viernes. 29.03.2024

El acusado de abusar sexualmente de dos niñas, amigas de su hija y cuando iban a ver a casa, ha negado que hiciera tocamientos a ninguna de ellas, tan solo "cosquillas", en los hombros, la barriga y los pies, pero "nunca" en la zona genital o del pecho.

"La verdad, no entiendo por qué estoy aquí. Sinceramente, no lo entiendo", ha manifestado el hombre este martes en el juicio contra él, celebrado en la Audiencia Provincial de Cantabria y tras el que se ha mostrado "totalmente alucinado".

Por su parte, ambas menores se han ratificado en los hechos denunciados, asegurando una de ellas que fue algo "muy fugaz: pasó muy rápido, pero fue muy incómodo", extremo este último en el que han coincidido las dos, que también han apuntado que los tocamientos se produjeron en el salón y el dormitorio de la vivienda.

Tras el interrogatorio al procesado, con ayuda de una intérprete de lengua de signos al ser sordomudo, la declaración de las víctimas y la práctica de las pruebas testifical y pericial, las partes han elevado a definitivas sus conclusiones.

Así, la fiscal mantiene los ocho años de cárcel solicitados en total por dos delitos continuados de abusos sexuales a menor de edad, además de sendas indemnizaciones de 4.000 y 6.000 euros por los daños morales causados.

Y es que la representante del ministerio público no aprecia "ninguna contradicción" en el relato de las perjudicadas, que en el momento de los hechos -de principios de 2018 a finales de 2020- tenían entre nueve o diez años, aunque contaron y denunciaron lo sucedido tiempo después.

A juicio de la Fiscalía, ambos testimonios "prácticamente sin fisuras ni contradicciones son creíbles", toda vez que no aprecia "viso de fabulaciones", que estén "dirigidos" o que se hayan "puesto de acuerdo".

EL HOMBRE NIEGA LOS TOCAMIENTOS

El hombre no se ha mostrado de acuerdo con los ilícitos que le imputan. Y es que aunque ha reconocido que las menores eran amigas de su hija e iban con frecuencia a su casa, una más que otra, ha negado que les hiciera tocamientos en los senos, glúteos o genitales, por encima ni por debajo de la ropa.

Ha reconocido que las menores eran amigas de su hija e iban con frecuencia a su casa

En este punto, ha admitido que las niñas -que alguna vez se quedaron a dormir también- acostumbraban a jugar en la habitación o en el salón, en un sofá en forma de 'L', en el que él se solía tumbar mientras ellas se sentaban "a mis pies", ha indicado.

A preguntas de las acusaciones ha dicho desconocer si una de las amigas se duchaba en la vivienda: "No tengo ni idea. Como soy sordo, no oía el agua", ha explicado, para asevera en cualquier caso que no entraba al baño sin llamar a la puerta, ni tampoco a la habitación, en contra del testimonio de las víctimas.

En otro momento del interrogatorio el procesado ha detallado que se comunicaba con las niñas mediante la voz, emitiendo palabras sueltas, o con la ayuda de su hija, que hacía de intérprete si no entendían algo.

Para finalizar su relato, ha evidenciado que las dos menores dejaron de ir al domicilio, pero ha dicho desconocer los motivos y también por los que dejaron de ser amigas.

"ERA MUY DE TOCARTE"

Las dos denunciantes han testificado acompañadas de sus madres, y después de que éstas hayan prestado declaración también como testigos. Una de ellas ha apuntado que iba a la vivienda "continuamente", entre semana y los sábados y domingos también, durante años, y era " "habitual" que él jugara con ellas a hacer cosquillas. "Era como muy de tocarte", ha expresado.

De los tocamientos, que se produjeron a principios de 2018, recuerda especialmente dos ocasiones. La primera, en el salón, donde tras las cosquillas empezó a meterle la mano por debajo de la ropa, también de la interior, sin que la hija del acusado lo viera. "Fue muy fugaz. Pasó muy rápido, pero fue incómodo", ha rememorado.

