miércoles. 24.04.2024

No siempre se puede estar rascando las heridas, sirve de poco y hace que la cicatriz sea más profunda. Hay mucho que aprender de las personas que nos han dado su amistad, su solidaridad, y que cuando las cosas estaban peor le ponían al pesimismo el escudo de su trabajo, e incluso una sonrisa de esas que decían: ¡a nosotros problemas!, ¡nos lo comemos!.

Los ladridos de unos perros que jugueteaban por la playa nos volvían a la realidad, cuántas situaciones vividas que les contaba a mis amigos, estas se retroalimentaban y más recuerdos fluían a nuestras mentes como un manantial de escenas del pasado, que volvíamos a vivir en el presente, como si estuviéramos montados en una noria donde los problemas y las injusticias no se solucionaban, como mucho se les cambiaba el nombre o de sitio.

Unos niños intentan, a duras penas, mantenerse de pie sobre una tabla de surf, ante la atenta mirada de monitores y progenitores, era todo un símbolo de nuestra situación en la que también, a duras penas, seguimos un camino y bastante tenemos con seguir manteniendo el equilibro en el mismo y no tirar la toalla.

Sonaba el motor de un pequeño vehículo, que se paró cerca de nosotros y del mismo salía nuestro amigo Paco, con sus muletas en ristre, para acompañarnos en el paseo matinal por la playa. Lo de Paco tiene mérito, pese a su problema de movilidad le echa un valor a la vida que es de admirar. Después de los saludos seguimos caminando. 

Hablando de este “Grupo del Jueves” compuesto sobre todo por personas mayores, que nos han enseñado a todos, que el único límite para defender tus derechos y tus ideas es tu capacidad de trabajo, tu solidaridad. Hiciese calor, lloviese o nevase este “Grupo del Jueves” allí estaba gritando, chillando a los cuatro vientos la injusticia que las instituciones están cometiendo con nuestras familias, recorriendo Cantabria. Llevaban nuestra voz donde se pudiera escuchar, ante los responsables políticos, ante esas instituciones que tantas veces han prometido soluciones y que luego todo ha sido papel mojado, puro humo e ilusionismo para principiantes. No nos podemos sentir más engañados. Mirar las hemerotecas es para que a los responsables políticos de esta situación se les caiga la cara de vergüenza. Si por cada artículo donde se promete la solución,  se hubiera producido la legalización o regularización de las viviendas, actualmente se habrían solucionado, no los problemas urbanísticos de Cantabria, sino posiblemente de toda España. 

“El Grupo del Jueves” con Angelines, Ciriaco, Emilio, Juanlu, Teo, Horten… megáfono en ristre contado, gritando y cantando las injusticias cometidas por los responsables de estas instituciones. Después de tanto tiempo sin resultados, la Asociación retoma “el Grupo del Jueves”, ya que la tomadura de pelo que se está haciendo a las familias afectadas por las sentencias de derribo es mundial.

El tiempo pasa lentamente entre aquellos recuerdos y las nuevas necesidades, a veces no sabes muy bien si tú influyes en cómo son los días, o son estos los que te atrapan a ti, y es que era sábado triste, de un otoño melancólico donde el pasado te revuelve, y el futuro está tapado, lleno de nubes oscuras, quedan las sensaciones contrapuestas, tantos momentos de dolor y a la vez tantos instantes de compañerismo, de solidaridad, de tanta buena gente luchando y trabajando por sus derechos y para que se haga justicia para todos.

En los coches se llevaban unas cuantas pancartas con el lema "Nos habéis destrozado la vida", "No hay derecho 20 años de injusticia" "A tu familia nunca se lo harías"... Esas pancartas se guardaban en una caseta de obra, el cuarto de bombas de una piscina que no se llegó a realizar, en lo que hoy se llama el parque de AMA, y que antes era un inmenso agujero que se vendió como piscina para varias urbanizaciones. Allí estaban también las banderas amarillas, con el símbolo de los inocentes, el megáfono, y unos toldos que las protegían de la suciedad y la humedad.

Engañados por constructores sin escrúpulos, que en los aledaños de las administraciones y con amistades peligrosas hicieron fortuna, llevándose el dinero de muchas familias, y a los que sus amigos de los Ayuntamientos y Gobierno habían dotado de todos los permisos. Sociedades Limitadas creadas con 500.000 Ptas. de las de entonces, 3.000 euros de los de ahora, para una obra en concreto y que cuando cogían el dinero de los contratos, se marchaban, dejando quiebras culpables y fraudulentas. Todas esas empresas desaparecidas al poco tiempo, y algunos, después de décadas, siguen en busca y captura.

Fueron muchos los que con sus propias manos tuvieron que acabar sus casas, si no tuvieron bastante con la estafa de esos empresarios y constructores ladrones de ilusiones del esfuerzo de muchas familias, que ante la perspectiva de una pronta jubilación compraban sus casas, para vivir allí en un entorno de tranquilidad sus últimos años, pero sus vidas quedarían atrapadas en una injusticia infinita, llena de problemas.

Ya lo dice el refrán "a perro flaco todo son pulgas", y si no tuvieron bastante con que les llevaran parte de sus ahorros los promotores constructores, después llegó lo más grave, que les estafaron y maltrataron hasta límites insospechados las propias Administraciones Públicas. Habían dado permisos, que no se correspondían con la legalidad vigente en aquel tiempo. Podríamos hablar de los demandantes del uso y abuso de la acción popular, de sentencias en todas, más de 35, condenan a esas Administraciones como culpables de los ilícitos, de delitos, donde nunca en tiempo y forma se pidieron responsabilidades, y cuando se hizo por la propia justicia, los delitos ya estaban todos prescritos. Los culpables disfrutando del botín, y las familias inocentes  cargaron con  las penas que a ellos correspondía.

