habrá un proyecto piloto en una discoteca con más de mil personas donde se pondrá a prueba la seguridad con las medidas adecuadas y así poder demostrar que estos locales son seguros y pueden retomar su total actividad.

De esta forma, Bouzo espera volver al local donde trabaja, que sigue pagando alquileres a pesar de estar cerrado desde el 24 de julio. “Estamos totalmente desamparados y el sector del ocio nocturno está cayendo en picado”, denuncia.

EL OCIO NOCTURNO ABRE SUS PUERTAS

Cantabria se ha visto sumida, en líneas generales, en el caos político que ha provocado la confusión de la sociedad desde el inicio de la pandemia. Cada semana, como consecuencia de la nueva realidad que ha traído consigo la COVID-19, el Gobierno regional sumó nuevas restricciones y, muchas otras veces, las modificó al poco tiempo. Estas constantes modificaciones han sido la base del descontento y de la destrucción de uno de los sectores que más aporta al PIB. 

En este contexto, Pedro García, socio de la Cafetería Siboney, ha tenido la oportunidad de retomar la actividad en su local. Como ya comentó a eldiariocantabria.es, su local tiene una ‘licencia especial’, por lo que no ha podido abrir sus puertas hasta que se ha publicado la nueva modificación legislativa. “Muchos clientes nos llamaron al ver luz en el local y nos dijeron que vendrían, y así fue. En cierto modo, Siboney ha vuelto a ser lo que era”, declara. 

También señala, sin embargo, que “esta medida llega tarde”, y que han tenido que pagar el alquiler del local, los derechos de la SGAE, los derechos de los partidos… durante los meses que no han tenido ingresos. Se une, además, a las quejas interpuestas por los trabajadores autónomos estos meses, que no han recibido ninguna ayuda y se han visto totalmente desamparados.

Su propósito ahora no es más que intentar volver a retomar la actividad en su local, y poder así intentar adaptarse a una ‘nueva normalidad’ convulsa y dispar donde toda la sociedad ha visto su forma de vida cambiar para adaptarse a una realidad que dista mucho de aquella en la que nos encontrábamos en el mes de enero, donde la palabra coronavirus apenas tenía cabida.

CANTABRIA Y EL DESASTRE POLÍTICO

Margarita Cobo, presidenta de la Asociación Peña Herbosa y dueña de Bodegas Mazón, denuncia que “los cántabros no nos merecemos estos políticos” y excluye de esta afirmación a Ciudadanos, de los que asegura “nos han apoyado desde el principio”.

“Hay falta de voluntad política de la alcaldesa para colaborar con toda la hostelería. Solo lo hace con quien le conviene” 

Asimismo, también destaca, como hizo en el pasado mes de septiembre, la falta de empatía del Ayuntamiento de Santander con el sector de la hostelería. “Es gravísimo, hay falta de voluntad política de la alcaldesa para colaborar con toda la hostelería. Solo lo hace con quien le conviene”, denuncia, destacando, además, que “hay un exceso de celo de la Policía Local con algunos hosteleros”.

También destaca, sin embargo, que a pesar de que “el Ayuntamiento de Santander se ha negado a ayudarnos, el sector en la ciudad adula mucho al personaje de Gema Igual, y así es imposible poder salir adelante”.

Además, reconoce que, bajo la nueva nomenclatura que se da a los implicados en la nueva Resolución, los nuevos ‘bares mixtos’ están sumidos en un “decreto trampa” que se ha hecho desde el Parlamento de Cantabria para “ocultar la culpa que vienen acarreando por el daño que nos han hecho”.

“Han sido 50 días en los que la clase política nos ha hundido” 

Revilla y Miguel Rodríguez, el consejero de Sanidad, nos han ninguneado desde el principio. Han anunciado medidas sin consultarnos, y sobre todo, sin tener en cuenta cómo podría afectarnos”, recalca Cobo.

Así, desde el pasado mes de marzo la hostelería se ha visto involucrada en una guerra en la que los políticos han dejado de lado a sectores de la sociedad tan relevantes como este. La hostelera recuerda así que “Potes, al contrario que Santander, ayudó a conceder licencias de terrazas”. Por ello, destaca que “han sido 50 días en los que la clase política nos ha hundido”.

Esta batalla ya no se sostiene en el color del partido político en cuestión, ni en las diferencias entre unos y otros. Va mucho más allá, y es que ahora es una guerra donde la falta de cintura política destaca entre aquellos que velan por sus ciudadanos y los que no. Y en el caso de Cantabria, con casi 50 días con los pubs, discotecas y ‘locales con licencias especiales’ cerrados, los políticos de la región han dejado ver que la empatía y la solidaridad con un sector tan dañado como la hostelería brilla por su ausencia.

 

 

“Estamos totalmente desamparados. Los cántabros no nos merecemos estos políticos”
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