viernes. 29.03.2024

Por la noche, Juan recibe la llamada del jefe de gabinete.

-    Buenas noches, ¿está Juan Fernández?

-    Sí soy yo, dígame.

-    Soy Gustavo, el jefe del gabinete del presidente, es para comunicarle que el presidente está mucho mejor, afortunadamente todo ha quedado en un susto, aunque con estos golpes y su edad, siempre hay que esperar esas 24 horas para ver la evolución, pero al menos nos dicen que parece descartado algo de gravedad.

-    Muchas gracias por la información, y nos alegramos de que quede en un susto.

-    Ha sido el propio presidente el que me ha indicado que les llamáramos. 

-    Pues trasmítale nuestro deseo de una pronta recuperación y nuestra satisfacción porque todo esto quede en un buen susto.

-   Bueno, informe a Amelia de la situación, y ya tendremos ocasión de hablar sobre lo que estábamos tratando cuando ha ocurrido el accidente. Que tengo la impresión de que tendremos noticias positivas.

-    Así lo haré, en cuanto le cuelgue, muchas gracias y que sus palabras se hagan realidad, tanto en lo referente a la salud del presidente como a la solución al sufrimiento de cientos de familias.

-    Eso espero, un abrazo y seguiremos en contacto.

-    Un saludo cordial.

A todo correr Juan marcó el de Amelia.:

-    Hola, Pedro, ¿está Amelia, que le tengo buenas noticias?

-    Si, está aquí todavía, pese al tiempo pasado sigue  con el susto en cuerpo.

-    Bueno, a ver si se lo quito, que parece que todo ha quedado en eso, en un susto.

-    A ver si es verdad, porque a esta mujer le va a dar algo. Te la paso.

-    ¿Qué tal Juan, hay noticias?

-    Sí, me ha llamado el jefe de gabinete y me ha dicho que el presidente está bien, y que te avisará de que no ha sido nada importante.

-    ¡Buff!, que peso me quitas de encima, menos mal, si le pasa algo, no sé lo que haría, cuando lo he visto en el suelo y sangrando de la cabeza. No quito esa imagen de mi mente.

-    Pues ahora tranquila, y descansa que sé lo mal que lo has pasado. Un abrazo y mañana hablamos.

-    Muchas gracias, por todo, por tanto apoyo, sobre todo porque tú y Luis no me habéis dejado sola.

-    Ya sabes que todos estaban dispuestos a ir contigo, casi nos peleamos por ellos.

Desde la distancia podía Juan imaginar la sonrisa de Amelia.

-    Es verdad, gracias a todos.

-    Lo dicho,  hasta mañana y cuídate, que seguro que Pedro también estaría preocupado y él, además, con su problema de movilidad.

-    Igual amigo.

Los días fueron pasando, y ya sabíamos, por los medios de comunicación, de la rápida recuperación del presidente, y que no había sido más que una pequeña herida en la cabeza sin complicaciones posteriores.

Una semana después de los hechos y ya recuperados del susto, volvió a llamar el jefe de gabinete 

-    Buenos días Juan, 

-    Hola, Gustavo, ¿qué tal el presidente?

-    Bueno, ya sin problemas, por eso te llamo, me ha pedido que fijemos una reunión, ya que él está muy interesado en estar con vosotros y si es posible que venga Amelia mejor.

-    Perfecto, lo hablaré con ella, ya que tiene a su marido con un problema de movilidad y no es fácil dejarle solo, pero cuando puede siempre nos acompaña.

-    Bien, a ver si podéis el próximo jueves a las 11:00 horas.

-    Yo creo que sí, pero le confirmo esta misma tarde.

-    Muy bien, ya reservo esa hora en la agenda del presidente en principio.

-    Muchas gracias, hablamos a la tarde.

-    Perfecto, un abrazo.

A la tarde Juan confirmó que asistirían cuatro personas, Amelia, Juan, Luis, y Carlos, que representaban a los distintos pueblos afectados por las sentencias de derribo.

Llegó el jueves y el cuarteto, en el coche de Luis, se dirigió a la sede del Gobierno, una vez allí, pasados los controles pertinentes, subieron a la última planta, allí una secretaria amablemente les pasó a un pequeño salón, donde esperaron por más de 10 minutos que si hicieron eternos.

Hasta que la secretaria apareció por segunda vez

-    Señores ya pueden pasar, síganme, por favor.

Por un corto pasillo les llevaron a una sala con una gran mesa ovalada, allí indicaron dónde sentarnos. Pronto aparecieron el presidente, su jefe de gabinete, el consejero del ramo, y la directora general de asuntos jurídicos.