Estas familias lloraron lo que no está escrito por tanto sinvergüenza que les robó sus ilusiones, su tranquilidad, mientras aquellos que constitucionalmente debieran proteger sus derechos, eran los cooperadores necesarios para las estafas. Primero no quisieron saber nada, hasta que fueron condenados, después, se hicieron los sordos, hasta que con las movilizaciones de AMA, los medios de comunicación les pusieron en evidencia, entonces aprobaron leyes, normas, proposiciones no de ley, declaraciones institucionales, e incluso pidieron perdón públicamente a los afectados. Ahí está, en el Diario de Sesiones del Parlamento de Cantabria, para su propia vergüenza, la petición de perdón a las víctimas más directas de esta situación, a los que más sufren esta injusticia. Ahora bien indirectamente, todos somos víctimas de esa corrupción, que nos está costando gran cantidad de recursos, (muchos ni siquiera están contabilizados), en procesos judiciales interminables, en PGOU que nunca ven la luz, en... y que costearemos, pagaremos, todos a escote.  

Viviendas que casi en su totalidad están construidas en suelo urbano consolidado, donde, si se derriba, se edificarán incluso más de las que hay actualmente. Es algo imperdonable que, en más de dos décadas, no sean capaces de dar una solución. Mientras tanto estas familias no pueden dormir, pensando que en cualquier momento su vivienda se va a demoler, ya les han llegado los autos de los jueces y ha pasado la empresa de derribos a tomar las medidas para ello.

El mundo sigue, el Presidente Revilla se pasea por las televisiones, tuitea, escribe en Facebook e Instagram, publica libros, pero él, nuestro presidente, que tanta responsabilidad tiene en el daño hecho a estas familias. Él era el Consejero de Urbanismo, y Presidente de la Comisión Regional del Urbanismo, cuando se dio el visto bueno a los desmanes de los ayuntamientos, a esas viviendas de las que hoy, más de 20 años después, siguen pendiendo una situación del desarrollo urbanístico, de locura; donde los planes de sus Gobiernos nunca ven la luz, donde actualmente, pese a aprobar en el Parlamento con su voto dar una solución justa y sin pérdida de patrimonio a los afectados, seguimos viendo, como lo único real son los autos de derribo de los jueces. Él nunca se ha acercado para interesarse por las mismas, si hubiera puesto una ínfima parte del interés que ha puesto por el AVE, seguro que esta situación se habría regularizado hace mucho tiempo.

Más de una década ha pasado desde que estas personas, jubilados en su gran mayoría y que eran los únicos que entre semana podían disponer de tiempo, y jueves tras jueves a reclamar lo suyo, lo de su familia, lo de todos los que sufrían esta gran estafa. Ellos, todas las semanas, como un ritual más, todos los jueves pedían justicia ante las instituciones. Hablar del “Grupo del Jueves” es hacerlo de personas con muchas historias a sus espaldas, que ya han recorrido en la vida un buen tramo de su camino. Aquellas que normalmente te las encuentras en los parques cuidando nietos, y echando migas a los pájaros. No eran los más jóvenes, ni los más fuertes, pero sí los que más... ilusión le ponían.

Ellos dedicaban su esfuerzo y empleaban su tiempo para ayudar a los demás, y todas las semanas cogían su camiseta amarilla, su banderín con el símbolo de inocente, y caminaban hasta el Gobierno, el Parlamento, el Tribunal de Justicia, los Ayuntamientos..., o donde las autoridades inauguraran un trozo de carretera, o dieran un mitin para sus fieles, para decirles que estamos aquí, que todavía no nos hemos muerto, queremos lo que es nuestro, ni un céntimo más, aunque sea apoyados en las muletas, o con los ojos llenos de rabia por tanto daño recibido, y que estamos aquí, porque somos los testigos incómodos de sus acciones. 

Estos amigos son los verdaderos protagonistas de la lucha contra las injusticias, desde el respeto, pero también desde el convencimiento de que no se puede robar a los ciudadanos sus patrimonios, sus ilusiones y las de sus familias. Algunos incluso se atrevían a decir, que eso había que hacerlo calladamente, sin hacer ruido, como se hacen los robos, que así era como se arreglaban las cosas. El tiempo, ese consumidor de vida, con pena y angustia, se ha ido llevando a muchos de los que se concentraban pidiendo justicia; más de un tercio de aquellos amigos del “Grupo del Jueves” hoy ya no están entre nosotros. Gente buena, amable, solidaria, que se nos ha ido para siempre, dejándonos el vacío de no contar con su fuerza, con su cariño, pero también  regalándonos un ejemplo de vida, de compromiso, ya que hay que seguir luchando por las causas justas.

“El Grupo del Jueves” vuelve a manifestarse, con miedo y zozobra, contra el derribo de sus casas además, se le suma esta pandemia que nos tiene a todos confinados y limitados en nuestros movimientos. Allí, en la plaza del ayuntamiento, con las viejas pancartas y banderas enmohecidas por la humedad y el paso del tiempo, vuelven a estar presentes acompañados por algún hijo o familiar de aquellos que nos enseñaron el camino y que nunca olvidaremos. "Hacer justicia es dar a cada uno lo que le corresponde, ¡hágase!".

Capítulo 3. El Grupo del Jueves
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