jueves. 28.03.2024

Apenas quedan 5 días para que, salvo acontecimiento extraordinario, Cantabria pase a la fase 2 de la desescalada en este estado de alarma por coronavirus. El propio Gobierno autonómico da por hecho que la comunidad, al igual que la mayor parte del territorio nacional, entrará en esta nueva etapa en la que habrá más libertad de movimiento, mayor aforo en bares, restaurantes, hoteles y comercios y, algo que muchos esperan con impaciencia, la apertura de las playas para el ocio. Sin embargo, la región no tiene todavía un plan coordinado para esta vuelta a una cierta normalidad en los arenales, estando a la espera de lo que diga el Estado.

Cantabria, de hecho, es la única, o una de las pocas comunidades que todavía no cuenta con este plan. Quien más, quien menos, ya está trabajando en una fórmula propia que luego se podría ajustar a lo que diga el Estado, que todavía no ha regulado este ámbito, algo fundamental para evitar un posible rebrote en los meses de verano que están a punto de comenzar. La pregunta, por tanto, es cómo van a poder ir a los arenales de Cantabria no solo los vecinos de la comunidad, sino los visitantes una vez finalice el estado de alarma y la limitación de movilidad entre comunidades autónomas.

La respuesta es una incógnita. Ni el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ni el vicepresidente autonómico, Pablo Zuloaga, han dado ninguna pista. Ambos han coincidido en diferentes declaraciones que están a la espera de lo que diga el Estado. Pero mientras tanto, los ayuntamientos esperan y desesperan, pues cuanto más tiempo pase más tarde se empezarán a poner en marcha las medidas necesarias para regular el acceso y la estancia en las playas de sus municipios.

Y hay una amplia variedad de formas para regular estos espacios públicos que cada año reciben a miles de visitantes. Algunos municipios costeros valoran limitar el aforo, otros recurrir a la cita previa o franjas horarias, y también se tiene en cuenta la división de los arenales en cuadrículas o espacios lo suficientemente amplios para que los visitantes mantengan la distancia de seguridad, sin duda el principal quebradero de cabeza para los ayuntamientos.

La alcaldesa de Santander, Gema Igual, es una de las que más urgencia ha mostrado, impulsando una reunión urgente entre la Delegación del Gobierno, la Autoridad Portuaria, la Federación de Municipios de Cantabria (FMC) y el Ejecutivo autonómico para establecer las directrices comunes en la gestión y el control de las playas de cara a la desescalada.

"Hemos dado pasos firmes en Turismo y ya damos seguridad a las empresas, pero el uso de las playas es una asignatura pendiente, es algo donde estamos muy deficientes y a cinco días de que se pase a fase dos no sabemos cómo y de qué manera se pueden utilizar y eso crea una inseguridad tremenda", ha recalcado, solicitando a Maroto "unas directrices claras".

Reunión que, como ha confirmado el Ejecutivo cántabro, tendrá lugar este viernes a las 11:00 horas en la sede del Gobierno y será para “analizar la reapertura de las playas”. Este mismo jueves, además, el comité de playas que ha constituido el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) para elaborar el protocolo de prevención de riesgos frente al coronavirus que permita planificar la reapertura de las mismas ha logrado el consenso entre los expertos participantes. El problema es que dicho consenso tendrá que ser entregado ahora a las autoridades sanitarias, evaluado y, posteriormente, compartido para que todos los sectores sepan a qué atenerse.

En todo caso, la apertura de playas será exclusivamente para los cántabros. Por el momento, la movilidad entre provincias sigue prohibida, y seguirá así hasta que se alcance esa nueva normalidad definida por el presidente de España, Pedro Sánchez, en las comunidades.

Cantabria, sin un plan para reabrir sus playas en la fase 2
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