Después de los saludos protocolarios, y de preguntarle a presidente por su salud, a lo que contesto.

-    Ha sido un buen golpe, pero afortunadamente tengo la cabeza muy dura.

A algunos se nos escapó una sonrisa y a Luis, que es más expresivo, una enorme carcajada, cerrada además con su comentario irónico.

-    Ahora nos explicamos muchas cosas.

Por un momento, parecía que volverían las viejas discusiones, pero el presidente no estaba por la labor.

-    Miren señores, si les hemos llamado es porque de una vez por todas queremos acabar la situación que ustedes están sufriendo y cumplir con las resoluciones del Parlamento de Cantabria, que yo mismo he votado en tantas ocasiones. Por ello, está en nuestra propuesta y les aseguro que la hemos pensado mucho. 

Cuando estaba hablado le entró un ataque de tos, y pronto le acercaron un botellín de agua, y quizás esa interrupción le hizo perder el hilo de lo que nos está relatando.

-    Perdón, estos días en el hospital, la vida te da sorpresas, y el compañero de habitación era de vuestro grupo, y les aseguro fue muy convincente, pero sobre todo me acercó mucho más al sufrimiento de tantas familias, que pese a saberlo, a veces dentro de los grandes problemas y trabajos que tenemos en el gobierno pueden pasar como uno más, pero sin duda para ustedes es el más importante, y sobre todo tenemos que reconocer, lo que las resoluciones judiciales han dejado claro, la culpabilidad de esta situación es nuestra, y sin duda, nos toca a nosotros reparar el daño producido.

Juan viendo que el presidente se iba perdiendo por los cerros de Úbeda 

-    Presidente agradecemos sus amables palabras, pero cuáles son sus propuestas para acabar con esta situación.

-    No sean ustedes impacientes, ahora mismo el consejero les comentará detalladamente lo que hemos preparado, pero quiero que sepan, que reconozco el no haber estado a la altura debida con usted, les pido disculpas y que las transmitan a todos las familias, de las que tenía haber estado mucho más cerca, ello me hubiera dado una dimensión más exacta de su situación y de la necesidad de arreglarlo lo antes posible.

Los cuatro se miraban como si aquello fuera un sueño, oír al presidente que se sentía culpable, que tenía que haber estado más cerca de sus familias, les llega a emocionar.

Luis conmovido:

-    Gracias presidente, durante muchos años hemos soñado con escuchar esas palabras de su boca, le aseguro que si son sinceras, y no dudamos de ello, estamos convencidos de que será el final de una largo camino que ha estado lleno de incomprensiones.

Amelia, a la que le brillaban los ojos:

-    Presidente, no sabe el miedo que he pasado por su accidente, pero si ello ha servido para que usted se dé cuenta de la necesidad de estar a nuestro lado, de ver una realidad tan dura como la que vivimos, le aseguro que doy por bueno todo ese sufrimiento.

El presidente volvió a tomar la palabra, 

-    Señores creo que ha llegado la hora de los hechos y o de las palabras, por ello, consejero, si eres tan amable, comenta con los afectados las propuestas que hemos preparado.

El consejero que era de los más jóvenes del Gobierno, y un hombre tranquilo y templado, con las palabras del presidente también se le notaba un poco nervioso, quizás por el ambiente de emoción que se vivía.

-    En primer lugar, quiero decirles que esta propuesta ha sido impulsada por el propio presidente, que nos ha dicho literalmente que se acabaron las medias tintas, las dilaciones, las justificaciones, que había que terminar con la situación que ustedes están soportando desde hace tanto tiempo. 

Hizo una pausa, y saco unas hojas de su carpeta y nos repartió:

-    Aquí tienen ustedes nuestras propuestas, que además están abiertas a posibles incorporaciones por su parte. Son tres bloques, el primero es intentar que los jueces tengan conocimiento del reconocimiento de responsabilidades por nuestra parte, aun sabiendo que eso está en las resoluciones de los procesos, créannos que tenemos que reconocerlo públicamente, y ante los mismos, Ya el año 2012 el propio gobierno de Cantabria os pidió disculpas y perdón por el daño ocasionado, después de casi una década y no haber dado las soluciones que ustedes merecen, queremos dejarlo claro y diáfano. 

Nos indicó la hoja donde estaba lo que nos comentaba.

