jueves. 28.03.2024

La Audiencia Provincial de Cantabria ha condenado a casi 15 años de prisión a un hombre por maltrato, coacciones y agresión sexual a su expareja, a la que amenazó con pegar a su nuevo novio si no mantenía relaciones con él. El acusado se enfrentaba inicialmente a más de 40 años de cárcel que pedía la fiscal, que rebajó las penas a 35 años y siete meses tras el juicio, celebrado en enero en la Sección Tercera y en el que él reconoció los hechos. La acusación particular y defensa se adhirieron a los cambios introducidos por el ministerio público.

Según el fallo, al que ha tenido acceso Europa Press, la sala ha impuesto a C.G.G. 14 años, once meses y un día de prisión. El grueso de esta pena corresponde al delito continuado de agresión sexual: doce años de cárcel, tras los cuales se deberá cumplir la medida de libertad vigilada durante siete años más.

El tribunal también le ha condenado a dos años y un día de cárcel por un delito de violencia de género en la modalidad de maltrato y a once meses de prisión por uno de coacciones, aunque ha sido absuelto de otros dos más continuados que se le imputaban. Por vejaciones deberá cumplir 20 días de localización permanente y en total, por todos estos delitos, no podrá acercarse a la víctima a menos de 500 metros ni comunicarse con ella por cualquier medio o volver al domicilio común o de la perjudicada durante 22 años y medio.

Y durante seis años más no podrá portar ni usar armas, según la sentencia, que le condena al pago de casi la mitad de las costas procesales y que no es firme, ya que contra la misma cabe recurso de apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC).

La resolución mantiene la situación de prisión preventiva del procesado, en el centro penitenciario de Villabona, en Asturias, donde se encuentra internado el procesado para seguir con el tratamiento de rehabilitación por consumo de drogas. De hecho, durante su declaración en la vista y en el ejercicio del derecho a la última palabra, el hombre -de 33 años de edad- pidió continuar en este lugar de cara al cumplimiento de la condena.

Previamente, en el interrogatorio de las partes, se confesó culpable y reconoció lo sucedido en términos generales, aunque manifestó no recordar algunos detalles preguntados por la Fiscalía. Y en todo caso, aseguró que su exnovia -con la que había salido durante unos dos años y sobre la que tenía orden de alejamiento- "nunca dijo que no" a la hora de mantener relaciones sexuales tras sus amenazas.

Sin embargo, la chica aseveró que fueron "sin consentimiento" y "forzados". Explicó que accedió a los encuentros -en hoteles- porque la amenazaba con pegar a su nuevo novio. "A mí se me saltaban las lágrimas cuando me penetraba: él lo estaba viendo y le daba igual", expresó la víctima.

AMENAZAS

La sentencia considera probado que en agosto de 2018 el acusado fue condenado por un delito de violencia de género en la modalidad de amenazas y otro de maltrato de obra, y se le prohibió aproximarse a menos de 300 metros o comunicarse con la víctima durante un año, y durante cuatro meses por otro de injurias leves. Sin embargo, en septiembre quebrantó esa orden y se le impusieron cuatro meses de prisión, pena que fue suspendida durante dos años.

En mayo de 2019, "ignorando" la citada prohibición, al cruzarse por la calle con su ex la lanzó, al pasar a su lado, un escupitajo, aunque no la alcanzó. Después, en julio, se encontraron en un bar y tras una conversación retomaron su relación y mantuvieron algunos encuentros, "de mutuo acuerdo".

Sin embargo, la situación cambió "radicalmente" al iniciar ella una relación con otro chico, lo que "enfadó" al acusado, que "desde ese momento, cada vez que podía mostraba un comportamiento abusivo contra quien había sido su pareja, alterando gravemente la vida de la misma cada vez que podía, e intentando mostrar el poder que sobre la misma ejercía y tenía, por considerarla 'su mujer'".

Así, sobre las 3:30 horas del 18 agosto de 2019, cuando la víctima estaba en un pub con su novio, su ex se dirigió a éste y le lanzó un escupitajo y le dio dos puñetazos. Días más tarde, en otro bar y mientras jugaban al billar, volvió a entrar el condenado, que golpeó de nuevo al novio de la joven.

Debido a la "presión" que sentía ante esta situación y "siempre con la esperanza de poner fin al peligro inminente" de que su actual pareja volviera a ser agredido, el procesado logró que su ex acudiera una noche a finales de agosto una cita en un hotel para mantener relaciones sexuales, con penetración vaginal sin que fuera el "deseo" de la víctima, que se vio "obligada".

El hombre siguió "ignorando el estado" de la mujer, a la que, según se considera probado en la sentencia, amedrentó y sometió "a su voluntad", lo que provocaba en ella "el firme convencimiento de que su nueva pareja corría peligro". Así, consiguió que acudiera un mes después a otra pensión, donde la volvió a penetrar vaginalmente.

En "ese ambiente y situación de total control" sobre ella, él logró que fuera a una tercera cita, en la que la empujó sobre la cama para mantener relaciones sexuales. Pero tras un forcejeo la chica logró apartarlo y, como no accedió a sus pretensiones, se fue "muy enfadado" y con amenazas: "Atente a las consecuencias, voy a ir a por él".

Durante el trayecto de vuelta a casa en tren, la chica oyó a su ex hablar con compañeros por teléfono, a los que dijo que no iba a ir a trabajar porque tenía "asuntos que resolver". Ya dirigiéndose a ella, que iba en un asiento alejada de él, le dio dos opciones: avisar a su novio para que fuera a la estación y pegarle, o no decirle nada y entonces iría él con un amigo a buscarle y pegarle entre los dos.

Después de esto, le envió mensajes por redes sociales, reiterando las amenazas y jurando por su "hija" que si accedía a sus pretensiones no iba a "hacer nada ni tocar a nadie". Esto hizo incrementar "el miedo" en la víctima, que creía que su novio estaba "en grave peligro". En consecuencia, accedió a un cuarto encuentro, una tarde en otro hotel, en el que el acusado la obligó a beber alcohol y "nuevamente la sometió a su voluntad", penetrándola vaginalmente dos veces y obligándola a hacerle una felación.

Tras pernoctar en el alojamiento, al despertar por la mañana él quiso volver a mantener relaciones con ella, que le recordó su promesa. En esta última ocasión, una patrulla de la Policía descubrió a ambos en el establecimiento lo que dio lugar un juicio rápido que terminó en condena por quebramiento de pena.

ENCUENTRO DE DESPEDIDA

Aun así, antes de entrar en prisión, el acusado intentó mantener un encuentro sexual "de despedida" con la víctima, para lo que la enviaba "continuos" mensajes de advertencia en redes sociales, incluso con una foto de un puñal y advertencias por teléfono de la que "la iba a liar", así como "infinidad" de mensajes en los que le indicaba con un calendario qué días podían quedar.

Y como ella se negaba, él se presentó en su casa, sin saber que ese mismo día había denunciado todos los hechos, que han generado a la víctima un "sentimiento de vergüenza y culpabilidad", ya que "en todo momento" vio "anulada su voluntad por temor" al acusado, que desde septiembre de 2019 está en prisión provisional.

Casi 15 años de prisión por maltrato, coacciones y agresión sexual a su expareja
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