Y "pocos días después" sucedió algo similar cuando ambas estaban en la habitación, pero su amiga e hija del procesado de espaldas a ella. Según ha indicado, el hombre entró en el dormitorio, le hizo el gesto de que guardara silencio -colocando su dedo sobre la boca- y de estando de pie al lado suyo empezó a tocarla, la zona de los genitales y del pecho, incluso "por debajo de la ropa" también.

Esta víctima ha manifestado que en una ocasión comentó a su amiga los tocamientos que le hacía su padre

Esta víctima ha manifestado que en una ocasión comentó a su amiga los tocamientos que le hacía su padre, pero considera que la no la creyó, porque "no hizo nada para remediarlo". Así, cuando jugaban en el sofá llegó a decirle que se pusiera "en medio", para mantener "las distancias con él". Esta niña también ha señalado que tenía "miedo" al hombre, a que le hiciese algo más, o que al contárselo a su madre cortase la relación entre ambas.

"Era mi mejor amiga. No quería que se enfadase y quería seguir yendo a su casa", se ha justificado, antes de señalar que la amistad cesó porque la otra niña la llamó para decirle que ya no quería ser su "mejor amiga".

A continuación, ha explicado que confesó lo ocurrido a otras compañeras. "Después de contarlo me ha ido mejor. Me he quitado un peso de encima", ha valorado, para destacar que no se vio afectado su rendimiento escolar ni tampoco precisó ayuda psicológica.

"PENSÉ QUE HABÍA SIDO UN ACCIDENTE Y ME REÍ PARA NO INCOMODAR"

Los tocamientos a la segunda niña -que según la fiscal tuvieron lugar entre julio de 2019 y diciembre de 2020- se produjeron en similares circunstancias: aprovechando que iba "bastante" a su casa y mientras jugaban.

Ha relatado que el padre les hacía "cosquillas", a su hija en la tripa y las "piernitas", pero a ella "poco a poco empezaba a subir hacia los pechos" y seguía por la zona de la "entrepierna" también, hasta el punto de que era "incómodo".

En una ocasión en la que llevaba un top deportivo y camiseta, pero no sujetador, le "apretó muy fuerte los pechos". "Me dolió mucho. Pensé que había sido un accidente y me reí un poco forzada, para no incomodar con la situación".

Y aunque entonces le parecía "raro", no pensaba que fuese algo "malo", ha desvelado la menor sobre esas prácticas, que se prolongaron "más o menos" durante un año. "No era consciente de la gravedad. No sabía qué era abuso sexual. No quería perder a mi amiga", ha argumentado.

En enero de 2021, cuando era "más consciente de las cosas", contactó con la otra menor tras recordar lo que tiempo atrás le habían manifestado unas amigas que le habría sucedido a ella, para contarle que le "había pasado lo mismo". Así, dejó de ir a la vivienda un mes antes de denunciar los hechos por la "incomodidad" que sentía, y a día de hoy -ha añadido- continúa "bastante mal", en tratamiento psicológico y psiquiátrico.

Y es que esta víctima, diagnosticada con un trastorno alimentario no especificado, depresión moderada e intentos autolíticos, ha achacado estas últimas lesiones a un "malestar sin saber por qué". Ha precisado que empezaron antes de la denuncia y después de la misma se han sucedido "bastantes autolesiones de diferentes tipos".

Del fin de la amistad con la hija del acusado ha indicado que se empezaron a distanciar porque esta había entrado en su WhatsApp. La víctima también ha aludido a problemas con su entorno y familia dada su condición de bisexual, que contó tras la denuncia, pues "tenía miedo. Nunca sabes cómo va a reaccionar una madre".

La familia de esta segunda menor ejerce la acusación particular, y ha insistido en que se trata de un delito continuado de abuso sexual por lo que ha mantenido su petición de condena de seis años de prisión, cinco de libertad vigilada y otros tantos de alejamiento, así como la prohibición de comunicar con la chica, además de una indemnización de 9.000 euros por las secuelas y el daño moral sufrido. Y la defensa ha reiterado la libre absolución tras una denuncia que se presentó tras romperse la relación de amistad y "año y medio después" de los supuestos tocamientos.

El acusado de abusos a dos amigas de su hija dice que solo les hizo "cosquillas"
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