-    Por otra parte, en cumplimiento de los convenios ya establecidos, se hará una reunión con cada afectado para saber cuál es su interés, para el futuro, a través de la oficina del afectado. Así nos dará una visión de lo que quieren las familias y cómo darles esa solución lo antes posible. Esperamos hacer estas entrevistas en menos de uno mes.

-    Por último, y más importante, el Gobierno firmará con cada afectado una acuerdo sobre su situación específica, que dará cumplimiento a lo que nos ha instado el Parlamento de Cantabria y nunca el afectado podrá perder poder adquisitivo, ni valor de mercado de su vivienda, y siempre podrá optar tal y como establece el convenio tal y como establece el convenio entre la indemnización, la vivienda de sustitución y tal y como establece el convenio si es posible tal y como establece el convenio la legalidad vigente. Todo este compromiso y siguiendo las indicaciones del propio Parlamento se realizará en el presente año. Si hubiera alguna discrepancia, se podrá hacer una mediación en la que siempre estarán ustedes representados como garantía del cumplimiento de los acuerdos.  

El consejero  paró un momento para dar un sorbo al botellín de agua que tenía, y volvió a manifestar.:

-    Quiero dejar muy claro que la intención de este Gobierno solo es un, acabar con su problema, y está mal dicho desde el inicio, ya que el problema es nuestro, ya que no lo hemos resuelto hasta ahora. Desde luego les adelanto que van a tener en este Gobierno unos leales colaboradores con todas sus familias, que tendrán el trato y apoyo que lamentablemente ha faltado durante muchos años.

Los cuatro estaban que si les pellizcaban no lo sentían. Cuántas veces habían deseado oír esas palabras.

Juan volvió a tomar la palabra:

-    Gracias de verdad, una pena que estas palabras y estos hechos que nos anuncia no se hubieran realizado hace décadas, nos hubiera ahorrado muchos sufrimientos y costes a las familias y a todos los ciudadanos, pero más vale tarde que…

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El presidente nos dijo:

-    Miren Uds., por si quedaba alguna duda, al terminar esta reunión y ante todos los medios de comunicación, además de anunciar las medidas comentadas, voy a hacer una declaración institucional, primero destacando el valor de su trabajo, que ha conseguido una mayor protección para todos los afectados, para todos los terceros de buena fe, como son ustedes, y para todos los ciudadanos de España, hecho que creo no se ha destacado y valorado suficientemente. Después pediré solemnemente perdón a las familias afectadas por las sentencias  de derribo, tanto personalmente, como colectivamente por el retraso en reparar el daño producido. Porque todos nos podemos equivocar, pero una vez que es una realidad y está incluso  declarado por los jueces, no hay disculpa para actuar con tanta lentitud.

Hizo una pequeña pausa, tomo aliento y anuncio:

-   Así mismo, en esta declaración institucional anunciaré, y está escrito ante notario, que en caso de no estar solucionado el tema de los derribos satisfactoriamente, ante del final del presente año presentaré mi dimisión irrevocable.

Los cuatro no salían de su asombro, no sabían qué decir, Amelia, que siempre es la más impulsiva, se levantó y entre lágrimas le dio un gran abrazo ante la incredulidad de todos.

Una vez hechas las despedidas con el equipo del presidente, el mismo y Juan salieron a atender a la prensa que estaba citada por el Gobierno.

El presidente cumplió su palabra, punto por punto, ante la propia incredulidad de los periodistas que nos miraban, para buscar alguna explicación a los que estaban oyendo.

El titular ya estaba allí “el presidente dimitirá si no hay una solución para los derribos este año”.

Cuando le tocó el turno a Juan, le preguntaron qué le parecía lo declarado por el presidente, 

-  Es lo esperado durante años y años, es hacer justicia con cientos de familias, aquí la pena que nos queda son los que se nos han ido y ya no pueden vivir este momento tan emocionante para todos nosotros.

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Juan se tomó un respiro, y continuó:

-   Después de lo que hemos escuchado aquí, solo me queda decir que las palabras se hagan realidad. Y aprovecho la ocasión para invitar a nuestro presidente al acto más apreciado por nosotros, acto de apoyo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y, como es a final de año, tendrá ocasión, sin intermediario alguno, de dirigirse directamente a las familias y presentar no intenciones sino los resultados de su gestión.

Los periodistas, al escuchar la invitación, rápidamente le pusieron los micrófonos para saber si la aceptaba 

-  Señores doy mi palabra de que solo un tema de fuerza mayor, será lo único que me impedirá estar en ese acto, que además, es un acto al que solía ir un gran amigo de ambos. Por ello agradezco la invitación y estoy seguro de que para esas fechas tendremos solucionado el problema de los derribos. 

