viernes. 19.04.2024

La COVID-19 llegó en un momento de júbilo por una aparente recuperación económica después de que la crisis de 2008 impactase en la sociedad española. Desde entonces, cada uno de los grupos de edad sufrió las consecuencias de este declive económico en España. Jóvenes sin trabajo, mayores con pensiones indignas…

En el mes de enero de 2020 varios expertos en materia económica auguraban que el año que empezaba sería un año de recuperación y de grandes avances donde las mejoras en esta área constituirían el inicio de una nueva época. 

En cierto modo, los expertos no se equivocaron en ese nuevo principio. 2020 acabó siendo totalmente distinto a lo que ellos predijeron, y es que el mes de marzo supuso una nueva era marcada por la presencia de la COVID-19 en el territorio nacional.

El confinamiento domiciliario fue solo el principio de los más de 13 meses de pandemia que lleva viviendo España. La Semana Santa empezó en los balcones, pero el verano fue una época de esplendor turístico, aunque las actividades y la mayoría de fiestas patronales se vieron canceladas ante la falta de previsión de los diferentes ayuntamientos.

Las comunidades autónomas se enfrentan de nuevo a la ‘operación salvar el verano’

Después, en los meses posteriores a septiembre, España intentó seguir salvando la economía mientras que las diferentes olas y variantes de la COVID-19 llegaban a las diferentes comunidades autónomas con unas medidas que iban variando según evolucionaba la pandemia.

Todas las olas rompieron contra una sociedad confundida que veía cómo sus vidas se resquebrajaban en pedazos. Familias rotas, negocios en la ruina… Salvar la navidad solo sirvió para acrecentar el dolor de un año marcado por una pandemia a nivel mundial.

Ahora las comunidades autónomas se enfrentan de nuevo a la ‘operación salvar el verano’. Con el fin del Estado de Alarma en España y los avances en la vacunación de la población, la etapa veraniega se acerca como una nueva oportunidad para el crecimiento y la recuperación económica.

Pero, en el caso de Cantabria, el verano va a ser muy parecido al de 2020. Diferentes municipios de la región ya han adelantado que las fiestas patronales que tendrán lugar en la época estival han quedado canceladas.

Así, Noja, Cartes, Astillero, Castro Urdiales y Laredo han sido algunos de los municipios cántabros que ya han adelantado que buena parte de sus festividades han quedado suspendidas. De hecho, si bien estos ayuntamientos se encuentran dirigidos por diferentes partidos políticos, todo ellos coinciden en que “hay que preservar la salud pública”.

Asimismo, claman por la “responsabilidad y la precaución”, y más aún en un momento en el que España se encuentra en medio de una cuarta ola que está siendo devastadora para la sociedad.

Las fiestas populares constituyen uno de los reclamos más importantes para la sociedad cántabra. El año pasado estas celebraciones se vieron suspendidas por la COVID-19. Además, los diferentes ayuntamientos no habían previsto una situación así para esta etapa veraniega, por lo que se encontraron desprovistos de recursos para vivir estas festividades.

Ahora, en 2021, se repite la historia del año en el que la pandemia arrasó con todo. Los jóvenes, hosteleros y personajes relacionados con la cultura han opinado sobre estas posibles cancelaciones.

Por un lado, una joven de Santoña, donde aún se desconoce que pasará el verano pero donde se tiene claro que las aglomeraciones que tanto caracterizan a estas festividades no van a poder repetirse este 2021, dice que “el cuerpo pide fiestas, pero este año no toca. El virus sigue ahí”.

“La cultura es segura, tenemos que darnos cuenta. Lo que no está bien es hacer botellones sin venir a cuento”

De esta forma, señala que “claro que me gustaría vivir las fiestas de Santoña como todos los años, pero la realidad no lo permite. Hay mucha gente a la que no han vacunado aún, y estas celebraciones deberían cancelarse”.

No obstante, esta joven de 21 años también comenta que “pueden realizarse una serie de actividades culturales como conciertos con medidas de seguridad como la distancia, aforos… La cultura es segura, tenemos que darnos cuenta. Lo que no está bien es hacer botellones sin venir a cuento”.

“Estas fiestas son un gran reclamo para nuestro sector, y suspenderlas supone un declive gravísimo”

En sentido, músicos y artistas reclaman su espacio para este verano asegurando que “nunca nos tienen en cuenta, y ahora es el momento de ayudarnos. Cantabria tiene que apostar por la música local, y hemos demostrado que las medidas de seguridad y los protocolos son eficientes”.

Por otro lado, hosteleros de Astillero denuncian que “estas fiestas son un gran reclamo para nuestro sector, y suspenderlas supone un declive gravísimo”. 

La cancelación de estas celebraciones se sustenta en evitar la propagación de la COVID-19 en Cantabria, por lo que los políticos que ya han tomado estas decisiones abogan por la “responsabilidad individual”. Asimismo, también han anunciado que “ahora no es el momento, y estas fiestas podrán seguir cuando la pandemia lo permita”.

En este sentido, una joven camarguense, donde aún se desconoce que ocurrirá con las fiestas patronales, comenta que “es normal que se cancelen este tipo de fiestas aunque quizás hablando de una manera egoísta se deberían hacer y recuperar en cierta manera esa normalidad de antes”. Así, puntualiza que aunque “tendrían que hacerse con las medidas necesarias”. 

“Sin embargo, en esta sociedad si nos dan la mano acabamos cogiendo el brazo y para evitar sustos es mejor cortarlo de raíz. Además, estas fiestas son eventos donde se reúne mucha gente, hay alcohol y música...”, ha declarado.

De esta forma, ha concluido diciendo que “aunque estemos avanzando y ya haya más gente vacunada, creo que deberíamos estar otro verano tranquilo y ya para el siguiente recuperar estos eventos”.

“Hay que encontrar la forma de conjugar economía y salud para poder seguir adelante, no cancelar sin dar oportunidades”

Varios municipios cántabros ya han decidido cancelar sus fiestas patronales de cara a este verano de 2021. Además, tal y como está la situación con la COVID-19, todo apunta a que Cantabria va a ver reducidas más fiestas de cara a esta etapa veraniega.

Las fiestas se suspenderán un año más en medio de una pandemia que 13 meses después sigue descubriéndose cada día. Nuevas variantes, vacunas, hospitalizaciones… Todo aquello cuanto rodea a la sociedad ha cambiado totalmente la forma de vida de la población mundial y, en el caso de Cantabria, las costumbres han tenido que reinventarse para poder preservar la salud pública.

Sin embargo, esta reinvención, como señalan artistas y músicos, “no significa que no pueda haber actividades. Hay que encontrar la forma de conjugar economía y salud para poder seguir adelante, no cancelar sin dar oportunidades”.


 

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