Todo parecía solucionado, el alcalde de Argoños nos dijo que tal y como había prometido iba a hacer un gran fiesta, y declaraba ese día, 24 de agosto, San Bartolomé, fiesta patronal de pueblo, que se había librado de la quiebra y solucionado un gran problema para todos los ciudadanos. En Piélagos, su alcaldesa, creó unas jornadas sobre urbanismo para recordar como con trabajo y voluntad todo se puede solucionar. El alcalde de Arnuero, realiza un concurso anual de fotografía sobre la naturaleza de la zona, que recordaba también el esfuerzo de todos durante décadas.

Y algunos dijeron que realizaríamos una última marcha con una comida para todas las familias, y que el lugar de ir para Santander acabaríamos  subiendo hasta donde unos amigos tienen un restaurante en Güemes. Desde ese alto sentirse más cerca de los que nos están, y ver desde la montaña hasta la costa la importancia de respetar los derechos de las personas y el medio que nos rodea.

El día 24 de agosto, ya se oía la traca y sonaban los fuegos artificiales que dibujan el cielo de colores destacando el AMArillo, para celebrar el fin de unas de las mayores injusticias de Cantabria, con cientos de familias bailando al son de Mago de Oz…

Y Amelia se despertó, con pequeña herida, un fuerte dolor en la cabeza y un hermoso sueño…

Y ya se sabe los sueños, sueños son…

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HACIENDO CAMINO

Haciendo camino,
dejando nuestras huellas
que hace sendero,
mirando hacia atrás
con tantas pisadas
han realizado 
un surco ellas,

 

es un largo viaje
lleno de incomprensión
que se nota
en cada despacho
que se sentía
y nos llega la fatiga,
pero siempre adelante
en busca de justicia.

 

Caminando y conquistando
cada gramo esperanza
Lo importante es caminar
no parar, 
no apagarse,
no quedarse tirado
que no te dejen solo,
que  no nos tapen 
con el manto del olvido.

 

Buscando seguir tus pasos,
los de la solidaridad
pensando en los demás,
en la busca de la verdad...
La verdad de una justicia
que con tantas familias
en su balanza han perdido.


 

Ciega con los culpables
más ciega con sus víctimas,
dándonos  la espalda
Y esconderse detrás
de las cortinas de humo
de tantos procesos 
del nunca acabar.

 

Cientos de marchas 
pidiendo, nada más,
lo que nos pertenece,
lo que es nuestro,
por lo hecho, 
por lo trabajado
por  toda una vida,
por derechos y justicia.

 

Ponemos nuestra cara
con palabras de paz
recibiendo mentiras,
durante veinte años y más.

 

Sin desfallecer
aunque tantos amigos 
por el camino
se nos  fueron.
Huérfanos nos sentimos,
huérfanos nos ha dejado.

 

¡Qué vida más injusta!
Que al culpable
le rinde pleitesía
y a la víctima
le dan su condena.

 

Aunque mil veces pidan perdón
si no son capaces de dar
la más mínima solución,
sus palabras son puñales
que como autos de derribo
se clavaron en nuestro pecho
allí donde más duele
entre los sentimientos.

 

Ante tanta indignidad
donde te niegan 
hasta lo que ellos mismos
de puño y letra han  firmado

Mentira sobre mentiras
que nadie puede aguantar,
Cuántas vidas se marcharon
Dejando dolor detrás...

 

No cedamos, 
no les demos la victoria.
La verdad y la justicia
es para los que no se rinden,
para los que dan la cara,
para los que toman senda
y siguen caminando,
hasta conseguir
que los legítimos derechos
sean  una realidad.

 

Estamos cansados
pero también más cerca
de quitar la venda
a la diosa de la justicia,
que vea los hechos
de tantos delincuentes 
de cuello blanco 
y mano rápida.

 

Desde sus despachos
nos  han robado
a todos los ciudadanos,
destrozando a tantas familias.

Ellos siempre escondidos 
ocupando grandes puestos 
mientras seguimos caminando
con pancartas y estandartes…


Míralos allá al fondo,
son la marea AMArilla,
que sigue  luchando,
venciendo al desánimo,
a la zozobra y el  dolor 
ganando a la esperanza 
de un mundo más justo, 
de un mundo mejor.

 

M.Berta y A, Vilela... autores
 

Capítulo 30.3. El accidente del presidente - La llamada
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